Capítulo 5

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Mientras caminaba lentamente observando cada cosa, Lavell fumaba despreocupado, tendría una hora sin hacer nada.

Pasaba por cada salón y asomaba su cabeza, pudo ver lo buenos bailarines que allí iban.

En el Salón donde se encontraban Harry y sus amigos sonaba la canción de Tavares "More than a woman", los tres chicos bailaban de espaldas a la puerta.

Lavell asomó su cabeza y los miró, al ver cómo se divertían los tres, él también sonrió.

Observó detenidamente a los tres como se movían, pero "El chico blanco" le llamó poderosamente la atención.

Lo miró de arriba hacia abajo, Harry volteó y por fin pudo su rostro, con una sonrisa radiante y simpática.

Lavell sintió algo dentro de sí. No comprendió que era, pero aquél chico le pareció muy hermoso, su sonrisa le pareció sublime, preciosa y su simpatía aún más.

Farrah miró al espejo y vio que una cabeza se asomaba por la puerta.

—¡Oh oh, tenemos compañía! —dijo ella riendo. 

Los tres jóvenes voltearon a ver hacia la puerta, pero Lavell se alejó como un rayo.

—¿Quién era? —le preguntó Harry.

—No lo sé quizás era Tony, ya sabes, el suele recorrer los salones a veces —dijo Farrah despreocupada.

Los tres siguieron practicando.

Lavell se quedó en el pasillo, siguió recorriendo el lugar, pero minutos después no pudo evitar volver al salón número 12.

Tenía que volver a ver "al chico blanco".

Se asomó de nuevo, sonrió al verlo mover su cuerpo, era genial.

Los jóvenes no eran tontos, se percataron que estaban siendo observados, igualmente no dieron importancia y siguieron con su baile.

Pasó la hora, y a Lavell le hubiera encantado mirar más, pero su novia lo llamó desde atrás.

—¿Qué demonios haces aquí? Vámonos, ya hemos terminado.

Salieron del lugar, pero Lavell tenía una duda.

Le dijo a su novia que lo esperara e ingresó de nuevo. Fue hacia el mostrador y le preguntó a Tony si todos los bailarines que asistían a clases también iban a la discoteca.

Tony le confesó que la mayoría si solían ir los sábados a demostrar en la pista lo que aprendían durante la semana.

Lavell le agradeció y se marchó con la ilusión de volver a ver a Harry, la noche del día siguiente, o sea el sábado.

Claro que ni siquiera sabía su nombre, pero no sabía por qué ese chico le había llamado tanto la atención. Deseaba por lo menos tener un acercamiento.

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Los tres amigos terminaron su clase, con tres pasos de baile nuevos que demostrarían la noche del día siguiente.

Estaban expectantes, cuando llegaba el fin de semana la fiebre se apoderaba de sus cuerpos y ansiaban el momento de bailar en la pista y pasarla bien.

Para Harry, este sábado sería distinto a todos los demás, solo que todavía no lo sabía.




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Disco Studio (LGBT)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora