Cupid Hates Me ☕

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POV Omnisciente

Eric se encontraba sentando en la banqueta de la alcaldía, esperando a su novia, la base de las chicas es un completo misterio, ningún chico sabe de ella, a excepción de Stan. Se encontraba aburrido no tenía mucho que hacer, por ello, estaba tejiendo una pulsera verde.

Pulsera que no tendría dueño, ya que había hecho tantas para Heidi al punto de que ella le pidió que no siguiera.


Era una tarde de junio, en South Park el verano parece no llegar, pero la temperatura no es tan jodida como habitualmente, el cielo ya no está gris, se puede ver el reluciente sol iluminando el claro cielo azul, la nieve estaba descongelándose, pero claro, no era lo suficientemente caliente para deshacerse de su abrigo.


Levantaba la mirada periódicamente, esperando ver a Heidi de regreso, sin embargo paso un largo rato para que esto sucediera.


-Por Dios, por que las mujeres siempre tardan tanto en todo lo que hacen?-


Se preguntó con amargura, terminando la pulsera, recordando que esta era verde, como los ojos de la persona de la que se enamoró. Bueno, parece que el siempre termina enamorándose de la gente con ojos verdes.

El pobre diablo estaba haciendo el ultimo nudo, cuando sorpresivamente alguien le tiro del cuello del abrigo, obligándolo a levantarse, siendo sus labios reclamados violentamente.

Normalmente Heidi es muy gentil a la hora de besarle, pero esta era la excepción, obviamente algo andaba mal, su lengua estaba en su boca, saboreándola celosamente, dejándole  muy poca oportunidad de corresponder ese beso, se sentía incómodo, por ello alejo su rostro.


-Cariño... ¿Qué sucede?-


-Eres mío- Respondió tomándole de la mano para marcharse del lugar.


-Si... pero por que tan de repente? - en su tono de voz se le notaba confundido y algo perplejo, haciendo recapacitar a la castaña.


-Oh, bueno, estaba muy ansiosa de verte, esta reunión fue muy pesada, la sentí como una eternidad-


-FUE una eternidad, me dejaste solito esperando, aburrido, muriendo bajo el sol, ahj... -


-Bueno, antes de que te durmieras tenía que besarte mi bello durmiente- Detuvieron el paso, quedando en medio de la acera, ella tomo las mejillas de su novio y beso su rostro con cariño, haciendo reír a este-


-Jejeje haces cosquillas-


-Es que eres muy lindo, eres tan hermoso-


-Lo sé- Dijo con total naturalidad mientras sentía los labios de Heidi besar su nariz, mejillas, frente, ojos, se sentía amado. - Y tú eres la niña más hermosa de la escuela, nos complementamos- Respondió tomándola de las mejillas, dándole un tierno beso en los labios.


Tierno.

Así es como se describía su amor por ella, libre de perversión, él era incapaz de verle de esa manera, aunque ella quería ir más allá, él siempre se escudaba con lo más lógico, sano y correcto: "Somos niños, no podemos hacer eso"

Mesa de téDonde viven las historias. Descúbrelo ahora