Capítulo II: Lagrimas

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El día empezó de lo más normal, estaba habituado a la fuerte monotonía que implicaba cada mañana, aun así, iba decidido, había prometido no faltar a clases, así que tras tomar rápidamente el desayuno que me había dejado mi madre, camine hacia la escuela, quería ver a Kakyoin pintando.

Pero mi deseo no iba a ser cumplido, pues en cuanto kakyoin llegó y comenzó a acomodar el cabestrillo, un grupo de personas, dos chicas y un chico pasaron a su lado, por la distancia no alcance a escuchar que era lo que le estaban diciendo, pero si vi que no era nada amable, por lo que solo pude ver a Nori levantar sus cosas y moverse lo más rápido posible de ahí.

Solté un gruñido de enfado, me preguntaba que era lo que estaba afectando la reputación de Kakyoin de esa manera, un chico como el ¿En que problemas podría haberse metido?, por un momento pensé en seguirlo, pero pensé que lo mejor era darle su espacio, así que tras un último suspiro decidí entrar a clases.

La primera clase siempre resultaba un fastidio, odiaba tener que escuchar la monótona voz de la profesora en turno y el sueño amenazaba con cerrar mis ojos, aun así trataba de mantener la vista fija al frente y concentrarme lo más posible, tenía que hacerlo por Kakyoin.

El timbre de la hora de comida sonó, me encontraba extrañamente animado aunque no quería admitirlo, tomé mis cosas y me apresure a caminar hacia el salón de Kakyoin, el pelirrojo le había dado una lista con su horario ya que se había comprometido a comer con el durante los recesos.

Llegó al salón marcado y se asomo, no veía el cabello pelirrojo por ninguna parte.

_Jojo, que gusto tenerte por aquí- escucho la irritante voz de una chica a quien había visto siguiéndolo de vez en cuando, pero no recordaba su nombre.

_¿Donde esta Kakyoin?- Pregunté sin importarme nada más, ella sonrió, odiaba su sonrisa, inmediatamente se podía notar lo falso.

_Oh, fue a su clase de pintura.

Suspiré y me gire, no tenía ganas de seguí hablando con esa irritante mujer.

Jotaro vino a buscarlo.

¿Kujo?

Si, me pregunto porque vino a verlo, alguien debería decirle que no es muy buena idea juntarse con ese chico.

Tal vez el le esté haciendo algún trabajito también a él.

¿Bromeas? El se ve demasiado varonil para esas cosas.

Apreté los puños con fuerza viendo como los nudillos se ponían pálidos, sentía mi mandíbula tensarse, por un momento pensé en irme de ahí pero no podía permitir que esos idiotas hablaran así de Noriaki, el jamás se portaba mal con nadie y le enfureció que aquellas personas hablaran de él a sus espaldas.

Me gire sobre mis talones y regrese al salón de donde provenían aquellas molestas voces, entre haciendo demasiado ruido y cerré de un portazo la puerta a mis espaldas.

Dentro se encontraban 2 chicas y 3 chicos. Ellos se me quedaron viendo con cierto miedo en sus ojos, lo cual era obvio, me había forjado una fama de busca pleitos, aunque jamás había golpeado a nadie que no fuera culpable.

_Es horriblemente patético hablar mal de la gente a sus espaldas, solo alguien cobarde haría estas cosas.

Suspiré y me acerque a uno de los tipos tomándolo del cuello de su fea camisa y lo levante para que quedara a la altura de mi rostro.

_Si vuelvo a oír cualquier insulto dirigido a Noriaki se las verán conmigo, y debo advertirles que no soy muy simpático cuando me enojo.

Deje caer al tipo y me dirigí a la salida.

Camine hasta la sala de arte, el silencio del corredor se vio alterado cuando escuché un sonido extraño, era como si alguien estuviera conteniendo el llanto, aquel sonido provenía de la sala de arte, así que sin pensarlo mucho abrí la puerta.

Kakyoin estaba sentado mirando a la ventana, lágrimas caían por su rostro mientras su mirada se veía perdida, me acerque con calma tratando de no asustarlo.

_¿Que te hicieron? - dije tratando de que mi tono sonara tranquilo.

El se giro, la sorpresa se dibujaba en su rostro, me di cuenta que sus manos estaban tan apretadas que sus uñas se habían terminado encajando en ellas, ocasionando que estas comenzarán a sangrar, me apresure a tomar sus manos para evitar que siguiera haciéndose daño, no sabía cómo consolarlo por aquello que le estaba preocupando en estos momentos así que opte por hacer lo que mi madre hacía cuando yo me encontraba mal.

Sin esperar una invitación de su parte lo tome entre los brazos, sujetando su espalda de manera que su cabeza quedara recargada en mi pecho, al principio Nori se quedó completamente estático por la sorpresa, sin embargo después de unos minutos se relajo, lo abrace aún más fuerte cuando escuché que los sollozos regresaban y su cuerpo se estremecía ligeramente.

Después de un rato Kakyoin dejó de llorar, poco a poco se separó de mí, aunque no quería que se alejara solté mi agarre permitiendo que se apartará, limpio con prisa sus ojos y me miró intentando emular una sonrisa.

_Dios, disculpa que tuvieras que presenciar esto- dijo aún con la voz quebrada.

_¿Que sucedió? - pregunté aún mirándolo.

_N-No es nada- dijo mientras empezaba a levantar su material de arte colocándolo en su mochila.

_Escuche a unas chicas hablando de ti, se que algo pasa- sentí como mi mirada se volvía más penetrante, quería saber que estaba pasando para poder protegerlo de aquello que lo estuviera molestando.

_No quiero hablar de eso... Al menos no ahora- murmuró mirándome de manera suplicante.

Suspiré, una parte de mi quería obligarle a que me dijera lo que estaba pasando, odiaba darle vueltas al asunto, pero las palabras de mi madre vinieron a mi mente "se paciente".

_Yare yare daze- digo en voz baja mientras me acomodo la gorra.

_Creo que es hora de ir a estudiar, si queremos ponerte al día tenemos que empezar ya.

Ambos salimos de ahí, para mi suerte el aceptó que estudiaramos en mi casa, y aunque no me entusiasmaba eso, me sentía feliz por pasar mas tiempo a su lado.

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Holi, perdón por tardar en la actualización, la tenia pensado para ayer pero por un problema familiar ya no fue posible, aun así espero que lo disfruten.
En serio gracias por leerme.

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