Parte 29.

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Corría a más no poder, por ese gran bosque con un solo objetivo en mente, la cabaña de Kaede, olvido todo y no se cuestionó nada, así que cuando una voz le llamó desde el claro que ella conocía tan bien casi llora.

-¡AOME! ¡AOME!

Por más que escuchaba aquella voz no podía ver quien le llamaba, así que solo gritó en respuesta.

-¡TE ESCUCHO! ¡¿DONDE ESTAS!?- Grito a todo pulmón esperando a que el causante de su desesperación se hiciese visible.

-Estoy aquí detrás de ti, no busques mas amor mio. No podrás verme pues no poseo aún un cuerpo físico, está que está aquí solo es mi alma.- Ahora si, Aome ya estaba llorando, lo extraño tanto y ahora solo podía escuchar su voz.

-No entiendo nada Bank.

-Lo sé pequeña, lo se, ahora déjame explicarte que sucedió.

-Aquí no Bank, vayamos con Kaede, con ella estaremos seguros y lo más probable es que también recuerde todo y esté tanto o más confundida como yo.

-Muy bien vallamos, pero corramos.- Su voz se escuchaba juguetona, y aunque Aome no pudiese verlo sabía que una sonrisa sarcástica adornaba su rostro.

-Muy bien.

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Kaede llevaba solo un día de estar viviendo aquello que ya había pasado, al principio pensó que era un día común y solo estaba algo nostálgica por estar sola de nuevo, pues desde que Aome había llegado su rutina era agradable y constante, pero cuando un aldeano llegó diciendo que su mujer daría a luz se dio cuenta que estaba en el pasado de nuevo, además de que la luna estaba en el mismo punto que lo recordaba esa noche, no encontraba más que dos explicaciones, la primera alguien había alterado el espacio-tiempo y la segunda, habían pedido un deseo impuro.

Kaede no era tonta sabía muy bien de la existencia de hechiceros, brujas y sacerdotisas que podían hacer ese tipo de cosas, claro que siempre había una solución para revertir el problema pero dejaba aún más dolor que el mismo deseo impuro.

Al día siguiente dejó que las cosas ocurrieran como debían, pero un poco después de que el sol saliese alguien ya tocaba en su cabaña, su sorpresa fue demasiado grande al ver a Aome allí, pero recordó que ese era el mismo día en que llegó hacía un poco más de 3 años.

-¿Querida tú también recuerdas lo que pasó?

-Lo recuerdo señora Kaede, por eso estoy aquí, Bankotsu se encuentra conmigo, ha regresado de entre los muertos y sabe que es lo que ha pasado.

-¿Y dónde está el mi niña?

-Se encuentra justo aquí, a un lado mio, pero por ahora no posee un cuerpo físico.

-Ya entiendo querida, ahora prepararé té y platicaremos de esto, ¿verdad Bankotsu?

-Claro que si Kaede-sama, Aome y yo la visitaremos en unas condiciones mejores que estas.

-Eso espero Bankotsu, ahora cuéntanos sin omitir ningún detalle lo que sucedió.

-Bien esto es algo que ni yo logro comprender del todo, así que pongan mucha atención.- Posteriormente contó todo, con lujo de detalles, desde lo que Kikyo había hecho hasta como salió de ahí.

-Y eso es todo lo que pasó.

Después de esa pequeña frase Aome se había abalanzado sobre él a la par que lloraba pues no podía creer que hubiese sacrificado el cabello que tanto amaba solo por ella y por Shippo, pero cayó estrepitosamente al suelo pues no había nada.

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