Capítulo 12

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Capítulo 12

Somebody speak to me, cause I’m feeling like hell, 
Need you to answer, I’m overwhelmed. 
I need a voice to echo, I need a light to take me home, 
I need to start to follow, I don’t know.

 

            Los primeros rayos de sol se colaron por las cortinas de la habitación, alcanzando directamente la cara somnolienta de Viviana, quien en respuesta gruñó apurándose a taparse con la primera cosa que alcanzó; una de sus almohadas.

            —Hoy va a ser un día muy pesado —susurró Viviana para ella misma, y evitando pensar más de la cuenta se removió entre sus tibias sábanas para reconfortarse un poco más. Ahí estaba caliente, y cómodo, y podía ponerse perezosa y quejarse aún sin abrir los ojos, tratando de hacer más tiempo para no tener que levantarse a hacer maletas.

            Ya le había dado demasiadas vueltas a eso de mudarse a la casa de los O’Conner, por Alec, por Sabrina, por el mismo Nate. Pero ya que no podía negarse, y aunque quisiera hacerlo, algo dentro de ella la hacía sentir culpable porque se lo debía, le debía a Alec todo ese esfuerzo y permanecer las veinticuatro horas del día a su plena disposición, más aún sí sus padres guardaban la vaga esperanza de que eso lo ayudaría a despertar más rápido.

            Después de unos cuantos minutos ahogándose entre su comodidad no pudo posponer más el asunto y se levantó lentamente de su cama, iba a extrañarla mucho.

            El suelo estaba demasiado frío y la estremeció al contacto, se dirigió a su dramático baño llenó de espejos y tomó su cepillo de dientes para ponerse en marcha, y una vez que estuvo espabilada fue en busca de sus fotos y la libreta donde le respondía a Alec O’Conner.

            —Vamos a ver ¿dónde estás? —susurró Viviana rebuscando entre las olvidadas fotografías la que correspondiera a aquél baile de secundaria, esa nota que iba a responder era bastante particular y muy, pero muy importante para ella. Había pasado tanto tiempo y esa escena seguía tan viva, ardiendo en los más oscuros rincones de su cabeza.

            Tomó entre sus dedos la foto, y le dio un par de vueltas antes de concentrarse en ellos dos abrazados; Viviana miraba a la cámara y llevaba puesta una camisa rosa que le encantaba y Alec mantenía la vista perdida en ella mientras se asomaba su brazo sujetando la pequeña cintura de su compañera. Se veían tan inocentes y tan felices, en realidad, observándolo detalladamente, se veían como una pareja de adolescentes que se sonrojaban con el sólo verse.

            Viviana no pudo evitar sonreír, sentir ese pequeño instante especial, y al mismo tiempo, revelador. Podría ser, que Alec, nunca la hubiese dejado de mirar así.

            —Mí paraíso —escribió rápidamente el titulo de la nota.

            Tomó un respiró y reunió las fuerzas necesarias para continuar con aquel escrito.

            No éramos tan niños, pero no éramos tan grandes. Me encantó leer tu nota, y revivir, una vez más, ese momento que llevo ferozmente guardado en mí, tan oculto como lo promete el juego.

            ¿Se leería muy mal si te digo que de alguna manera siempre lo estuve esperando? Es decir, tú y yo… y un quizás nosotros.

            Después de aquella noche, antes de irme a dormir solía imaginarme un futuro contigo, claro, más en juego que en serio, pero era agradable porque nuestras familias siempre se habían apreciado demasiado y nosotros al menos nos ahorraríamos la parte de intentarle caerle bien a los padres… pero mientras crecíamos y cada quien se fue identificando con gustos diferentes, en cuanto a los chicos y chicas, eso quedó en sólo una fantasía de niña.

Por si mañana no estoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora