Dejando de lado lo mal que había comenzado su noche, lo que pasó luego la tenía en una nube de pensamientos cuando se decidió a abrir los ojos. Había despertado hace varios minutos, pero temía despertarse en una realidad igual a la de todos los días cuando sintió la cama vacía.
A pesar de que sus brazos se aferraban a algo, tan solo era a la almohada. Estaba tan relajada que ni quería moverse, aunque eso era más por la confusión que vivía. Por un momento llegó a pensar que había sido un sueño, uno de los buenos, pero se negó a creer que fuera una mala jugada de su imaginación y su subconsciente, todo porque el aroma de Harry estaba impregnado en las sabanas, en esa almohada y hasta en su propio cuerpo. Solo por eso, no podía esconder esa sonrisa vergonzosa de sus labios.
Un bufido soltó al caer en cuentas que estaba vestida con su pijama, pues la caballerosidad de Harry no había podido dejarlo pasar. Le sorprendía no recordarlo si quiera.
Las voces de la planta baja la sacaron de sus pensamientos, era tarde y lo más seguro era que Molly subiese a buscarla, así que, a hurtadillas, cruzó hasta el final del angosto y torcido pasillo para meterse al baño y arreglarse, para seguir con su rutina diaria, e intentar no ruborizarse al ver a los ojos a esa mujer por lo que había pasado bajo el techo de su casa.
- ¡Querida! ¡Al fin despiertas! Ya me estaba preocupando. – Exclamó Molly aliviada, moviendo su varita para que al instante una taza apareciese en su lugar de siempre.
Pero antes de que pudiese dar el primer paso fuera de la escalera, unos brazos se aferraron a su cadera y una mata de cabello se alzaba para mostrarle una gran sonrisa.
- ¡Te extrañé, Pansy! – Confesó Teddy sin poder ocultar su emoción, y ella no pudo más que inclinarse a dejarle un beso en la mejilla antes de guiarlo hasta la mesa.
- Estaba a punto de ir a ver si seguías viva. – Dice Ginny con un claro gesto malicioso mientras seguía bebiendo su desayuno. Solo estaban ellos tres.
- ¿Te encuentras mejor? – Preguntó Molly al verla tan cohibida.
Pansy asintió, incómoda, mirando de reojo la hora en ese extraño reloj, donde tenían las caras de la familia, la suya llevaba tiempo allí también, algo que la hizo recordar todo lo de anoche, más al ver la cara de Harry marcando su ubicación, en el ministerio. A pesar de que le había dicho que no iba a trabajar, últimamente el azabache tenía mucho qué hacer y solo esperaba que no la estuviese evitando por arrepentirse, aunque sí fue a recoger a Teddy de la casa de su abuelo, donde había estado.
- Lamento no haber despertado a ayudarla, señora Weasley. – Acotó al sentarse al lado de Teddy, quien le palmeaba el asiento mientras jugaba con unos juguetes nuevos, seguramente presente de Lyall, aunque estaban algo gastados.
- Descuida, querida. Harry nos avisó que pasaste una mala noche otra vez y pidió que te dejáramos dormir un poco más. – Dijo Molly inocentemente.
Para alivio de Pansy, le estaba dando la espalda al seguir concentrada en la tarta de manzanas que preparaba para el mediodía, porque el rubor se asomó por sus mejillas al instante. Y Ginevra estaba peleando con Teddy, así que tampoco pudo notarlo.
- Algo así. – Musitó Pansy al esconderse tras su taza.
No se molestó con las excusas de Harry, era lógico que, si decía algo diferente, lo más seguro, era que tuviese a Molly interrumpiéndola en la habitación a cada instante, pero no pudo evitar sentirse decepcionada. Tampoco era como si hubiesen hablado algo al respecto, tiempo habían tenido de sobra, pero no habían querido desperdiciarlo en palabras, al menos no en nada coherente.
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Al Resguardo
ФанфикAmor después de la guerra. Harry Potter se convierte en un aguerrido Auror dispuesto a pelear contra las injusticias y la corrupción dentro del Ministerio de Magia, incluso si eso lleva a tener que dar refugio a quienes fueron algunas de sus pesadil...