cαρเ́ƭµℓσ 3

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-Según nuestra amiguita el hada que parece y desaparece de la nada y cuando le da la jodida gana, tenemos que prepararnos para lo que se nos viene en el dichoso laberinto ese. Y ya entrenamos un rato ¡Pero entiende que no puedo hacer nada más si no me doy una puta ducha y tú estás en el baño desde hace casi una hora!-estalló SooJin, dando golpes a la puerta del baño tras la cual ni siquiera se oía el sonido del agua de la ducha caer-¡Ugh! Eres un odioso. Me avisas cuando...

Y antes de que pudiera siquiera decir alguna otra palabra, un JungKook con su mejor cara de póker y tan sólo una toalla alrededor de su cintura, salió del baño.

-He de admitir que reconozco las razones por las que te crees el rey del mundo, y es que estás bueno, no lo niego-confesó la fémina, y el chico apenas y sonrió de lado, cruzándose de brazos sobre su pecho-. Pero es una verdadera lástima que tu carácter haga completa injusticia con tu cuerpo.

Y con eso, lo empujó y se adentró en el baño.

Como bien decía SooJin, apenas llegaron al lugar y comenzaron a prepararse (luego de inspeccionar bien a detalle la casa, claro) se tomaron un descanso al ver que la noche comenzaba a caer.

Sinceramente, no tenían moción del tiempo.

Sin embargo, JungKook se le había adelantado a la chica y se coló primero en el baño luego de que ambos quedaran exhaustos y sudados y aquel era un claro motivo de pelea para SooJin, puesto que el chico parecía demorar una eternidad.

La ducha de la fémina fue algo rápida en comparación a la contraria y luego de colocarse la ropa limpia que, por "casualidad" había en aquella casa, se dirigió a la cocina, dado que el hambre que tenía era inmensa.

-¡Woah!¿Cocinaste tú?-exclamó sonriente en cuanto vió al chico sentado en la mesa, con varios platos a su alrededor.

-No. Todo esto estaba en la nevera-respondió sin interés.

No es sorpresa.

-Ya-SooJin aplanó sus labios y se dispuso a sentarse frente al chico para así poder cenar junto a él.

Todo estaba en silencio, un silencio cómodo para JungKook e incómodo para SooJin.

Desde que el hada les dió las indicaciones de cómo llegar a la casa aquella para prepararse y ellos emprendieron camino, SooJin no paraba de "molestarlo" con sus preguntas y comentarios, por lo que inmediatamente decidió ponerle un alto antes de que su paciencia acabara y gracias a eso SooJin entendió que, al contrario de ella, él no era muy conversador, y decidió llamarse al silencio, formando uno bastante cómodo hasta que llegaron a la casa y JungKook delató su falta de tolerancia.

Pero la paciencia del chico volvía a colmarse cuando uno de los dragones que habían acompañado a SooJin, se coló por la ventana rota y se posó en la mesa. Evidentemente quería comida porque su vista estaba fija en aquel trozo de carne de SooJin intentaba picar.

-¡Oh!¿Quieres un poco?-ofreció la chica, extendiéndole un trozo de carne al animal, quien enseguida lo tomó, dejándolo caer a la mesa.

La fémina frunció su ceño, pero al ver cómo el dragoncito quemaba con las llamas salientes de su boca y nariz aquel trozo de carne para luego comerlo con total gusto, se echó a reír.

-No le veo la gracia-bufó JungKook-. Lo estás malacostumbrando. Y lo que menos necesitamos ahora es que un bicho carnívoro y que lanza llama nos ande rodeando.

-Tú cállate y concéntrate en tu comida. Que estos "bichos"-molesta, hizo comillas con sus dedos-, son problema mío.

El chico simplemente se tragó sus palabras y siguió comiendo. Lo único que pasaba por su cabeza era el saber cómo habían llegado a aquel lugar y qué sería de la vida de sus familiares y amigos puesto que apenas y había pasado un día desde que aparecieron en aquel extraño mundo.

Pero, claramente, no compartiría sus inquietudes con SooJin. Su orgullo y cierta desconfianza no se lo permitían.

A la mañana siguiente, lo primero que notó JungKook al salir de su habitación fue a SooJin entrando por la puerta con un alrededor de cinco dragones (según lo que su adormilado cerebro llegó a contar) ubicados sobre sus hombros y cabeza y, en sus manos, habían dos...

-¿Venados?-preguntó en voz alta, y la atención de SooJin y los animalitos se posó en él.

-Buenos días para tí también, JungKook-con cierta ironía, SooJin le sonrió-. Y sí, estos son venados. Para nosotros y una buena parte para ellos. Me ayudaron a cazarlos ¿sabes? Estos dragones nos pueden ser muy útiles en un futuro.

-Ajá. Lo que sea-rodando los ojos, el chico se dispuso a continuar con lo suyo, yendo primero al baño para atender sus necesidades y luego bajó al sótano a entrenar.

Estaba muy centrado golpeando el saco de boxeo como para notar la entrada de SooJin.

Pero ella tampoco estaba muy concentrada, puesto que tenía su vista fija en una pistola y estaba comprobando que, en efecto, esta estaba sin balas.

Ella por caminar sin mirar por dónde, y él por estar tan ensimismado en lo suyo, ninguno se percató cuando todo sucedió.

Un mal golpe al saco de boxeo hizo que SooJin cayera al suelo, pero...¡Oh! No fue la única.

JungKook había caído también y tenía sus ojos cerrados, en parte porque se esperaba un impacto mayor al caer y porque sentía su orgullo herido al fallar en un golpe. Sin embargo, aquella molesta sensación en su abdomen lo hizo gruñir.

-Sé que eres un salvaje, pero no hace falta que gruñas, menos si estás encima mío. Eso molesta ¿sabes?

Inmediatamente los masculinos ojos se abrieron y coincidieron con los de SooJin.

Tan cerca...

Estaban tan cerca, que recién se percataba del lunar de la chica bajo su ojo izquierdo y ella recién notaba el que tenía él bajo su labio inferior.

Silencio y respiraciones agitadas producto de la caída, eso era lo único que acompañaba el ambiente fuera de sus miradas.

¡Ah! Y los dragoncitos que veían todo con sus grandes ojos desde la puerta, ronroneando.

-¿Serías tan amable de decirme que hay entre mi abdomen y el tuyo?-gruñó, nuevamente, JungKook.

Una maliciosa sonrisa se apoderó de SooJin y el chico no sabía cómo tomarse aquello.

-Una pistola.

En el acto, el joven se alejó de ella con tanta rapidez, que SooJin no pudo eludir el carcajearse.

-¡Está descargada!-siguió burlándose y JungKook, desde su posición, sentado en el piso y apoyado en la pared más cercana, bufó.

-Vaya compañera de equipo tengo.

∂яєαм;; ʝʝҡ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora