15.

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Zally había llegado a la Estación Lunar Smajyiana 7, al bajar de la nave miró a su alrededor, ese lugar era aún más increíble que la estación lunar de Arkland. Era enorme, muy elegante y organizada. Vio un símbolo en la gran entrada a la plaza de espera de la estación. Era una especie de bandera en una gran pantalla, era color blanco con líneas diagonales color naranja y tenía un símbolo en el centro, era un círculo con un triángulo color rosa.

Se distrajo tanto viendo todos los detalles, que mientras caminaba no miraba hacia al frente, esto provocó que chocara con una persona.

— ¡Oye! Mucho cuidado—dijo.

— Lo siento—Zally miró a la persona, era una chica que se veía muy joven, sus rasgos no eran tan extraños para ella, de hecho era lo más cercano a "apariencia humana". Sus ojos eran verdes pero era un verde imposible para un humano, parecían esmeraldas relucientes; su cabello era increíblemente largo, le llegaba hasta las rodillas y era bastante prominente y notorio pues era color rosa pastel; su piel era muy pálida y a la luz tenía un brillo verde metálico; su estatura era bastante baja. Era una combinación de colores muy extraña y entre más la veía, menos humana le parecía.

— Oye, ¿por qué me ves así? ¿estás bien?

— Lo siento, y-yo solo veía tu apariencia.

— Oh, ¿hay algo raro en mí?

— Ah, no no, olvídalo. ¿Sabes si aquí es Smajy?

— ¿Qué no ves la gigante bandera? Pareces perdida, pero demasiado—la miró extrañada—. Puedes usar la puerta que quieras, yo voy a Mirjkush.

— Y... ¿dónde es eso?

— Es la Ciudad Central de Smajy, así se llama, Mirjkush.

— Oh, gracias, también me iré ahí.

— Genial—vio que Zally llevaba en una bolsa un diamante rosa muy raro—. Lindo diamante.

— ¡No me vas a robar! no lo permitiré.

— Tranquila, yo no necesito esas cosas, solo me pareció raro.

— Bueno, al parecer esto no es muy valioso por aquí, de donde vengo sí es muy valioso.

Sin darse cuenta, ambas caminaron hacia las puertas lentamente mientras hablaban.

— Wow, ¿Tierra? Que extraño nombre de planeta. ¿Cómo te llamas?

— Soy Zally, ¿y tú?

— Yamanik—sonrió.

— Lindo nombre—medio sonrió.

En ese momento, una nave extraña aterrizó al lado de las demás naves, sonó muy fuerte, alteró un poco a las personas que estaban ahí. Las alarmas se activaron. En eso, Angelov salió de la nave, sus ojos brillaban como nunca, estaba muy enojada.

— ¡Zally Blow!

Zally sintió un escalofrío y volteó. Angelov la buscaba con la mirada hasta que la vio entre la gente.

— Por las estrellas, no me digas que eres tú—dijo Yamanik.

— S-sí, soy yo.

— Pues vámonos de aquí, rápido—la tomó del brazo.

— No—se soltó de Yamanik—. Esta vez no.

La gente estaba huyendo, mientras Zally y Angelov se vieron las caras, estaban frente a frente. Yamanik salió corriendo pero se quedó en la plaza viendo todo, no podía perdérselo.

— Lo único que me has causado son desgracias, no te lo perdonaré nunca.

— Debiste pensar bien en tu cacería ¿no?—Zally se veía decidida a luchar, estaba harta de escapar.

— Tal vez tengas razón, pero la recompensa era muy tentadora.

— ¿Por qué yo podría ser valiosa?

— Tu hermano y tú lo son, bueno, eran, porque yo me encargaré de que lo que llegue ¡sean sus cadáveres!

— ¿Zeki está bien?

— Sí, pero dentro de poco, será una estrella más en el cielo al igual que tú. 

Angelov invocó a su enjambre de libélulas, las cuales cubrieron la puerta principal para evitar que los guardias entrasen, quería estar sola con Zally.

Yamanik veía todo desde el cristal, quería ayudar a Zally pero no sabía si de verdad hacerlo.

La armadura de Zally apareció, intentó invocar el arma que había creado en Arkland pero no supo cómo hacerlo.

Angelov la atacó con sus libélulas, se veía muy molesta, realmente quería matar a Zally.

Zally se defendió, no lograba acercarse a Angelov, sus libélulas la protegían.

Mientras, pasaban todo en los medios, la guardia del reino estaba llegando a la estación. Will estaba con Vlad y Alex viendo todo, en alguna parte del video, Will reconoció a Zally.

— ¡Zally! ¡Es ella!

— Hey, cálmate, ¿estás seguro?—preguntó Vlad

— ¡Sí!—se puso de pie—. ¡Debo ir a ayudarla!

— No puedes, recuerda la alerta espacial, solo la gente que está ahí puede entrar al planeta, nosotros aún no podemos salir—dijo Alex.

— Vlad, haz algo. Siendo un supremo, ¿puedes transportarme a la estación?

— De acuerdo, pero no te atrevas a matar a nadie, recuerda lo que hemos hablado.

— Si, prometo no matar a nadie, ni siquiera a Angelov.

— Así me gusta—sonrió y extendió su mano hacia Will.

Vo Slavu II: Más allá del SolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora