Capítulo 10

1.1K 65 16
                                    

Capítulo 10

 

I’m not calling for a second chance,

I’m screaming at the top of my voice,

Give me reason, but don’t give me choice,

‘Cos ill just make the same mistake again

            —Nada —contestó automáticamente Viviana, girándose de golpe para encararlo.

            Nate la miraba con una ceja enarcada y los brazos cruzados sobre su pecho, tenía expresión de no estar muy feliz con la presencia de ella allí.

            —¿Desde cuando «nada» es meterse a la habitación de otros e invadir su respectiva privacidad? —cuestionó él nuevamente, dando un paso hacia ella.

            —Yo… yo lo siento, ¿vale? —Se disculpó torpemente entre tartamudeos— No debería estar aquí —apresurada arrastró sus palabras hasta el punto de que ni se entendieron. Se precipitó a pasar por su lado y salir de aquel lugar, pero él la interceptó inmovilizándola.

            —¿A dónde vas? —preguntó Nate sin intenciones de soltarla. Estaba cansado, y había ido  a su habitación para acostarse temprano. Pero encontrarla a ella ahí sí que fue una sorpresa.

            —Tu prima me está llamando —respondió nerviosa Viviana, haciendo un débil intento por soltarse. Sus mejillas estaban completamente sonrojadas, consideraba vergonzoso que Nate la hubiese pillado.

            —No escucho que te esté llamando –acusó Nate aligerando un poco el agarre de su mano en el antebrazo de ella.

            —Aparte de molesto, ¿ahora eres sordo? —los pensamientos de Viviana se desplazaron por su boca sin ningún filtro.

            Viv maldijo por lo bajo, ¿qué creía que hacía? ¡No iba a salir viva de allí si seguía diciendo cosas como esas!

            —La única sorda aquí eres tú. Y aparte de sorda, ¿ahora eres mentirosa? —sonrió de lado burlonamente siguiéndole su juego personal, y empezó a acercarse peligrosamente a ella.

            —¡Déjame, Nate! Ya me disculpé por entrar sin permiso. Déjame ir —insistió Viviana retrocediendo con cada paso que él daba hacia ella. Dios, ¡Nate le ponía los nervios de punta! No era sano sentir ese tipo de ansiedad corroerle todos los huesos desde la cabeza a los pies.

            —¿Y si no te dejo qué? —interrogó el pelirrojo juguetón. Le causaba placer verla como corderillo asustado tratando de traspasar las paredes de su habitación para esconderse. Le recordaba tanto a cuando eran niños.

            Al parecer ella recordó lo mismo.

            —No te tengo miedo. Dejé de temerte hace años —Viviana tragó fuerte, eso era una mentira poco creíble incluso para ella misma—. Así que ni se te ocurra hacerme algo —continuó amenazando con una valentía que era casi evidente que no poseía.

            Él sonrió tristemente y acercó sigilosamente su mano libre a la cara de Viviana. Con sus nudillos apenas recorrió rozando el perfil de su rostro.

            Viviana quedó perpleja. Ese pequeño gesto la dejó desestabilizada al instante. Le erradicó de golpe el poco aire que llenaba sus pulmones.

Por si mañana no estoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora