Myles Young
Termino por sacar el último pedazo de papel de mi nariz cuando dejé de sangrar.
Tiré el papel limpiando aún las lágrimas, no tenía nada más qué hacer más allá de limpiarme y poner banditas en dónde tenía heridas un poco abiertas. En realidad solo eran dos.Pero no había dejado de llorar por lo que había sucedido, por más que me haya alejado de Arvel, todo lo que pasó fue demasiado doloroso, tanto física como emocionalmente.
Puede que para algunas personas llorar por esto era ridículo e innecesario, y a decir verdad, ya me daba igual, porque les pareciera o no, a mi me dolía, y dolía mucho.
Salí del baño, buscando como fingiría enfrente de Brent que todo estaba bien.
Y en ese instante de mi plan, la puerta fue golpeada.
Mi primera y única reacción fue ir corriendo a la puerta y ver por la mirilla, ¿Cómo fue que supo dónde duermo?
Tuve que alejarme guardando silencio, ¿Debería abrirle?—Myles— escuché del otro lado —sé que estás aquí, ábreme.
Guardé silencio, no tenía miedo de él, solo no quería que provocara más problemas. Yo ya entendía por qué él era como era de explosivo, y no pensaba detonar esas cosas.
—Ábreme— ordenó —por favor.
No tuve remedio, lo conozco, él rompería la puerta si no abro.
Caminé hacia ella y la abrí lentamente, dejando mostrar apenas mi rostro.—Es un mal momento— contesté balbuceando —vuelva pronto.
—¿Quién fue?— fue su primera frase al entrar.
Cerró la puerta detrás de él y vino hacia mi, se acercó demasiado hasta que sus manos tomaron mi rostro con delicadeza. Examinó mis heridas, volteando mi cabeza un poco a diferentes direcciones, despegó las banditas muy poco solo para ver.
En un momento, su vista dejó mis heridas, pero sus manos seguían en mi rostro.
Cómo se podría esperar, estaba perdido en sus expresiones, era una combinación entre confusión y enojo.—¿Lloraste?— preguntó con seriedad. Y sus dos pulgares limpiaron lágrimas que acababan de caer.
Él sabía que yo no iba a responderle hasta que se calmara, porque veía su cuerpo tensado, marcas de sus venas que habían saltado antes.
Tomé sus muñecas para calmarlo, el recuerdo de Arvel se combinó con la presencia de Brent.
Brent estaba aquí preocupado por mi, se había metido tanto en mi vida, que cada vez me convencía más de una cosa, cuando lo tenía conmigo, era que mis problemas parecían desaparecer, o que con él los resolvería aunque ni siquiera esté enterado.
No pude evitar que mis ojos se llenaran de lágrimas, y mi instinto fue lanzarme a él en un abrazo, soltando bastante llanto. Ni siquiera dudó en corresponder, sus brazos me abrazaron por arriba de la cintura y me apretaron hacia él.
El agarre del moreno era cada vez más fuerte, pero en sentido de que podía sentir como su enojo crecía.
Por mi parte, escondí mi cabeza en su cuello, sin intenciones de acercar mis labios a él, pero me sentía protegido así.Usualmente, Brent y yo nos la pasábamos abrazándonos o muy pegados, pero no hablábamos sobre eso, simplemente lo hacíamos.
—¿Está... Está mal ser yo?— dije el sollozo.
—¿Qué? Nada de eso, Myles, tú eres maravilloso— confesó —estás demasiado bien así como estás— me obligó a verle al rostro, odiaba que fuera así, porque odiaba que la gente viera que mi nariz se pone roja cuando lloro nada más —no necesitas nada más ni nada menos, tú único defecto es que eres una molestia.
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Último Round [Gay]
Teen FictionLas peleas clandestinas han sido mi trabajo desde hace años, aún podía recordar la primera vez que participé en una, y de ninguna manera fue por querer causar problemas. Pero, quién diría que con el tiempo conocería al rival más difícil de vencer, p...