cαρเ́ƭµℓσ 13

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-¡Son noventa!-chilló SooJin, logrando asustar a su novio.

-¡Yah! Me asustaste, mujer-reclamó, colocando una de sus manos en el pecho.

La chica intentó con todas sus fuerzas no reírse de la reacción de JungKook, pero terminó hacíendolo.

El chico se cruzó de brazos y la miró con una ceja alzada.

-Ya que me asustaste, dime que fue lo que descubriste que te hizo gritar tanto.

SooJin calmó sus risas y le enseñó a JungKook la cajita donde guardaban las esferas de luz.

-¡Tenemos noventa!-volvió a chillar y el chico cerró sus ojos con fuerza. A pesar de ser su novio, seguía sin soportar mucho ese tipo de situaciones. SooJin, cuando gritaba, tenía una voz muy aguda-. Eso quiere decir que nos quedan un par de bichos por liquidar y finalmente llegaremos al final de laberinto ¡Y volveremos a casa! Seguro MiYeon debe estar preocupada porque la loca depresiva de su mejor amiga desapareció de la nada-hizo puchero y el chico, incapaz de resistirse, aprovechó la oportunidad para besar cortamente los labios ajenos.

-Enséñame el mapa-pidió, y SooJin comenzó a buscar en su mochila para luego entregarle el papel perfectamente doblado que representaba el mapa-. Estamos llegando al final-sonrió contento, contagiando a su contraria-. Así que creo que sólo nos queda un bicho pesado. Recuerda que hemos conseguido hasta catorce bolas de esas en una sola bestia.

-Uh, eso es cierto-asintió sonriente-. Entonces...sólo tenemos que seguir adelante ¿no?

-Elemental, querida Watson-con una pícara sonrisa, tocó la punta de la nariz ajena con el mapa ya doblado, sacándole una risilla a la chica-. Pero necesito un favor tuyo ahora mismo-sonrió apenado.

-Claro, dime-asintió, guardando el mapa y la caja con las esferas en su mochila.

-Necesito ir al baño-admitió seriamente, pero bien sabía SooJin que se estaba muriendo de vergüenza por decirle aquello. El sonrojo en sus mejillas se lo decía todo.

-Anda ve-soltó una risilla-. Te espero aquí. No moveré ni un pelo.

JungKook sonrió antes de besarla cortamente y correr hacia los árboles que daban entrada al bosque que se encontraban tanto a la derecha como a la izquierda del ancho sendero por el que ambos jóvenes estaban transitando.

Sin embargo, no eran conscientes de los invisibles ojos que los miraban desde una considerable distancia y desde hacía ya bastante tiempo.

JungKook fue quien llegó a sentir dicha presencia mientras terminaba de vaciar su vejiga para volver a acomodarse el pantalón. Sin embargo, no llegó a dar media vuelta cuando todo fue negro para él.

Por su parte, SooJin esperaba, ya algo impaciente, sentada sobre su mochila. Tenía calor y maldecía internamente el que JungKook se hubiese ido con mochila, y armas incluidas, ya que en su mochila estaban los abanicos (confeccionados por las hadas) y con las otras armas podría entretenerse más que con un látigo y una espada.

-Aquí estoy, cariño.

Inmediatamente que lo escuchó, SooJin se puso de pie sonriente, colocándose correctamente la mochila en la espalda.

-Hasta que al fin, Jeon. Pensé que la tierra te había tragado.

-Lo siento. No fue mi intención hacer que esperaras demasiado tiempo-sonrió apenado y la chica frunció su ceño.

Esperaba un comentario grosero o sarcástico por parte de su novio.

-¿Nos vamos ya?-incitó la chica. Algo le daba mala espina, pero esperaría a que sus dudas fueran aclaradas solas.

∂яєαм;; ʝʝҡ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora