Capítulo XV: Verdad

487 69 28
                                    

La mañana trajo una sensación de agotamiento instantáneo, como si deseara permanecer en aquella cama al lado de Jotaro y no tener que regresar de nuevo a Japón, pero sabía que aquello era algo imposible, mi madre me necesitaba con ella y no podía dejarla sola.

Así que levantándome con cuidado de no despertar a Jotaro, proseguir a acomodar lo que faltaba de mi equipaje, dejando todo listo en la puerta de la entrada antes de girarme a contemplar aquel cuerpo de adonis tendido en la cama.

Dejando que mis manos le acariciarla con ternura recorriendo la suave y firme piel de su abdomen, con lentitud antes de acercarme a él y poco a poco trepar hasta colocarme encima suyo e inclinar mi cuerpo para dar pequeños besos al lado de su rostro.

_Te amo.

Susurro la voz ronca del azabache mientras comenzaba a despertar lentamente, con la mirada amodorrada y frotándose con cariño sobre mi pecho.

Sin quererlo, nos levantamos de la cama, nos apresuramos a cambiarnos y desayunar, desayuno donde los ojos de Jotaro me miraban ligeramente nostálgico.

_No quiero que te vayas...

_Tampoco quiero irme, pero sabes que es necesario.

Le dije mientras me levantaba de la mesa, colocando mi cuerpo detrás suyo y envolviendolo con mis brazos, girando un poco su cabeza para poder besarlo.

_Prometo que en cuanto las cosas estén mejor, volveré y me enseñaras a bucear.

Con calma mi vos le recordaba que aun nos quedaba mucho tiempo para estar juntos, ¿que eran unas semanas separados contra toda la eternidad juntos?

Con cuidado nos apartamos y Jotaro se levantó, apresuradose a tomar mis maletas, tomé los boletos del vuelo y nos apresuramos a subir al auto, llegando a tiempo al aeropuerto.

_Prometeme llamarme en cuanto llegues.

Murmuró el azabache mientras la escena de despedida se llevaba a cabo, nuestras manos unidas en un gesto romántico mientras nuestras miradas se cruzaban embelesadas.

_Lo prometo, Jotaro.

Un último beso marcó la separación, separando mi cuerpo y tras una mirada cargada de emociones, me apresure a caminar rumbo a la sala de abordaje.

Mi mente completamente pensando en la enfermedad de mi padre mientras subía al avión, sentandome al lado de la ventana esperando a que subieran todos los pasajeros.

Sin embargo, la llamada entrante de mi madre me hizo salir de mis cavilaciones respondiendo enseguida y escuchando un tono más animado en aquella femenina voz.

Al parecer mi padre se había recuperado más y le había pedido a mi madre que mejor disfrutará yo mis vacaciones, al final había salido de riesgo y sabía que se pondría mejor.

Aquello rápidamente me hizo levantarme del asiento después de colgar el celular, saliendo de ahí y dirigiéndome al lugar donde había entrado, para mi suerte las puertas aún no se cerraban.

_Señor, no puede levantarse de su asiento.

_Tengo que salir, ya no tomaré el vuelo.

Aunque las aeromosas intentaron detener mi avance, nada funcionó, terminé de bajar de aquel sitio y comencé a caminar en dirección a la salida, intentando encontrar a Jotaro, esperando que aún se encontrara en el aeropuerto.

Saque mi celular, para llamarlo, sin embargo en ese momento sentí como todo ocurrió muy rápido, una persona empujandome y de repente el celular ya no se encontraba en mis manos y el responsable se había esfumado.

La rabia crecía en mi pero intente mantenerme calmado, después de todo mas tarde estaría en los brazos de mi amado.

Decidí entonces al darme cuenta que casi no llevaba efectivo, lo más prudente sería ir caminando, después de todo no podría llevarme mucho tiempo llegar al hotel.

Un ruido estridente hizo que todos miraran por la gran ventana donde se divisaban los aviones, mi corazón se detuvo un momento al notar lo que estaba ocurriendo.

No entendía el motivo de alarma hasta que escuche que un avión se había desplomado al inicio de su vuelo, un sentimiento de pánico envolvió mi pecho haciendo que mi respiración se alterará en cuanto vi el número del vuelo.

La muerte había rozado mi cabello aquel día, pues aquel vuelo era justo el mio, era el avión en el que estaba subido hacia unos momentos, si me hubiera quedado ahí probablemente ahora estaría...

Muerto.

Aquella idea hizo que mi piel fuera recorrida por un escalofrío, dejando en mi cuerpo la sensación de náuseas y cierto miedo que de repente hizo que sintiera un calor extraño, notando como las cosas a mi alrededor empezaban a moverse de manera caótica.

Y de repente todo se volvió negro.



Poco a poco mis ojos empezaron a abrirse,  notando rostros que me veían directamente pero que no lograba enfocar del todo, voces que sonaban lejanas y que no podía distinguir del todo.

Pasados unos momentos, de manera lenta, mis sentidos comenzaron a aclararse notando entonces donde estaba, al parecer me había desmayado y junto a mi se encontraban enfermeros que quizá pertenecían a la aerolínea.

_¿Como te sientes?

Preguntó uno de ellos mientras me acercaba una botella de agua, sin pensarlo mucho la bebí por completo pues sentía mi boca reseca.

_Bien, algo mareado nada más.

Respondí intentando incorporarme pero el enfermero frente a mi no lo permitió, intentando mantenerme calmado me dijo que me mantuviera sentado.

_¿Tienes familia aquí? ¿Podemos avisar a alguien?

Sin más, comencé a dar los datos de Jotaro y el hotel donde se hospedaba, sin embargo me comunicaron que la línea sonaba ocupada en cada intento que hacían, cosa extraña, así que me dijeron que lo mejor sería llevarme hasta el hotel para asegurarse de que llegara sano y salvo.

Agradecí aquel gesto levantándome con cuidado, aunque el mareo estaba disminuyendo, aún sentía cierta debilidad en mi cuerpo.

El trayecto lo pasé mirando a la ventana, una parte de mi aun se sentía angustiado por el incidente del vuelo, por la idea de que pude haber sido yo el que muriera en aquel trágico accidente y la otra parte de mi se hallaba emocionado por volver a reunirse con Jotaro.

El enfermero me dejó en la puerta del hotel a notar que el color había regresado a mis mejillas y que ahora era prudente dejarme solo, con una sonrisa tomé el ascensor esperando que me llevara al piso deseado, una vez ahí mis pasos resonaron por el pasillo que se encontraba en un profundo silencio y al pararme frente a la puerta toque con fuerza.

La figura pálida de Jotaro me recibió, sus ojos se abrieron de golpe, mirándome con algo que mezclaba el miedo, la sorpresa y el alivio.

_¿Jotaro?

Romantic Love Donde viven las historias. Descúbrelo ahora