ESA NOCHE INFINITA.

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Maratón 3/3.


ESA NOCHE INFINITA.


"Decir espera es un crimen.

Decir mañana es igual que matar.

Ayer de nada nos sirve.

Las cicatrices no curan el mal"


De paso /Aute.


**


El tal Dimitri le sonreía con coquetería, Hyun Joong, sin saber cómo actuar, y sin saber dónde estarían en esos momentos Kyu Jong y Jung Min, se llevó la cerveza que Cheol había dejado en sus manos, a la boca. El sabor amargo sorprendió su paladar, hacía tiempo que no probaba alguna. En otras épocas, cuando Young Mi estaba a su lado, sin la enfermedad ganando aún terreno, se sentaban en tardes calurosas bajo la sombra de un discreto árbol, a beber una o dos, tarareando alguna de esas canciones antiguas que ella amaba tanto.


El corazón se llenó una vez más de nostalgia.


Nostalgia amarga como el sabor que ahora lo embargaba.


Escuchando sin atender, el parloteo del chico a su lado, con abandono tomó otra botella.


La amargura volviéndose líquida, ondulando, navegando, buscando desesperada el olvido.


**


Si era honesto consigo mismo, era algo que desde hace tiempo necesitaba. La textura de otros labios sobre los suyos, unas manos indagando por su piel, el calor abrumante, el deseo despertando. Hyung Jun podía estar loco pero sabía muy bien lo que hacía, y Jung Min, por un considerable tiempo, se dejó envolver, pero era tiempo de bajar de esa ridícula nube. – Ya... - Murmuró. – Basta...


En respuesta, Hyung Jun intensificó el beso de forma traviesa, atrevida, demasiado para Jung Min, que correspondió olvidándose de todo, incluyendo que debía terminar con una fiesta.


**


Una melodía finalizó y luego llegó otra, sin ánimos de escuchar algo más rítmico, salieron al exterior, donde una sencilla jardinera los invitó a sentarse. – No me dirás que ya estás cansado. – Dijo riendo Cheol, Kyu, en desquite, le revolvió el cabello como si fuera un niño.


- No insinuarás que soy un anciano. – Le dijo soltando la risa que no pudo contener, al ver los esfuerzos de Cheol por quítarselo de encima.


- ¡Kyu! – Advirtió Cheol, irguiéndose para alcanzar a su vez, el cabello de Kyu.


Las manos de Kyu contuvieron las suyas, las risas llenaron la noche mientras Cheol se retorcía tratando de librarse. Un choque y sintió el aliento en su mejilla. En el forcejeo perdió el equilibrio sosteniéndose en lo único que estaba cerca y resultó ser Kyu Jong. Encontró su mirada y Cheol decidió dejar de disimular su objetivo. Se acercó lento, con el estómago vuelto un mar de emociones.

Las cuatro y diez.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora