Al desembarcar, Salí con mi maleta buscando con la mirada, un rostro familiar, pero no lo encontré, después de unos minutos, lo ví a lo lejos, un cartel con mi nombre; Elena Fergotto, debí fijarme muy bien, ya que, el señor que lo sostenia en sus manos, lo cargaba al revés
-Hola, yo soy Elena
-Por fin, ya tengo treinta minutos esperando dijo el hombre con un tono muy áspero, seguido de eso tomo mi maleta y camino con prisa
-Espere señor, disculpe ¿ y Maritza ?
-La señora, está ocupada y me ha mando a buscarla respondió sin detenerse y sin voltear a verme
Su paso, era casi de trote, una camioneta vieja nos esperaba, tomo mi maleta y como costal de papas la tiró con brusquedad en la parte de atrás y el se montó de prisa yo me quedé parada afuera muy confundida, el me fulminó con la mirada
-¿no va a subir ? Pregunto y esta vez su tono era de enfado
Yo me asusté, no sabía que quiera ni su nombre ni nada de el.
-No se preocupe, la llevaré rápido me dijo al darse cuenta de mis dudas.
Con desconfianza, me subí a la camioneta, pensado que me defendería con uñas y dientes, había una montaña de paquetes entre nosotros, me alivie al ver que eran de la empresa a la que iría a trabajar, solo entonces me calme.
Comencé a fijarme en el pueblo y lo bonito que era aún pronto lo dejamos atrás y kilómetros de hermosos campos verdes era todo lo que se veía
-llegamos, me dijo, mientras se detenía la camioneta
Me baje y alcance a ver una enorme casa, pintada de blanco que brillaba de forma hermosa con la luz del sol, de ella salió mi amiga Maritza, solté mi mochila y de forma instintiva corrí a abrazarla ella también intentaba correr hacia mi, pero su gran panza le hacía difícil el paso, en un segundo estábamos abrasadas y gritando de alegría como un par de niñas pequeñas
-¿Llegaste bien? ¿estás bien? ¿estás muy delgada? Preguntaba y me estrujaba de un lado a otro, como quien estudia un objeto viejo y gastado
-Estoy bien, le dije y me agaché para poner mi rostro en su barriga, gracias por no nacer y esperar a la tía le dije al tiempo que le daba un beso.
-Vamos a dentro, me dijo.
Yo voltee para buscar mi equipaje y caminar con Maritza, pero no estaba, en realidad, ni la maleta, ni el señor mal encarado con su camioneta, se encontraban allí.
-¿Sucede algo? Pregunto Maritza al ver que yo no avanzaba
-si. No bajo mi maleta el señor. Dije tartamudeando
-Este viejo casca rabia, refunfuño Maritza, no te preocupes, ya hago que te la traiga de regresos, mientras vamos a la casa
La casa era impresionante, mire asombrada cada detalle, todos tan bien cuidados.
-que preciosa es tu casa amiga como, le dije con emoción y solo me encontraba en la entrada.
Me tomo de la mano y me llevo adentro
-¿Quieres bañarte? ¿tienes hambre? ¿que te traigo? ¿ cómo te sientes? Nuevamente me examinaba
Yo solo alcance a mirarla eran muchas sus preguntas
- estoy bien, solté para calmarla
-No importa, tendrás una nueva vida de aquí en adelante y estaremos juntas de nuevo que emoción dijo mientras me daba otro abrazo, por cierto llama a tu madre, me ha escrito unos cien mensajes y me dió su teléfono.
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No Me Obligles A Amar De Nuevo
Romance¿Que se hace cuándo el amor que consideras eterno llega a su final? Entiendes que la relación se volvió tóxica, aún así eres incapaz de alejarte. Elena, es una mujer de 29 años que está profundamente enamorada de Fabián su novio de años, pero ante...