− ¡Jackson! –grité.
−Mierda, Megan. ¡Ayúdame! –parecía que estaba sufriendo, la manera en la que su voz sonaba.
Todo se encontraba completamente oscuro y no podía ver dónde estaba Jackson, aunque no creo que esté muy lejos de mí, hace dos minutos estábamos cara a cara.
− ¿Dónde estás? –pregunté, mientras tocaba con mis manos al vacío, buscándolo a él.
−En el suelo, ¿dónde más podría estar?
Vaya, sigue con el mismo carácter. Me arrodillé y comencé a buscarlo, tratando de poder tocarlo. Luego de unos segundos toqué sus abdominales... dios mío. Los tenía perfectamente formados, pude sentirlos a través de su playera.
− ¿Quieres tocar mis abdominales, muñequita? Si quieres puedes hacerlo, pero luego, que tengo una maldita bala de madera en mi hombro.
¡Tiene una bala! Dios mío. Me puse nerviosa por el hecho de que tenía una bala y yo no sabía cómo ayudarlo.
−Dime qué debo hacer para ayudarte.
−Enciende la luz rápido –dice, y el dolor que expresaba su voz me ponía aún más nerviosa. Luego de unos segundos luchando contra la oscuridad, pude encender la luz.
Al estar la luz encendida, visualice a Jackson tirado en el suelo retorciéndose del dolor. Con una de sus manos estaba cubierta de sangre, ya que estaba con la mano donde se encontraba el disparo. Me acerqué rápido hacia él e hice un intento por levantarlo, era demasiado pesado, o yo no tenía la fuerza suficiente.
− ¿Quién pudo haberte hecho esto? –pregunté, después de sentarlo en el sofá.
−No lo sé –estaba comenzando a respirar con dificultad−. Quítame la playera.
¿Acabo de escuchar eso?
Me acerqué a él tímidamente y tomé de su playera. Comencé a subirla hacia arriba para poder sacarla. Las yemas de mis dedos tocaron su piel, la cual era suave. Ese pequeño rose, por muy insignificante que fuera, me puso más nerviosa, y de pronto, me sentía como un flan. A simple vista podías notar sus abdominales, incluso a través de su playera.
−Sé que admiras mi cuerpo, muñequita, pero este no es el momento.
Tengo que admitir, que a pesar de tener esa fachada de chico malo y misterioso, es algo arrogante y egocéntrico.
−Prepárate para lo que verás –dice.
Él miró la herida y luego a mí, yo sólo me encontraba parada esperando su siguiente movimiento. Hasta que metió dos dedos en la herida y comenzó a hurgar en ella. Estaba horrorizada por lo que estaba viendo. Jackson sacó la bala con sus propios dedos, pero no era una bala cualquiera, era una de madera. ¿Quién podría tener ese tipo de balas?
−Malditos cazadores de vampiros –murmuro en voz baja, pero yo pude escucharlo claramente.
Si antes estaba confundida, ahora lo estaba aún más. ¿Vampiros? ¿Jackson es un vampiro? Quedé en silencio durante unos minutos tratando de asimilar lo que acababa de escuchar. Eso explica porque siempre aparece ahí en el momento indicado, la súper fuerza que mostró cuando le torció el cuello a aquel tipo. ¿Cómo es que no me di cuenta antes?
Mi vista se estaba volviendo algo nublada, asique me apoyé en la cabecera del sofá para poder mantenerme parada. No quería desmayarme y golpearme. He sufrido muchos golpes a lo largo de estos días y uno más no aguantaría.
−Entonces... un cazador de vampiros te hizo esto –al decir eso, Jackson alza la vista y me observa por unos cuantos segundos −. No me sigas mintiendo –mientras más hablaba, más mareada me sentía.