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-¡Mierda!-gruñó el chico.

Rápidamente el par de jóvenes se levantó y encaró al horrendo ser que se les presentaba.

Cubierto de lodo de pies a cabeza, facciones toscas y dientes sucios y dispersos, pero afilados.

Claramente las intenciones de aquel ser no eran buenas. Menos cuando se acercaba a ellos con pasos firmes y puños cerrados.

-¿Y ahora?-murmuró SooJin, logrando que la mirada de JungKook cayera sobre ella, aunque miraba de reojo al monstruo que, para su suerte se acercaba a pasos bastante lentos hacia ellos-. Salimos de la casa sin nada. Apenas nos dió tiempo a escapar.

-Sólo nos quedan nuestros dotes en las artes marciales-suspiró antes de colocarse en posición de defensa-. Yo estudié Taekwondo.

-Y yo Karate-afirmó ella, también colocándose a la defensiva-. Pero creo que a este para nada agradable amiguito tendremos que usarlo de saco de boxeo.

Observando la situación con detalle, se dispusieron a elaborar un plan.

-¿Por qué no ataca?-murmuró SooJin para sí misma.

Y era cierto. Aquel ogro estaba a poco más de dos metros de ellos, simplemente viéndolos.

-Está esperando a que nosotros seamos los primeros-respondió JungKook.

Sin embargo, antes de que alguno de ellos decidiera lanzarse al ataque, una vocecita algo chillona llamó la atención del chico.

-¡Psst! ¡Hey, chico!

Lanzando una rápida mirada a su costado, JungKook notó que, a un lado de un baúl (algo grande, cabe decir), se hallaba una margarita de coloridos pétalos y esta, lejos de sonreírle, se mostraba preocupada y le señalaba con ahínco al objeto a su costado.

Devolviendo su vista al frente, le susurró a SooJin.

-Vamos a lanzarnos ahora. Pero recuerda que a tu derecha hay un baúl. Algo debe haber ahí que nos ayude porque la florecita no deja de señalarlo.

La fémina sólo asintió y ambos se dispusieron a terminar con aquella situación de una vez por todas.

A pesar de lo...desagradable que les resultaba el hacer chocar sus brazos, puños y piernas contra la bestia lodosa, la pelea avanzó con algo de éxito.

Ellos eran fuertes, sí. Pero aquel ogro lo era más, así que sabían que necesitaban de alguna ayuda extra.

-¡JungKook! ¡El baúl!-exclamó SooJin una vez obtuvo la completa atención del ogro sobre ella...literalmente. Mientras ella intentaba detener a la bestia con sus antebrazos y una que otra patada, JungKook lograba abrir el baúl.

En el justo momento donde SooJin ya no se creía capaz de soprotar más lodo y pestilencia, mucho menos aquella desagradable vista, una flecha atravesó la frente del ogro.

-¡Agh! ¡Salvaje! ¡Quítamelo de encima!-gruñía SooJin. La pobre había caído al suelo con el ogro muerto encima. Lo único que cosideraba bueno era la bola luminosa que había caído en su mano desde el interior de la boca de su contrincante.

Asqueroso, pero positivo.

JungKook simplemente suspiró tranquilo y la ayudó a levantarse y apartar al bicho.

-¡Agh! Esto es repugnante-bufó la chica, viendo toda la suciedad y demás pegajosas sustancias que se adherían a su piel y ropas-. Al menos conseguimos una bola de esas que dijo el hada.

-Ahí hay un lago-el chico señaló a su costado, tomando la esfera luminosa en sus manos-. Ví ropa en el baúl, así que podemos bañarnos y guardar esto-señaló el objeto brillante.

∂яєαм;; ʝʝҡ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora