AL ALBA.
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"Y ahora, señor doctor, que ya está usted bien al tanto de lo que en mí puede ser alcanzado (y curado por las drogas), del punto del litigio de mi vida, espero sabrá darme la cantidad de líquidos sutiles, de agentes especiosos, de morfina mental, capaces de elevar mi abatimiento, de equilibrar lo que cae, de reunir lo que está separado, de recomponer lo que está destruido."El Ombligo de los Limbos / AntoninArtaud.
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"Presiento que tras la noche, vendrá la noche más larga"...
Al alba/ Aute.
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- ¿Hyun Joong? - Levantó el rostro de la montaña de expedientes que esperaban por ser revisados. Una mata de cabello rubio y una franca sonrisa aparecieron desde la puerta. - ¿Qué pasa contigo? ¿Acaso te estás transformando en un ratón? Llevo rato hablándote.
- Lo siento, Jung Min, estaba concentrado revisando estos expedientes, ¿necesitas algo?
Jung Min se apretó los labios cuando pudo percibir el movimiento de la mano de Hyun Joong, ocultando el frasco que segundos antes se posaba sobre el escritorio. Había pasado casi el año y aún seguía necesitando de fármacos para mantenerse en pie. No eran muy amigos cuando todo aquello sucedió, Jung Min acababa de empezar ese trabajo, pero ver a Hyun Joong tan desolado lo fue acercando a él. Se había vuelto bastante retraído y no convivía con nadie, En un tiempo, le contaron, había sido distinto. Era un tipo alegre que fácilmente podía agradar a todo el mundo. Hacía un año ya, que se había convertido en una sombra. Hacía un año ya, que el único motivo de seguir en esa vida eran sus dos hijos. – Sólo venía a traerte este expediente y a pedirte tu consuelo.
- ¿Consuelo?
- ¡Sí! – Exclamó Jung Min de modo trágico dejándose caer en la silla frente a él. - ¡La desgracia ha caído sobre mí! ¡No sé qué mal hice en la vida!
Hyun Joong lo miró a la expectativa. Conociendo lo exagerado que era Jung Min, no esperaba una maldición o algo por el estilo. - ¿Quieres explicarte?
- ¡Es mi primo!- Se cubrió la boca y luego bajó la voz. – Pero eso es algo que sólo tú y yo sabremos. Ante los demás negaré cualquier parentesco, o podré jurar ante un tribunal que soy adoptado. – Descubriendo la mirada confundida de Hyun Joong, aclaró. – Lo trasladan a esta escuela. Después de ser expulsado de la mayoría de escuelas de este país. Aquí está su registro criminal. – Dijo extendiéndole la carpeta que tenía en las manos, como si quisiera deshacerse de algún explosivo.
Hyun Joong apenas si parpadeó. – Vaya, así que es eso. – Murmuró viendo el nombre en la portada. - No creo que sea tan malo.
- No pensarás lo mismo cuando lo conozcas. Ese niño tiene algo mal, su cabeza no funciona y su concepto de moral está bastante alterado. Es capaz de hacer las cosas más estúpidas sin tener el mayor asomo de remordimiento o vergüenza.
- No es tu pariente favorito, por lo que veo.
- Que nadie te escuche, no quiero que nadie sepa que tengo relación sanguínea con un sujeto de esa clase.
Jung Min exageraba, a esa conclusión llegó Hyun Joong. El nombre en el expediente, Park Hyeon Cheol, no sonaba tan terrible, pero agradecía que lo distrajera, y que sacara, por un instante del limbo, a ese ánimo suyo que cada vez se hundía más.
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Aparte del asunto del primo de Jung Min, se entretuvo con la solicitud de cambio del profesor de literatura. El buen hombre se marchaba a regiones más cálidas y en su lugar llegaría otro profesor más joven, que tenía poco tiempo en la vida académica. Ciertos inconvenientes con la documentación alargaron su registro, pero al final todo resultó de la mejor manera. Ahora, después de pasar por Suk Ja y Yeong Su a donde vivían los abuelos, Hyun Joong regresaba a casa con un cansancio sobre los hombros que no sólo era debido a causa del trabajo.
Su hogar lo recibió como la boca de un lobo. Sus padres y su psiquiatra, en un principio, le recomendaron que cambiara su lugar de residencia, pero se negó rotundamente, no quería dejar atrás los recuerdos, no quería alejarse de ningún modo de la esencia de Young Mi. Los gemelos pronto cayeron rendidos y él pudo abandonarse en el sillón como todas las tardes. Los sollozos sacudieron su cuerpo. Su doctor confiaba en que saldría adelante. Pobre loco, ridículo ingenuo. No podía sanarse, no podía reconstruirse. No había pastillas, inyecciones ni nada que lo aliviara de ese padecimiento. De la nostálgica culpa que drenaba su alma haciéndola sangrar.
Si hubiera llegado a tiempo...
Tal vez Young Mi todavía estaría viva, Tal vez podría haberse curado. Tal vez estaría arrullando a Suk Ja y a Yeong Su como él no podía hacerlo.
Pero había llegado tarde.
Y Young Mi había partido llevándose toda alegría, toda ilusión, toda forma de encontrar la luz en ese doloroso subterráneo que ahora estaba condenado a cruzar. La tristeza era una oscura, sórdida noche, aunque todo el mundo jurara que algún día el alba llegaría.
Pero la noche ya había durado tanto y amenazaba con alargarse hasta el infinito, donde la figura de Young Mi se desvanecía en el viento. En ese viento parecido al de aquella tarde de verano, cuando la vio por primera vez.
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Las cuatro y diez.
Fanfic"Hay algunos que dicen que todos los caminos conducen a Roma" y yo de algún modo tengo que sacar esta historia de mi cabeza. HyunSaeng. Todos los derechos reservados. No adaptar ni copiar sin permiso.