Capítulo 5

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Capítulo 5

How easy, it would be to show me

How you feel.

More than words,

Is all you have to do

 To make it real.

            La noche ya había caído y después de haber leído la nota de Alec, la señora Marie la convenció de irse a casa, Viviana aceptó solo con la condición de que estaría temprano en el hospital.

            El camino a casa fue más que en silencio, nadando entre sus delirios mientras el taxi zigzagueaba por la ciudad en dirección a su apartamento. Tomo el celular para escribirle otro mensaje de texto a su madre, que según lo que le había dicho la madre de Alec, ya estaba tomando un vuelo para Londres porque en ese preciso momento estaba en Manchester.

“Estoy llegando al apartamento, ¿quieres que pase por ti cuando llegues o papá te recogerá? –V.”

Antes de llegar a su destino ya había respondido Rose. Viviana buscó rápidamente el celular en el bolsillo del jean, lo desbloqueo y vio el mensaje de texto:

“Mi vuelo llega dentro de dos horas, descansa preciosa que Joe viene por mi –R”

Esa fue toda la conversación entre ellas dos.

Al cabo de un minuto más ya habían llegado, luego de pagarle al señor del taxi se dirigió con paso apurado a su apartamento, el frío era horrible y una ligera llovizna caía acompañando la brisa nocturna que le erizaba los bellos de la piel a cualquiera.

Afortunadamente el elevador de su edificio si funcionaba correctamente, puesto que su apartamento estaba en el 7mo piso.

Tomó el elevador que duró menos de un minuto para dejarla en el piso que le correspondía.

Si la opción “automático” podía aplicarse a un estado humano, entonces así se encontraba ella, en “automático”. Sus pies se movían porque tenían que moverse, no porque de verdad lo quisiera. No tenía ganas de nada, había sido un día completamente agotador y exaltante, lleno de emociones y por sobre todo sorpresas.

Una vez dentro del apartamento fue directamente a la cocina y se preparó un té de manzanilla para relajarse, quería descansar en gran parte pero había algo que no le permitía pensar en eso como la siguiente acción que haría en su estado de “automático”. Cuando se terminó el té dejo la taza sobre la repisa y se fue a la oficina, una pequeña habitación que tenía su biblioteca, un ordenador y su escritorio.

Tomo una libreta en blanco de las tantas que tenía en la gaveta derecha del escritorio, tenía una cubierta rústica de color azul aguamarine, era perfecta.

Decidida ya con la libreta y un lápiz en mano se encerró en su habitación donde empezó a rebuscar en el closet una caja de converse donde hace mucho había guardado todas las fotos que cogió de su casa antes de mudarse para ir a la universidad.

Bajo algunos peluches y carpetas logró divisar el logotipo y saco la caja medio sonriente.

Si Alec estuvo decidido a hacer una locura como esa, ¿Por qué ella no podía? ¡Si estaba más mal del coco que él!

Le respondería cada una de sus notas para que así, cuando el despertara —Porque estaba segura de que iba a despertar… No importaba cuanto tiempo pudiera tardarse, pero él tenía que hacerlo— las leyera. Una distracción así necesitaba en ese instante, refugiarse en los lindos recuerdos y olvidar la desgracia que ella misma había causado, de la que probablemente se culparía la vida entera y parte de la otra si reencarnaba.

Por si mañana no estoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora