Eiji y Los tres Mosqueteros || AshEiji

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Ash sabia que jamás lograría sentirse cómodo en los entrenamientos. Desde su ingreso casi oficial al equipo, había notado como los cuatro subordinados de Blanca le ponían los ojos encima cada vez que comenzaba a ejercitarse o sacaba algún armamento de la pared. Y aunque ser el centro de atención no le afectaba, sospechar que Eiji hablaba acerca de él con sus amigos si lograba tensarle hasta las venas. 

Ignoró sus preocupaciones cuando Bones llego a su lado con un arco y flecha. Tenia que empeñarse en cumplir su objetivo, pero también debía confiar en que Alex cumpliría su palabra y guardaría el secreto. 

Del otro lado de la sala, estaban Eiji, Kong y Alex descansando en el suelo mientras comían galletas en secreto.

—Deja de mirarlo.

Eiji desvió los ojos del rubio para encarar a Alex.

—Esconde algo, y voy a averiguar de que se trata. —dijo convencido antes de regresar la mirada hacia el rubio.

Ash acomodó la primer flecha en el arco y apunto hasta la pared donde se encontraban los objetivos a disparar. Eiji entrecerró los ojos con sospecha justo después de que el rubio diera justo en el blanco. 

—¿Qué podría esconder? —preguntó Alex  con nerviosismo— Yo lo veo bastante inofensivo. 

El castaño no intento decir algo mas cuando Eiji levanto un dedo y tomo la palabra.

—Nos espiaba la mayoría del tiempo —reitero para levantar otro dedo— Un jardinero no podría comprar esa ropa, ni siquiera sembrando un jardín botánico podria comprar lo que tiene en su closet. 

—Puede haber una buena razón... 

El pelinegro le ignoró. Eiji recordó un detalle y le pidió a Kong con un gesto que le dejara ver sus manos, y Alex comprendió el siguiente punto en la lista de su amigo. 

—¿A que te dedicabas antes, Kong? 

—Mi padre es herrero de la ciudad. —comenzó a explicar el moreno— Trabajaba con él cuando sus ayudantes se ausentaban.

—Gracias, kong. —Eiji dejo ir su mano y miro al castaño con obviedad.

Alex lo miraba con mala cara, pero su cabeza trabajaba duro para ingeniar alguna explicación que lograra que Eiji dejara el tema por la paz. 

—Kong no ayudaba a su padre con frecuencia, pero incluso ahora, sus manos se ven gastadas. —dijo, sin intención de ofender a su amigo— Las manos de Ash están muy bien cuidadas, pero él asegura que se dedicaba a la jardinería.

Alex se frotó la sien. Kong tomó otra galleta.

—Estas siendo insoportable. 

—Solo acepta que tengo la razón. 

La ceja de Alex se enarco mientras lo observaba con molestia. No era justo que el tuviera que lidiar con la curiosidad de Eiji por culpa del mentiroso de Lynx. Entendía las razones que el príncipe tenia para mantener su identidad oculta, pero si la culpa de estar implicado no terminaba ahogándolo, sin duda alguna los interrogatorios e hipótesis del granjero si lograrían enterrarlo bajo tierra. 

Intentó controlar su irritación, cosa que logró cuando una idea se le vino a la cabeza.

—¡Oye, Ash! —gritó el castaño con fuerza, el rubio se giró con seriedad— Eiji dice que se muere de ganas por patearte el culo de nuevo.

Eiji miró a su amigo con horror, incapaz de mirar esos ojos verdes que se estaban posando sobre su persona. 

Bones se deshizo de las flechas que cargaba y se apresuró en llegar hasta sus compañeros. Le robó una galleta a Kong y se tiro al suelo para descansar y comer a gusto.