Nunca comprendí que le veían de bueno al fin de año, que era lo que hacia que el 31 de diciembre fuera algo especial, no lo entendía. Solo era un año, nos recordaba lo rápido que el tiempo llega a pasar, todo se mezcla cada noche de ese día: alcohol, fuegos artificiales, el humo gris del cigarro, risas de niños, tiros al aire, el llanto de algún pobre mal afortunado que esta sufriendo o de amor o de cuestiones personales, obviamente no me percataba de todo esto tan fácil, apenas lograba apreciar los fuegos artificiales y degustar el sabor del alcohol. Era una fiesta como la de años anteriores, con bastantes ausencias en la mesa y mucha pero poca unión. Llegamos a ser tan egoístas que esperamos un día del año para unirnos pero no hacemos cosas iguales el resto de año, o tal vez si pero no lo veo de esa forma. Es gracioso como una "festividad" sea un arma de doble filo, mientras unos celebran por el otro lado otros están a punto de quitarse la vida; por lo general en estas fechas el suicidio aumenta bastante, 24,25 y 31 de diciembre no son lo que parecen. Créanme cuando les digo... Que el alma se cansa de estar sola, muy en el fondo, todos nos podemos llegar a sentir así: solos, confundidos, nostálgicos, melancólicos y deprimidos; lastima que el ultimo recurso de algunas personas sea el suicidio. De niño probablemente año nuevo significaba mucho, pero ahora ya no; tal vez sea por las experiencias que llegamos a tener lo que hace que perdamos la alegría o entusiasmo que llegábamos a tener en ese entonces, es cuando mas tarde que nunca te das cuenta que comienzas a crecer