Capítulo 1
El trayecto al hospital fue bastante silencioso, ninguna de las dos mujeres dentro del auto pronunciaban palabra alguna, cada una sumida en el conflicto interior que eran sus mentes en ese instante.
Viviana aún permanecía en shock, le era imposible creer que algo tan espantoso como eso hubiera ocurrido y sobretodo, se sentía arduamente culpable.
La señora Marie se ahogaba en los pensamientos que toda madre tendría de estar en esa situación, no eran más que pequeñas cosas absurdas por un lado y grandes preocupaciones acerca del riesgo que corría la vida de su hijo, que ahora estaba prácticamente silenciada por el estado de coma, por el otro.
—Es la habitación número 20 —le indicó la señora Marie a Viviana una vez que estaban en el pasillo de las hospitalizaciones—. Yo iré al consultorio del Doctor, me pidió que pasara cuando estuviera de regreso.
—Ok —respondió bajito Viviana. Observó como la madre de Alec se alejaba en dirección contraria, entonces comenzó a avanzar en el pasillo. Esta vez no estaba contando sus pasos si no las puertas de las habitaciones.
¿Cómo pudo cambiar todo? ¿Por qué un accidente ahora?
Nadie podía decirle a Viviana que ella no era culpable, porque si lo era. La función de un mejor amigo era apoyar al otro, pero ella iba por el mundo dándole razones al suyo para enojarse con ella, y que a consecuencia de esto, ocurrieran desastres, desastres que se pudieron haber evitado.
El aspecto del hospital no le agradaba para nada, todo era demasiado blanco y enfermizamente higiénico. En las pequeñas salas de estar que se encontraban entre algunas habitaciones cada cierto espacio sólo se veían personas demacradas… Marcadas por el cansancio, otras simplemente impacientes.
Viviana no quería estar ahí por diversas razones, la principal: porque no le agradaban para nada esos lugares, pero la más importante era porque nunca en su vida hubiera deseado que el motivo de que estuviera ahí fuera Alec, de verdad que nunca lo hubiera deseado.
Su mente trabajaba bastante rápido. Una parte de ella, su consciencia, le restregaba en la cara todo lo sucedido, y la otra se martillaba con preguntas que probablemente fueran vacías y nunca respondidas, y solo una pequeña parte, muy en el fondo y lejos de las otras dos, pensaba solamente en Alec, en su mejor amigo, en el chico de linda sonrisa y ojos verdes, el que le aguantaba toda su hiperactividad e impaciencias, con el que pasaba horas y horas sin aburrirse, al que le podía contar todo sin avergonzarse de nada. Solo esa pequeña parte, la que pensaba en él, estaba destrozada y creando grietas que se adueñaban de los recuerdos, solo esa pequeña parte podía comprender como se sentía ella, su alma, su corazón, sus sentimientos, no su mente.
Habitación Nº 20 –leyó en voz baja.
Abrió la puerta empujándola lento, esta vez sabía que si lo encontraría pero temía cómo. Viviana prefería mil veces temerle a su reacción, a su enojo, que temer por verlo muy débil.
En la camilla estaba un cuerpo irreconocible, no físicamente puesto que no estaba muy magullado y sus facciones podían ser observadas: cabello castaño, nariz perfilada, pómulos resaltantes, labios rellenos. Pero era irreconocible porque su rostro estaba vacío, demacrado. Estaba dormido, pero no tenía ese aspecto somnoliento. Alec parecía estar en una paz que nadie podía ser capaz de romper, pero seguía estando vacío. En ese momento era un completo extraño.
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Por si mañana no estoy
RomanceUna discusión. Un accidente. Una terrible consecuencia. Alec O'Conner tiene un accidente que lo deja en coma temporalmente, es mejor amigo de Viviana McFly, quién se considera culpable de lo sucedido. Alec antes de entrar en coma escribió en una lib...