Sexta. Un Labial.

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Sin darme cuenta me había tomado toda la botella de vino.

-Buscaré otra dijo Maritza y ya cuando voltee para negarme, ella estaba, descorchando la siguiente botella de vino tinto.

-Quiero beber contigo, dijo.

-No lo harás, le dije y sentí que la lengua se me enredaba al pronunciar las palabras, me acerque para quitarle la tentación de las manos - yo me la tomaré ya que mi amiga quiere emborracharme, voy a complacerla.

-¿Porque no vinieron a la boda? Pregunto ella y la curiosidad en su voz era notable.

Pensé por un segundo la respuesta que formularia ante esa pregunta y sin más solté un suspiro añadiendo a el la verdad.

- Luego de reconciliarnos, por un tiempo trate de que todo volviera a la normalidad, insistí con todas mis fuerzas para convencerme de que todo había Sido un mal entendido he intente olvidar el asunto y dejé que el tiempo pasará, yo aún tenía ambos boletos ya había comprado el regalo, tu regalo amiga y levanté la copa en dirección a la chimenea, un porta retratos de plata, recuerdo comprarlo sola, cómo siempre Fabián estaba con mucho trabajo y no pudo acompañarme en realidad ya pasábamos muy poco tiempo juntos y para mí era normal.

-Tenía el vestido y los zapatos que me pondría, tenía los pasajes, incluso tenía el regalo, pero no tenía a mi pareja le dije a Maritza sonriendo mientras me tomaba un gran trago de vino directamente de la botella, Al día siguiente de volver Fabián a casa, lo recibí como siempre y durante la cena me dijo que viniera sola a tu boda, que el tenía muchísimo trabajo y que le era imposible viajar conmigo, su forma de decirme aquello fue tan natural y eso me molestó mucho pero mantuve esa molestia interna y eso me enfermo. Levanté la mirada para buscar sus ojos pero me acobarde y la desvie

- amiga nos avisaste con mucho tiempo, yo de verdad quería hacer ese viaje, quería acompañarte, pero quería que lo hiciéramos juntos. Y aquellas palabras salieron de como un torrente amargo que dejaron un mal sabor

al final decidí quedarme la mañana siguiente fui a casa de tus padres y le di a tu mamá nuestro regalo, bueno mi regalo y renuncie al viaje y acompañarte en tu boda.

No volví a ser la misma desde aquella discusión, aunque trate de controlar mis sentimientos y aceptar la explicación de Fabián, las dudas estaban dentro mi y debo confesar amiga y agaché la cara para no mirarla a los ojos.

-lo que me hizo no venir a tu boda sola, fue la idea de darle quince días a Fabián para que estuviera junto a esa mujer sin mi en el país. Cada palabra que pronuncie saco cien kilos de peso de mi conciencia.

Maritza tomo mi mano - no te preocupes está bien dijo, sigue contándome.

-De hay en adelante intenté llevar nuestras vidas de forma normal y el también se esforzó pude notarlo y los meses pasaron, el asunto empezaba a quedar en el pasado, o eso me gustaba creer a mi.

A pesar de todo amaba a Fabián con todo mi corazón y solo quería seguir a su lado, así que creí que ese sería el camino correcto, superar aquella mala experiencia y continuar como antes y me esforcé lo mejor que pude, por un tiempo todo estuvo bien pero Una tarde lleve mi carro al servicio, sabía que el estaría desocupado y le pedí que fuera a buscarme para ir a casa, mi carro me lo entregarían al día siguiente, Viendo bien las cosas, nunca me montaba en su carro, yo tenía el mío y nuestros horarios eran complicados, andábamos en autos diferentes y cuando hacíamos actividades juntos, usábamos mi auto, era más pequeño y nuevo y siempre era la primera opción

Ese día me pasó buscando, me sentía feliz y despreocupada, las cosas estaban de nuevo bien, como antes, lo ví tan guapo, con su traje y corbata, mi guapo compañero, bajo su ventana y me hizo una morisqueta con el rostro que me causo mucha gracia, al montarme en su auto, el me comentó, que debía pasar buscando unos documentos, yo asentí con la cabeza, no tenía problema en esperarlo, el se bajo, pero antes me dió un beso y me sentí felíz como antes.

No Me Obligles A Amar De Nuevo  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora