Aome no pregunto por Inuyasha porque ya sabia la respuesta; estaba con Kikyo en la que antiguamente era SU cabaña, pero ya no más, ya no pensaría en el tonto del peliplata que se habia ido con la otra sacerdotisa, así que mejor se concentró en el muchacho que iba a su lado y que sin casi darse cuenta tomaba de la mano para ir donde Kaede.
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Por su parte Inuyasha llegó a su cabaña donde Kikyo le recibió con una sonrisa y en lugar de obtener una muestra de amor (que era lo que comúnmente recibía) sólo recibió una mirada tan gélida como la misma Antártida.
-¿Inu pasa algo? Hoy estás muy molesto sin razón aparente.
-Kikyo tenemos que hablar de algo muy importante.
-Se lo que pasa Inuyasha, no soy tonta, sé que no me amas, no como la amas a ella, lo supe siempre pero quería que ahora que estoy viva me amaras como no pudimos en el pasado por culpa de la perla, pero tu cambiaste, yo lo hice; todo cambió.- Mientras la sacerdotisa decía esto lloraba de una forma incontrolable y el peliplata no sabía qué hacer o qué decir.
-Kikyo.- Fue lo único que el híbrido pudo decir antes de que la sacerdotisa corriera fuera de la cabaña y el no hiciera nada por detenerle pues seguía impactado por lo dicho; ella lo sabía siempre lo supo incluso antes de que el se diera cuenta, ¿cómo fue tan estúpido para no darse cuenta que estaba dañando a las dos? ¿Las habría perdido a ambas? ¿O aún quedaban esperanzas con Aome? No lo sabía pero tenía que hablar con ella, no podía perderla, ya había perdido a Kikyo, él haría todo cuanto estuviera en sus manos para que ella siguiera siendo suya, se lo juró aún si su vida se fuese en ello.
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Después de algunos minutos de caminar por la aldea al fin llegaron a casa de Kaede, el piel canela estaba nervioso tanto que podía escuchar el palpitar de su corazón. Temía que la bella azabache aún lado se diera cuenta, así que trató de calmarse y como si la miko leyera sus pensamientos apretó aún más su mano como dándole ánimos.
-Se que estas nervioso por saber quien eras, pero aquí estaré yo para apoyarte como tu lo hiciste el día que me encontraste en el bosque, también quiero que sepas que tú pasado no define quien eres si no quien fuiste, a pesar de todo Bankotsu te apoyaré ¿vale?- El piel canela no podía decir nada, miles de dudas divagaban en su mente ¿acaso él era tan malo? ¿Por eso todos le temían? ¿Conoció antes a la pequeña criatura que ahora le apoyaba? Si así fuese ¿La atacó? ¿Atentó contra su vida o la de sus amigos? El no dijo nada, solo asintió y para la azabache eso fue más que suficiente.
-Entremos, tal vez Kaede te vea un poco sorprendida al principio pero no te preocupes en cuanto le expliquemos porqué estamos aquí ella nos ayudará- dicho esto la azabache apretó aún más la mano del antiguo mercenario y sin esperar respuesta entraron, no quería que se arrepintiera estando a solo un paso.
-¡Kaede!- la mencionada estaba de espalda preparando té pues algunos aldeanos le habían dicho que la sacerdotisa Aome había regresado.
-¡Mi niña! ¡¿Como haz estado?! ¿Qué te trae a la casa de esta pobre anciana?- Diciendo esto último se volteó y grande fue su sorpresa al ver a Bankotsu junto a la que consideraba su hija, el pobre piel canela de la vergüenza se sonrojo levemente, ahí en ese momento Kaede supo que no era el mismo, así que solo esbozó una sonrisa sincera
-A ya veo, ¿revivió?- La sacerdotisa del futuro asintió lentamente.
-No recuerda nada y no sabe porque revivió, pero quiere saber quién era cuando vivía y como no se mucho al respecto quisiera que tu le contarás su vida y me ayudarás a buscar un porqué del que haya revivido, ¿podrías?- Kaede sabía que la bella jovencita mentía pues sabía su historia de memoria pero en sus ojos vió el cariño de la joven al piel canela y asintió con la cabeza.
-Verán esto paso hace poco más de 500 años...
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Deseos.
FanfictionAome ha regresado a la época del Sengoku después de tres años, ha elegido quedarse al lado de sus amigos e Inuyasha, este ultimo ha profesado su amor eterno por ella y prometido que se casaran. Pero todo esto cambiara cuando dos personas vuelvan d...