Capítulo 13

699 79 11
                                    

Entro en una de las salas de Limbhad.
Me detengo en seco sin saber realmente que hacer.
Erik esta sentado, apoyado en la pared, esperándome.
Sus ojos se fijaron en mi.
-Hola. -Erik me dedica una sonrisa tímida.
-Hola... -No me muevo ni un centímetro de mi posición.
Noto que lleva en su espalda lo que sería su espada.
-¿Me esperabas? -Sabía perfectamente cual era la respueta. Aún así, fingí naturalidad.
-La verdad, es que si. -Mira al piso, algo incomodo.- Necesitaba hablar contigo. Ven, no te quedes ahí.
Ante sus palabras, me acerco amigablemente hacia él.
Pero no podía olvidar que intentó matarme.
Me detengo cuando quedo frente a él.
-Siéntate a mi lado. No muerdo. -Bromea sonriendo tímidamente.
No muy convencida, hago lo que me pide.
-¿Para qué me esperabas? -Realmente quería saber la respuesta.
Tenía que admitir, que una parte de mi, aún no creía que esto fuera real.
-Para hablar.
Esperaba que dijiera algo más, pero esa fue su única respuesta.
-¿Hablar?
Me mira fijamente. Trago saliva algo intimidada. Sonríe.
-Ya sabes, sobre el libro y esas cosas. Te contaré. Ayes tuvimos la "reunión familiar". Christian también estuvo ahí. -Noto algo de desprecio contenido en su voz.- Nos contaron sobre ti. Que mi mamá... -Traga saliva antes de seguir.- Te... concedió magia, y tu la reconociste, ¿No?
-Si... eso es cierto.
Erik suspira.
-Ahí comenzó todo. Mi mamá se sorprendió y escapó. Luego Christian te... capturó y te trajo a Limbhad. Aunque él lo que quería era borrarte los recuerdos, pero por petición de mi madre, no lo hizo.

Mi intuición, entonces era cierta.
Asiento levemente recordando lo sucedido.
-Luego. -Prosigue Erik.- Insististe en que no lo hiciera, resultando que estes viniendo cada noche a aprender magia. ¿Es cierto lo que nos contaron?
Suspiro.
-Es cierto. -Miro al piso.
-Ahora, lo del libro. Al parecer tiene un hechizo de camuflaje para toda mi familia, ya que lo vemos como un libro completamente negro. Bueno, al parecer, luego de descubrir su verdadera identidad, el hechizo se rompió... dejándonos verlo tal cual es.
-Hay que admitir que es bastante extraño. -Digo lentamente.
-Si, bueno. Pero, si el libro es bastante famoso en nuestro propio país. ¿Por qué nadie nos reconoció antes?

Eso ya nos lo habíamos planteado, al parecer no le contaron esa parte a sus hijos.
¿Debería responderle? No veo nada de malo en hacerlo.
-Tus padres aplicaron un hechizo de camuflaje para que no los reconocieran cuando... volverion a la tierra. -Me callo, pensando que puedo hablar más de lo que debería.

Erik pasa la mano por su cabello, pensativo.
-Pero... ¿Cómo nos puedes reconocer si tenemos un hechizo de camuflaje?

Tenía razón. Nunca antes lo había pensado.

-Quizás, es de... esos hechizos que hacen que las personas vean lo que quieran ver. -Digo recordando el hechizo aplicado al castillo que tenia Kirtash en Alemania.- De modo, que al descubrir la identdad de tu madre, ya no había nada que ocultarme...

