Brent Jones
El que diga que no se puede cambiar de humor diario en menos de una semana, me está mintiendo, y no tengo necesidad de comprobarlo para demostrarlo, simplemente hay que vivirlo.
Ya casi tres semanas desde que todo empezó con Myles, pero en solo una semana, sus visitas habían dejado de ser molestas a ser frecuentes y agradables.
Había empezado a ayudarlo con el boxeo, iniciamos una prótesis de brazo, y al mismo tiempo, resultaba que nos conocíamos cada vez más.
De cualquier manera, algunas clases se llevaban un ambiente muy gracioso o con mucha tensión, todos los recordaba. Y yo me divertía haciéndolo sentir nervioso.
Mientras entrenábamos y Myles no encontraba la manera de una buena posición para golpear el saco.
—No, así no— me puse detrás de él, tomé sus brazos y yo mismo los acomodé como debían ser, pero mi cabeza por igual quedaba muy pegada a la suya
—¿Así?— contestó nervioso.
—Separa más las piernas— ordené separando sus piernas dando golpes con las mías a los lados.
—Brent— escuché su voz temblarse más, me estaba divirtiendo hacer esto —creo que ya entendí.
Reí cerca de su oreja solo para molestarlo más, pero al final decidí apartarme e ir al otro lado del costal.
Fingí no darme cuenta, pero veía perfectamente su cara roja, era una desventaja de que fuera de piel tan clara como lo es, casi siempre se ponía rojo por cualquier cosa, el sol, y por mi.
—Ya lo sabes, golpeas, lo mandas a mi, golpeo, lo mando a ti— indiqué.
Sí, era demasiado divertido ponerlo en situaciones de ese tipo.
Pero, ni con tres semanas se me pega a la cabeza, que ese niño de once años que defendí en un callejón, era Myles. Simplemente no me entraba a la mente.
Fuera de eso, a Young parecía agradarle cada vez más, eso era un logro nuevo para mi, poco a poco dejaba de causarle miedo y que tuviera que tener cuidado de mi, ahora solo éramos dos amigos que la pasaban bien.
Solo que, experimenté por primera vez la inseguridad, y es que hoy no había ido a la práctica, prácticamente no había ido a nada hoy, y por la gran curiosidad que eso me causó, decidí investigar.
La noche ya estaba sobre la ciudad, sabía que a esta hora el rubio salía del café, de alguna manera tenía que encontrarme con alguien de sus conocidos. Por esta ocasión, Dakar se quedó en el departamento.
Poco a poco llegué a la cuadra del café, y ahí vi a los dos hermanos de Tailandia que eran los dueños del local.
—Disculpen— dije por un lado, en cuanto me vieron, se pusieron al cuidado, pero luego de rato fue que la chica aligeró el rostro.
—¡Brent!— dijo conmocionada —espera, antes que nada buenas noches, adivino, ¡Buscas a Myles!
—Solo quería preguntar si hoy estuvo muy ocupado— dije yo en justificación, pero si quería encontrarlo realmente.
—La universidad le está dejando sus últimos proyectos, pero mencionó que iría a tu departamento para decirte algo, creo— comentó ahora el tailandés.
Agh, esa molestia, pudo haberme avisado, ¿Por qué nunca lo hace?
—Gracias— respondí dándome la vuelta.
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Último Round [Gay]
Novela JuvenilLas peleas clandestinas han sido mi trabajo desde hace años, aún podía recordar la primera vez que participé en una, y de ninguna manera fue por querer causar problemas. Pero, quién diría que con el tiempo conocería al rival más difícil de vencer, p...