Locked Up | TUA | PAUSADA.

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Nota: Éste capítulo es básicamente una noche, con intención de contar como los afectado la cuarentena, hábitos del sueño alterados, insomnio, pesadillas. Ya saben, creo que ya todos estamos familiarizados con eso. Veamos como les va a los Hargreeves.

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Klaus Klaus Klaus

Klaus Klaus Klaus

Klaus Klaus Klaus

Klaus, temblando de frío ante la repentina bajada de temperatura que provoca la presencia de los fantasmas, intenta meter la cabeza debajo de la almohada y taparse los oídos con ella.

Está recordando porqué nunca se quedaba en un solo lugar, porqué jamás se esforzó realmente por tener siquiera un apartamento de mierda. Los fantasmas suelen volverse más insistentes, más molestos, cuánto más habitual es Klaus es su presencia. Y sus hermanos tienen un gran ejército de fantasmas que se han acostumbrado a Klaus y le gritan cada vez con más fuerza, dándole cada vez menos tiempo para respirar.

En las noches es peor, porque sus hermanos están dormidos, así que los fantasmas dejan de seguirlos a ellos para ir directamente al cuarto de Klaus.

—¡Callense! —Klaus grita, irguiendose mientras prende su lámpara con una mano temblorosa.

Hay al menos más de diez fantasmas en el cuarto, Klaus ni siquiera puede ver la puerta. Hay varios con heridas de bala en la cabeza, otros de aspecto mucho más destrozado, y también están los fantasmas de las niñeras con el cuello roto que ha visto desde que era niño.

Dios, necesita salir de la casa.

Ahora.

—¿Klaus? —entre el tumulto de voces, una se alza sobre el resto y Ben se cierne a su lado con preocupación.

Klaus parpadea hacia él. Siente frío y náuseas y, dios mío, necesita salir de ésta casa ahora. No le responde a su hermano, en cambio, se levanta a tropezones de la cama para escapar de la habitación, estremeciéndose bastante al atravesarlos para llegar hasta la puerta.

Necesita respirar. Necesita salir.

—¡Klaus! ¿Qué haces?

Klaus Klaus Klaus

Klaus Klaus Klaus

Klaus Klaus Klaus

Sabe que Ben lo está siguiendo y que la mayoría de los fantasmas se quedaron en el cuarto, pero no puede detenerse. Una vez que está afuera, corre torpemente por el pasillo hacia las escaleras.

—¿A dónde vas? ¡Klaus espera!

Pero la voz de Ben es un eco lejano. Baja las escaleras de dos en dos y corre hacia la puerta.

No puede pensar en nada más que salir de aquí, en huir lejos. Sus hermanos ni siquiera notarían que se fue, nunca lo notan. Y, cuando lo notaran, probablemente ni siquiera les importaría. Llega hasta la puerta, sus manos tanteando ciegamente para encontrar el pomo en la oscuridad.

—Klaus, escúchame, tienes que calmarte, tienes que respirar, ¿okay? —Ben habla a su lado en una voz más moderada.

Klaus piensa en Dave, abrazándolo por detrás, besando sus mejillas y alejando a los fantasmas con palabras dulces. Pero Dave ya no está aquí, murió en sus brazos. Aún puede sentir la sangre en sus manos.

—Klaus, respira conmigo...

Las manos le tiemblan tanto que al final desiste de intentar abrir la puerta, simplemente se apoya en ella y se desliza lentamente hasta el suelo.