48 horas

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Narra Eva
Fueron dos días interminables en los que no comí ni dormí ni un sólo segundo, Hugo, Flavio y Sam me ofrecían comida o quedarse con Vega para que descansase pero yo siempre lo rechazaba. Me hice una promesa a mí misma y no pensaba incumplirla, no le iba a soltar la mano nunca.
Hugo también hizo otra, no comería ni dormiría hasta que yo también lo hiciese, estaba muy preocupado por mí pero yo sólo podía pensar en nuestra hija.

Cada mañana venían los médicos, le hacían una prueba y se iban, luego volvían y decían que nada había cambiado. Hoy fue diferente, le hicieron la prueba y se fueron pero cuando volvieron cambiaron sus palabras.
Doctor: señores Cobo, hoy se acaba el plazo para saber si despertará, si después de las 5pm no ha despertado deberán decidir si la trasladan a un centro o si...la desconectan.

No sabía que pasaría pero estaba segura de que no iba a dejar que mi hija muriese. Eran las 16:45 y todavía no había despertado, me dejaron sola con ella para despedirme por lo que pudiese pasar. Me levanté y me acerqué a ella sin soltarle la mano.
Eva: monito tienes que despertarte - dije soltando una lágrima - sé que te gusta mucho dormir, pero tienes toda la vida para hacerlo. Necesito que despiertes ya, te quiero demasiado y no puedo perderte. Hazme caso por favor.
Cuando terminé de hablar no noté ninguna diferencia. Pasó el tiempo y vinieron a desenchufarla.

Estaban a punto de hacerlo pero no podía permitirlo.
Eva: ESPERAD - grité, esa había sido mi primera palabra en dos días.
Aparté a los médicos de mi hija y me senté en la cama para cogerla, con los cables me costó pero lo conseguí.
Eva: mi vida despierta por favor. No puedes acabar así, si te mueres me muero yo también, no puedo vivir sin tí, no quiero vivir sin tí.
Siguió sin hacer nada así que me aparté y abracé a Hugo mientras los médicos seguían con su trabajo.
Quitaron el último cable y dijeron que en unos segundos dejaría de respirar pero no fue así.

Seguía igual que antes respiraba sin los cables y de repente abrió los ojos, yo estaba de espaldas para no ver el momento y Hugo me giró para que viera que nuestra hija estaba viva.
Le quitaron un tubo de la boca para que pudiese hablar y me acerqué a ella.
Vega: yo también te quiero mamá.
En ese momento la abracé y no la solté, Hugo también se unió y no nos separamos hasta que Vega volvió a hablar.
Vega: qué hacemos aquí?
Eva: tuviste un accidente mi amor.
Se la llevaron para hacerle pruebas por si había algún daño cerebral y cuando volvieron nos lo comunicaron.

Doctor: no hay ningún tipo de daño cerebral, respecto al físico, es muy pequeña para usar muletas y con la muñeca mal tampoco podría. Os vamos a dar una silla de ruedas para niños y en unos meses le quitaremos la escayola, y que no haga cosas con la mano. En unas horas podréis iros.
Eva: muchas gracias - corrí hacia ellos y los abracé muy fuerte.

Pasaron un par de horas y el médico volvió con el alta y una silla, con mucho cuidado senté a Vega y le di mi móvil para que viese dibujos mientras terminábamos el papeleo.
Cuando salimos a la sala de espera vi a todos mis amigos, no sabía que estaban ahí porque no salí en los dos días.
Saludaron a Vega y me abrazaron, cuando terminamos nos montamos en el coche, Hugo conducía y yo estaba detrás con ella.

Cuando llegamos a casa la puse en el sofá con un cojín para estar más cómoda, Hugo se sentó al lado y yo me apoyé en él, tras 48 horas sin dormir me quedé frita en sus piernas.

Narra Hugo
Dos días sin comer ni dormir, sufriendo por mí, por la niña y por Eva. No tenía seguridad en que despertase y aunque lo deseara estaba seguro de que no iba a pasar. Cuando despertó fui el hombre más feliz del mundo, volvimos a casa y Eva se quedó dormida en mis piernas, Vega estaba viendo una película y con cuidado de no despertar a Eva fui hacia la cocina para hacer la cena.

UN AMOR IMPOSIBLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora