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Tantas cosas rondaban por sus cabezas, pero la más común e importante era:

-¿Dónde coño estoy?

No sabían cómo, pero al abrir sus ojos, estaban dentro de una habitación que no reconocían como la suya. De hecho, ni siquiera habían despertado sobre sus camas, más bien en un frío y húmedo suelo.

Mientras el chico se decidía a salir rápidamente de donde fuera que estuviese, la muchacha se tomó el tiempo de explorar el entorno a través de la ventana rota del cuarto donde estaba.

Sin embargo, otra vez sus pensamientos coincidían y quedaban anonadados ante el ambiente que se les presentaba.

Edificios y casas que delataban haber sido construidas en pleno siglo XXI, repletas de enrredaderas y moho, necesitadas deun mantenimiento que, al parecer, nadie le daría.

La flora y la fauna habitaba en aquella ciudad como lo hubiesen hecho los humanos que una vez vivieron por esos lares y lo más increíble de todo era que, incluso en medio de las calles, habían brotado gigantezcos árboles y por ellos rondaban, desde tiernas ardillas de diferentes colores, hasta...

-¿Dragones?-murmuró SooJin para sí misma. Y es que no podía creerse lo que sus ojos veían.

Un tierno y pequeño dragoncito color violeta se posaba en su ventana, restregando su cabecita contra la femenina mano, rogando por caricias. Y detrás del bichito, habían unos cuántos más.

Al parecer, todos estaban dispuestos a recibir caricias.

Por su parte, el chico, quedaba impresionado con aquellas plantas que habían en las aceras.

¡Tenían ojos y le sonreían!

¡Incluso una le regaló un guiño!

-¿Qué carajos...?-susurró para sí mismo y prefirió seguir con su camino, dándose uno que otro golpecito en su cabeza, pensando que alucinaba.

La joven, aún rodeada de dragoncitos que se apoyaban en sus hombros, cabeza y brazo, decidió salir a explorar.

Casualidad o no, cuando ambos caminaban por el mismo medio de la calle, ella jugando con los dragoncitos y él con sus nuevas amigas las flores coquetas,  lograron divisarse.

La emoción que les provocó la esperanza en sus pechos fue tan grande que, con cuidado de no lastimar a sus pequeños y lindos acompañantes, corrieron lo más que pudieron hasta que  finalmente quedaron uno frente a otro, sonriéndose.

-¡Joder! Pensaba que estaba solo en medio de todo esto-suspiró el muchacho.

-Bueno...creo que ya somos dos-imitó la acción de su contrario, la muchacha-. Pero la gran pregunta de todo esto es: ¿dónde estamos?

-¿Y por qué estamos aquí?-agregó el joven.

-Creo que eso es muy sencillo de responder.

Aquella tercera, femenina y dulce voz, los hizo sobresaltarse. No habían visto venir a aquella mujer que, a juzgar por las alas coloridas y brillantes que sobresalían a sus costados, era un hada.

-¿Quién es usted?-quiso saber SooJin.

-Eso no importa ahora-negó la mujer-. Sean bienvenidos al mundo de la felicidad, donde sus mayores sueños pueden volverse realidad.

-Hum...creo que me he drogado por error-murmuró JungKook, sacudiendo su cabeza.

-Nada de eso, chico-rió el hada-. Tu mayor deseo es volver a ver a tu hermana ¿cierto-el chico quedó en silencio.

¿Cómo sabía aquello esa señora?

-Y el tuyo es hacer que tus padres se sientan orgullosos de tí ¿cierto, linda?-y esta vez, quien quedaba en silencio, e igualmente sorprendida, era la muchacha-. Aquí pueden lograrlo-sonrió-. Simplemente tienen que entrar al laberinto y obtener las esferas de luz. Al final, los estaré esperando para que me las entreguen y volver sus sueños realidad. Eso sí, les sugiero que trabajen en equipo. El laberinto no es muy fácil de pasar.

SooJin y JungKook se miraron y fue la chica la primera en estirar su mano.

-¿Equipo?

-Equipo.

∂яєαм;; ʝʝҡ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora