Septima. Solo Dormire

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A la mañana siguiente desperté en casa de Maritza, me dolía mucho la cabeza, y podía intuir que era tarde, aún no me adaptaba al cambio de horario. Mi teléfono estaba descargado, no sabía qué hora era, me di un baño y me senté ha esperar a que se me fuera el malestar, aún no tenía ropa para cambiarme ¿y mi maleta? pensé ¿ya la abrían traído? me coloque por tercer día consecutivo la única ropa que tenía, toque la puerta del cuarto de Maritza pero nadie respondió

Salí a la parte de abajo en busca de la señora Esperanza, esto de estar sin teléfono es muy incómodo pensé.

-Buenos días señora ¿y Maritza dónde está?

-La señora está acompañando al señor, ya viene ¿quiere comer un poco ? Pregunto

-Si, tienes algo para componer mi estómago, se lo agradeceré mucho

Su comida era realmente buena ha medida que fui probando bocado, mi malestar se fue calmando.

Maritza entro en el comedor.

-Ya estás despierta, creí que dormiriás un poco más dijo con tono burlón.

Le mire y me encogi de hombros.

-¿Mi maleta no la han traído? quiero cambiarme de ropa ya parezco fotografía

-el seño de maritza se frunció, el señor Leo no la trae aún, me dijo

Su teléfono sonó y la vi salir para contestar, un segundo después entro, debemos irnos Elena, olvide la cita de inmobiliaria, me informan que no pueden esperar más para que veas los departamentos y decidas en cuál vas a quedarte

-Perfecto, respondí y nos pusimos en marcha

De vuelta en el hermoso pueblo, fuimos a un edificio pequeño.

El primer departamento, era grande de dos habitaciones y estaba en el primer piso totalmente amueblado listo para ocupar. Tenía grandes ventanas y una terraza, muy bien ubicada a solo diez minutos a pie de las oficinas en la que trabajaría y a veinticinco treinta y cinco minutos de la casa de Maritza muy práctico.

El siguiente departamento estaba un poco más retirado, del otro lado del pueblo en un edificio relativamente, nuevo en el tercer piso, ayude a Maritza a subir con calma las escaleras y entramos. Era pequeño, con una sola habitación, una pequeña cocina, detrás la sala de lavado, un baño principal grande con una bañera, la sala era pequeña pero no tenía muebles, aunque el cuarto y la cocina estaban equipados, lo que me enamoro fue el balcón, era pequeño pero la vista es maravillosa, un hermoso parque con grandes árboles y caminos que podría ver todos los días, pensé en rubia y en lo bien que la pasaría jugando en ese bello parque. Este además, es más económico que el anterior.

-¿Aceptan perros? le pregunte a la señora, mientras Maritza atendía su teléfono como por milésima vez

-Si, respondió

Eso era lo que yo necesitaba escuchar

- Era el sr Leo, interrumpe Maritza, está cerca traerá tu equipaje en un rato y guardo el teléfono

-Perfecto, todo Perfecto grite dando vueltas como niñita en la espaciosa sala

-La señora se despidió y quedamos ocupando mi nuevo hogar

Maritza se encargaría de el contrato y cerrar los detalles con la arrendadora.

-luego de un rato allí esperando al señor Leo, note a Maritza inquieta, Vamos al parque le dije y aunque no muy convencida, sabía que me acompañaría, Tome mis nuevas llaves y dejé mi mochila sobre la cama, con todo dentro, pensé, para que llevar mi celular si igual no tenía señal y estaba apagado, entonces lo dejé y fuimos en busca de un par de jugos. luego de un rato de caminar entre árboles, encontramos un banco, que se veía realmente cómodo y nos sentamos

No Me Obligles A Amar De Nuevo  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora