Cuarta. De Nuevo Juntas

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Al desembarcar, Salí con mi maleta buscando con la mirada, un rostro familiar, pero no lo encontré, después de unos minutos, lo ví a lo lejos, un cartel con mi nombre; Elena Fergotto, debí fijarme muy bien, ya que, el señor que lo sostenia en sus manos, lo cargaba al revés

-Hola, yo soy Elena

-Por fin, ya tengo treinta minutos esperando dijo el hombre con un tono muy áspero, seguido de eso tomo mi maleta y camino con prisa

-Espere señor, disculpe ¿ y Maritza ?

-La señora, está ocupada y me ha mando a buscarla respondió sin detenerse y sin voltear a verme

Su paso, era casi de trote, una camioneta vieja nos esperaba, tomo mi maleta y como costal de papas la tiró con brusquedad en la parte de atrás y el se montó de prisa yo me quedé parada afuera muy confundida, el me fulminó con la mirada

-¿no va a subir ? Pregunto y esta vez su tono era de enfado

Yo me asusté, no sabía que quiera ni su nombre ni nada de el.

-No se preocupe, la llevaré rápido me dijo al darse cuenta de mis dudas.

Con desconfianza, me subí a la camioneta, pensado que me defendería con uñas y dientes, había una montaña de paquetes entre nosotros, me alivie al ver que eran de la empresa a la que iría a trabajar, solo entonces me calme.

Comencé a fijarme en el pueblo y lo bonito que era aún pronto lo dejamos atrás y kilómetros de hermosos campos verdes era todo lo que se veía

-llegamos, me dijo, mientras se detenía la camioneta

Me baje y alcance a ver una enorme casa, pintada de blanco que brillaba de forma hermosa con la luz del sol, de ella salió mi amiga Maritza, solté mi mochila y de forma instintiva corrí a abrazarla ella también intentaba correr hacia mi, pero su gran panza le hacía difícil el paso, en un segundo estábamos abrasadas y gritando de alegría como un par de niñas pequeñas

-¿Llegaste bien? ¿estás bien? ¿estás muy delgada? Preguntaba y me estrujaba de un lado a otro, como quien estudia un objeto viejo y gastado

-Estoy bien, le dije y me agaché para poner mi rostro en su barriga, gracias por no nacer y esperar a la tía le dije al tiempo que le daba un beso.

-Vamos a dentro, me dijo.

Yo voltee para buscar mi equipaje y caminar con Maritza, pero no estaba, en realidad, ni la maleta, ni el señor mal encarado con su camioneta, se encontraban allí.

-¿Sucede algo? Pregunto Maritza al ver que yo no avanzaba

-si. No bajo mi maleta el señor. Dije tartamudeando

-Este viejo casca rabia, refunfuño Maritza, no te preocupes, ya hago que te la traiga de regresos, mientras vamos a la casa

La casa era impresionante, mire asombrada cada detalle, todos tan bien cuidados.

-que preciosa es tu casa amiga como, le dije con emoción y solo me encontraba en la entrada.

Me tomo de la mano y me llevo adentro

-¿Quieres bañarte? ¿tienes hambre? ¿que te traigo? ¿ cómo te sientes? Nuevamente me examinaba

Yo solo alcance a mirarla eran muchas sus preguntas

- estoy bien, solté para calmarla

-No importa, tendrás una nueva vida de aquí en adelante y estaremos juntas de nuevo que emoción dijo mientras me daba otro abrazo, por cierto llama a tu madre, me ha escrito unos cien mensajes y me dió su teléfono.

No Me Obligles A Amar De Nuevo  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora