Va que va, ida y regreso, por acá y por allá

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Al salir de la fiesta de cumpleaños ya eran las siete de la mañana y los chicos se fueron al estudio, hace mucho tiempo no se sentían agotados y querían descansar un poco. Luke se tiró en su sofá y cerro los ojos, la cabeza le dolía y sentía que era más por los dolores que le causaba Dahlia que por los tequilazos que Reggie le obligo a beber. El pelinegro ese se tiro sobre el piano y se acurruco, tenía tanto sueño que quería morir para poder dormir una eternidad, tan centrado en eso estaba que todas las dudas, crisis e investigación que quería hacer sobre la chica Molina mayor desaparecieron de su cabeza. Alex por otra parte estaba tan feliz que apareció en la habitación de Julie y se tiró en la cama, a alguien debía contarle con lujos de detalle todas sus emociones, ya habría tiempo para cualquier otra cosa.

—Límites, pero hola, pareces muy feliz.

Alex sonrió aún más y se tapo la cara

— Es que lo estoy – suspiros de enamorado– bese a Willie anoche u hoy en la mañana, no estoy seguro la cosa es que lo bese.

Silencio, Alex no escuchaba a Julie decir nada y se saco las manos de la cara y verla le causo risa, estaba en un estado de shock con la boca abierta y sus ojos parecían querer salir de su cara y cuando Alex le presiono el estomago con un dedo esta exploto en un chillido y saltaba en la cama.

— No lo puedo creer –fue lo primero que dijo seguido de un ¿Cómo fue? ¿Los fantasmas sienten algo al besar a otro o es un vacío total?

— Me sentí totalmente vivo, como cuando tocamos, sentí mi corazón, el pulso, los nervios... simplemente maravilloso


De la salida del sol y el termino de la fiesta Willie se despidió de Alex, y el rubio chico se fue con sus amigos, así que él se fue con su mejor amiga que lo esperaba sentada en el escenario.

— Te vez muy contento

— Lo estoy

Ambos sonrieron y siendo los únicos del lugar desaparecieron para aparecer en el típico recorrido que hacían con vida, ese donde de amanecer caminaban por los pasajes camino a su casa, donde Willie la dejaba en su casa y después en patineta se iba veloz hasta la suya antes que vieran que no durmió ahí. Solamente que ahora los dos traspasaban la puerta de la casa de los Molina y al entrar escucharon un gran chillido, ambos se vieron y subieron corriendo las escaleras, era Julie, pero hablaba muy emocionada de algo, sin querer invadir su privacidad fueron a la pieza de Dahlia a escuchar y ver por el agujero que estas hermanas habían hecho para hablarse entre las paredes.

— Esta Alex –le susurro Dahlia a Willie y esta la empujo para el apropiarse de todo el agujero y saber si era verdad y de que hablaban.

— Creo que habla de nosotros.

— De ustedes y su beso eso de seguro – y Dahlia se tiro en su cama, vio el verdadero desorden que tenía ahí y comenzó a ordenar . Ella odiaba el desorden.

— ¿Qué crees que haces? – y ambos fantasmas se giraron para ver al chico del que provenía la infantil voz. Carlos estaba parado en el umbral de la puerta aún con la mano en el picaporte – papá no deja que nadie recoja la habitación. Aunque seas tú no puedes Dahlia.

Los mejores amigos intercambiaron caras, Dahlia ya había recogido toda la ropa y la había doblado, estaba lista para guardarla, había enderezado las cosas botadas y levantado lo tirado. Era casi imposible dejar todo como estaba el día que se fue.

— Carlangas –comenzó ella– han pasado años, solo, papá lo entenderá.

— Y quién le dirá de quien es el responsable, se supone que él no puede saber que moriste o te irás para siempre – le dijo el menor triste – deja todo como estaba ahora.

Julie and the phanthoms more sister (terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora