YOUNG SAENG.
*
"Parecía tan fácil vivir
no era más, ni era menos que un juego,
casi como jugar al parchís
que obligaba llegar el primero,
se trataba de darse un festín
de comerse enemigos hambrientos
y así es como jugando aprendí..."
Cuerpo a cuerpo/ Aute.
*
El humo se extendió haciendo figuras hacia el cielo. El sabor a tabaco se impregnó en sus papilas gustativas llenando a su cuerpo de un tranquilo bienestar. Recostado en el césped, podía ver el sol abriéndose camino entre las hojas. Sin ningún problema podía quedarse dormido. El viento era agradable y Hyung Jun no tardaría en llegar con comida. Era a lo que él llamaba uno de esos buenos días.
Un ligero golpe contra su cara lo hizo refunfuñar un poquito. Ningún maldito buen día podía ser tan perfecto. - ¿Me tomas por tu sirviente? ¿Ahora que espera el niño? ¿Qué le diga "abre la boquita y di AAAA"?
Quitó de su rostro la bolsa que el torpe de Hyung Jun le había arrojado. Se incorporó con pereza y con un ojo a media abrir le sacó a su amigo la lengua. - Es lo menos que puedes hacer por mí, anda, tengo hambre... AAAAA – Abrió la boca simulando esperar comida, luego empezó a reír.
- No tienes más que arena en ese cerebro. Encima de que no me das dinero, te quedas aquí tan a gusto en lugar de ser tú quién vaya a conseguir la comida.
- En esta relación amistosa el del poder económico eres tú. Y el que tiene más alma de negociador. Y el que elige mejor la comida. - Hyung Jun se sentó a su lado, su oscuro cabello fue aún más alborotado por la brisa de la tarde, abrió la bolsa sacando dos ordinarios sándwiches, ofreciéndole uno a Young Saeng. – Olvida eso último que dije, ¿cómo puedes llamar a esto comida? ¿Al menos trajiste algo de beber?
- Claro, traje el mejor oporto de la casa. – Hyung Jun tronó los dedos. – Young Saeng, despierta, nos estamos quedando en la ruina, si no consigues trabajo o un buen patrocinador, pronto tendremos que buscar sobrantes en los botes de basura.
- No fastidies. – Murmuró dando un mordisco al seco alimento. – No he encontrado un trabajo a mi altura y eso de un patrocinador no me ilusiona mucho que digamos. Los hombres mayores quieren un compromiso y yo no tengo ni un maldito deseo de encadenarme con nadie.
- ¿Y quién te pide que te comprometas? El último te daba muy buenos regalos. Cuando te aburriste simplemente te largaste dejándolo con su roto corazón.
- No creo que se haya muerto por eso.
- ¿Y si sí?
- Por favor Hyung Jun, de amor nadie se muere.

ESTÁS LEYENDO
Las cuatro y diez.
Fanfiction"Hay algunos que dicen que todos los caminos conducen a Roma" y yo de algún modo tengo que sacar esta historia de mi cabeza. HyunSaeng. Todos los derechos reservados. No adaptar ni copiar sin permiso.