Capítulo XIV: Incertidumbre

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Un miedo insano se expandía en mi corazón mientras cada minuto pasaba, cada minuto en el que era incapaz de recibir noticia alguna sobre Kakyoin.

_Noriaki Kakyoin, ya le he repetido el nombre más de 10 veces.

Mi voz intentaba mantenerse calmada, tratando de no perder la compostura, pero los minutos se volvían eternos, intentando descubrir si el nombre de mi amado estaba en la lista que ya se estaba formando sobre los cuerpos que se iban encontrando en aquel caos de accidente.

"Pruebe llamar en unas horas cuando se normalice el servicio y se cuente con información más precisa sobre los muertos."

Sin esperar nada más, colgué el teléfono lanzando aun lado el aparato que sonó de manera brusca al estrellarse contra el piso, sus manos se aferraba a su cabello en un gesto de desesperación.

_Es difícil pero debes estar tranquilo.

La voz de mi madre se me antojaba lejana mientras mis pasos me dirigían hasta el sillón, dejando caer mi peso y sintiendo un frío en mi pecho mientras las manos de mi madre recorrían mi espalda intentando reconfortarme.

Pero no podía hacer nada para tranquilizarme, el nerviosismo en mi cuerpo hacía que sintiera un temor terrible, perder a Kakyoin era el peor de los panoramas posibles, aunque en las noticias había escuchado claramente que no había sobrevivientes, mi mente se aferraba a la esperanza, buscando que aquello fuera mentira, quizá un mal sueño.

Mi padre me tendió un vaso de agua, mismo que tome entre mis manos, viendo el agua moverse a causa del temblor de sus manos por el nerviosismo que ocasionaba la preocupación constante.

El sonido de unos toquidos en la puerta me hicieron brincar ligeramente, tirando el vaso de vidrio haciendo que este se estrellara contra el piso, levantándome del sillón y caminando a grandes sancadas hasta llegar a la puerta, abriéndole con la esperanza de encontrar la sonrisa hermosa de su pelirrojo.

Pero no era el.

El abatimiento se deslizó sobre su pecho, dejando que las lágrimas ya imposibles de controlar salieran de sus ojos, su mano golpeando la puerta y girandose, dejando a la chica que había tocado, parada en la puerta.

_¿Que haces aquí?

_Tu padre... Me contó lo que pase y pensé que quizá me necesitabas...

La ira hizo mella en mi, sintiendo el calor subir por mi cuerpo mientras le regresaba una mirada iracunda a la castaña, apartando una mano que se acercaba a la mía en un asqueroso intento de consuelo.

_Necesito que te vayas, esto no te concierne y no tienes nada que hacer aquí.

Su voz firme mezclada con la mirada fría que le dedicaba, no daba lugar a peros, simplemente la quería fuera de su vista, aquella chica que solo intentaba ligar con él y que seguramente estaría rogando que Nori desapareciera.

No la necesitaba a ella.

Su corazón en aquel momento solo necesitaba al chico de cabellos rojos, aquel chico que le miraba de manera dulce con aquellos ojos color amatista, ese color que se había quedado grabado en su memoria a fuego.

Casi a empujones, saque a la chica del departamento pese a las súplicas y negativas, cerrando la puerta en su cara antes de regresar a la sala con sus padres.

La escena había cambiado ahora ya no sólo estaban sus padres sentados en silencioso apoyo, su padre estaba en el teléfono, intercambiando palabras a toda velocidad con la persona al otro lado de la línea.

Al colgar me miró con rostro ligeramente perdido, intentando evitar el contacto visual conmigo, evitando mi mirada.

_¿Que sucede?

Pregunté con voz trémula, mirando en dirección a mis padres, intercalando miradas entre ellos, intentando que sus ojos dejaran de evitarle hasta que por fin su padre colgó.

_Creen... Creen que lo encontraron, al menos hay un reporte de un chico con las mismas características de Noriaki... Tenemos que ir a identificar el cuerpo.

Silencio.

Vacío y sepulcral silencio, de repente sintió que su cuerpo caía en un hoyo oscuro, un pozo que le estaba ahogando haciendo que cayera de rodilla, con las lágrimas empezando a caer, torpes por casi nunca ser derramadas.

Sin saber cuanto tiempo había pasado tumbado en el piso, con la mirada de sus padres preocupadas pero sin querer decir nada, intentando no interrumpirlo en aquel momento.

_Él...

_Aún no es seguro cariño, pero tenemos que ir, quizá no sea él...

La voz de mi madre buscaba dar consuelo, intentar regresar ese rayo de esperanza a mi vida, intentando no irme abajo, pero aquello era imposible, ahora su mente ya estaba perdida.

La imagen de Noriaki completamente helada, sus ojos cerrados muertos y sin vida, su piel normalmente sonrojada ahora teñida de un terrible color pálido.

No quería.

Una parte de él se rehusaba a ver en esas condiciones a su compañero de vida, pero aún así, tenía que saber, tenía que callar la voz de la duda que no le dejaba descansar.

Aunque sí era Kakyoin, una parte de Jotaro también moriría con él.

_Yo... Él...

_Tranquilo, si quieres puedo ir yo, tal vez te vendría bien algo de descanso, puedes esperar aquí y te llamo en cuanto sepa si esto es verdad.

Mi padre luchaba por encontrar las palabras correctas, intentando no clavar aún más la daga que se mantenía aferrada al azabache.

No imaginaba su vida sin aquel chico, sin su otra mitad que le había enseñado tantas cosas, quien había logrado que se sintiera vivo de nuevo.

Le necesitaba.

_No, tengo que ir yo.

Dije con voz firme, tomando otro vaso de agua con gesto ausente, yendo a mi habitación a recoger algunas cosas para bajar de nuevo, mis padres se mantenían en su sitio, mirándome como si de un loco se tratara.

Y quizá, había perdido parte de mi cordura, aún así, todo había dejado de importarme todo lo que mi mente me decía, era Noriaki, aquel dulce chico al que había decidido convertir en su pareja definitiva.

_Volveré más tarde.

Murmuré tomando las llaves de la mesa y caminando hasta la puerta, pero al abrirla un fantasma le recibió con una expresión que creyó jamás volver a ver.

Bueno, disculpen por tener esto algo abandonado, ya me siento algo mejor y quiero comentarles que ya e puesto horario de actualización para cada fic que tengo, así que este será actualizado todos los días lunes ❤️

Gracias por leer

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