Erik me mira frunciendo el ceño.
-Pero, que yo sepa, mis compañeros de la escuela, me ven tal cual como soy. No creo que el hechizo de camuflaje les afecte tampoco.
Pienso un momento antes de responder.
-Quizás ninguno de ellos leyó el libro.
Erik se aparta un mechón de la cara.
-Tienes razón.
Se da vuelta levemente para mirarme.
-Oye... Todavía me siento culpable por lo del otro día. Fui un idiota.
Sonrio.
-No te preocupes, fue muy tierno de tu parte defender así a tu hermana.
Erik se ruboriza levemente avergonzado.
-De todos modos... perdóname.
-Ya te dije que estas perdonado. No te preocupes.
Erik sonrie de par en par y evita mi mirada.
Me fijo en él. Se parecía demasiado a Jack.
-¿Por qué traes la espada?
-No creas que eres la única que viene a Limbhad a aprender. -Bromea.- Junto a mi papá, vengo todos los días a practicar como usarla.
-¿Y que hay de Eva?
Erik hace una mueca.
-No le gusta entrenar con nosotros. -Suspira- Ya sabes... por el ...
-Instinto -Completo.
Erik suspira.
-Si, pero aprovecha cuando viene Christian para practicar con él. Cuando él esta, mi papá y él nos muestran una lucha de espadas en vivo y en directo. -Rie levemente.- Y luego, Eva lucha conmigo para que practiquemos.
Alzo las cejas.
-¿Y quién gana? -Rio levemente.
-Aunque me cueste admitirlo, a pesar de ser menor... Vamos casi al mismo nivel. Por poco gano.
Reímos.
-¿Qué tanto te afecta tu instinto? -Pregunto interesada.
-Claramente, no tanto como a mi papá y Christian que tienen que contenerse para no matarse. A mi, aunque me pase en menor cantidad, de todos modos a veces me cuesta controlarlo. Hemos peleado varias veces con mi hermana.
Erik respira hondo.
-Ya lo tienes bastante aceptado.
-¿Qué cosa? -pregunta volviéndose.
-Todo sobre Idhún, y tu naturaleza.
-No tanto como parece. Al principio tengo que admitir que estaba horrorizado y muy asustado al respecto. No es fácil aceptar que tus padres son también un unicornio y un dragón de otro mundo, y que en parte, tu también... lo eres.

Sonrio pensando en la confianza que tiene para contarme estas cosas.

-¿Por qué me cuentas todo esto, precisamente a mi? -Lo miro intrigada.
Se da vuelta para mirarme.
-En realidad, no losé. -Rie- Supongo que es porque es la primera vez que encuentro a alguien con quien hablar del tema entendiendo mi situación.
Rio.
-Encontraste a la persona indicada.
Le sonrio.
-Quisiera saber más sobre ti... ya que tu al parecer sabes mucho más de mi que yo se sobre mi. -Rie.
-Eso no es del todo cierto. Mi información se termina cuando eras un niño. No sé lo que sucedió después.
Erik sonrie amistosamente.
-Pues, conozcámonos. Veamos... lo único que se de ti, es que te llamas Isabel. Mmh... ¿Edad?
-Quince, ¿Y tu?
-Dieciséis. -Alza las cejas.- Soy mayor, tengo poder. -Bromea.- Mmh... ¿Tu cabello es así de liso naturalmente?
Sus ojos se fijan en mi cabello. Rio.
-Si, no me lo aliso. Me toca... mmh -Pienso un momento- ¿Haces algún deporte?
-Juego Basquetball por el equipo de mi escuela. Ah, por supuesto, se manejar la espada.
-Hablando de espadas. -Digo rapidamente.- ¿Puedo... verla?
Me llamaba la atención que clase de espada podía tener, ya que no podría ser cualquier espada. No me pude fijar en ella antes, por razones obvias.
Para mi respuesta, Erik desenvaina la espada cuidadosamente.
Abro los ojos de par en par asombrada.
Era maravillosa.
Su mango tenía curiosas, pero bellas formas de dragón, pero con una delicadesa mágica.

Pero eso no era lo más asombroso.

La espada, desprendía llamas preciosas, de colores anaranjados y blancos, para mi asombro.
Era magnífica.
-Es preciosa. -Digo todavía perdida entre sus llamas.
-¿A qué si? -sonrie orgulloso.- Mi papá ayudo a entregarle su poder... sin él, la espada no sería lo que es.
-¿No te quemas al tomarla?
-No. Claro que no tiene el mismo poder que la de mi padre.
-¿Y puedes empuñar a Domivat?
Erik suspira.
-No lo he intentado, porque temo quemarme. Ya sabes, no soy del todo dragón.
Se notaba que no estaba feliz por eso.
-¿Le pusiste nombre? -Lo miro alzando las cejas intrigada.
-Si, se llama Tamadrak.
Vuelve a envainarla.
Bostezo, mi cuerpo exijía dormir.
Antes de poder hablar, mi reloj suena.
-¿Qué es eso? -Pregunta Erik.
Miro a mi reloj suspirando.
-Que debo volver a casa.
-¿Tan pronto?
-Si fuera por mi, me quedaría un rato más, pero tengo que dormir. -Suspiro nuevamente.
-Oh, es cierto. Yo también debería dormir. -Rie y le correspondo una sonrisa.- Hasta mañana entonces.
-¿Vendrás mañana?
-Claro, todos los días. Me agradas. -Sonrie de par en par.
Me ruborizo y bajo la mirada rápidamente para que no lo note.
-Un gusto, Erik. -Me despido.
-El gusto es mío.

Me dirijo a la biblioteca. Alma me lleva nuevamente a mi hogar.

¡Idhún es real!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora