La rutina de Harry era fácil de seguir porque nunca cambiaba. Pansy se la sabía de memoria apenas después de una semana de su intento de fuga.
Comenzaba el día con una ducha rápida, se vestía con su uniforme, peleaba con un somnoliento Teddy, y aunque siempre terminaba por cargarlo como un saco de papas, lograba vestirlo con su uniforme escolar y bajar a desayunar. Luego volvía a aparecer para la hora del almuerzo junto a Teddy, ambos igual de desordenados para dejar sus uniformes regados por toda la habitación, dormían una corta siesta y más tarde Harry volvía a irse refunfuñando por no poder quedarse como si fuese niño caprichoso, para volver al caer la tarde y ser recibido por el saltarín niño de seis años, quien parecía haberlo extrañado como si hubiesen pasado años. Lo que sacaba una sonrisa a todos era que Harry parecía sentir lo mismo pues lo cargoseaba hasta que los estragos de las cosquillas ya no podían ser soportadas.
Después de la cena, se quedaban jugando con los gemelos y no subían a la habitación si no se quedaban dormidos en el sofá antes. El primero en caer siempre era Harry, pues después de tener que perseguir al escurridizo atorrante, como lo llamaba siempre, para bañarlo, se rendía después de llegar a leerle la primera página del libro de cuentos que Teddy sugería, aunque a ella no le parecían historias muy agradables para que un niño pudiese dormir al hablar de hombres lobos, vampiros y fantasmas, pero las disfrutaban. Y Teddy cerraba sus ojos cuando al fin lograba acobijarse con los brazos de su padrino alrededor y dedicarle a ella una sonrisa.
Todo eso lo sabía debido a que se sentía tan abandonada por Harry que ya casi se consideraba un adorno más de la casa. Sabía que lo hacía a propósito y con buenas intenciones, pero no podía evitar deprimirse. Si ya de por sí nadie le hablaba para no incomodarla, ver como el niño la esquivaba cada vez que lo atrapaba observándola sigilosamente, la desconcertaba.
Se decía a sí misma que todo era debido a que Harry le tenía prohibido acercarse a ella para tampoco molestarla, pero su mente le llevaba a pensar que era porque le tenía miedo, o peor aún, que Harry temía lo que ella pudiese hacerle al niño. Después de lo que le hizo a Molly era lógico llegar a esa conclusión, pero el pequeño siempre se sonrojaba y le sonreía con complicidad por ser descubierto por ella, sin embargo nunca se acercaba a pesar de devolverle una sonrisa tímida también.
Ciertamente, Pansy no estaba tan lejos de la verdad, pero quizás las intenciones de Harry para mantener a su ahijado lejos de ella eran meramente porque a Teddy le gustaba trepar a los brazos de todos, abrazarlos y llevarlo de un lado a otro, adorable si no se sufría de fobia al tacto como ella. Y por su parte, Teddy había entendido que ella sufría por algo que gente mala le había hecho y que, tras escuchar una conversación de su padrino con su tío Ronald, los padres de ella habían muerto, por lo que deducía que Pansy era igual a él y a su padrino: chicos sin padres, y que por eso su padrino la cuidaba como a él. Pero si su padrino decía que no se acercara a ella, bien podía acercarse a quien estuviese más cerca de ella.
- ¿Sucede algo querida? – Preguntó Molly al verla muy concentrada en la ventana frente a ella, mientras limpiaba las manzanas que había recogido.
La matriarca Weasley no pudo más que suspirar cuando le siguió la mirada a la azabache, para encontrarse con una pareja que, para amarse tanto como decían no lo demostraban con tantas riñas que no se molestaban en ocultar ante los ojos curiosos.
Hace pocos días que había vuelto a ver a Hermione, pues le traía más pócimas, o al menos unas que pensaba que le caerían mejor ya que terminaba devolviendo todas sin que esa fuera su intención, aunque era un acto reflejo luego de tanto, un mero instinto. Y no llegó a cruzar más de dos palabras cuando con la castaña para cuando el pelirrojo se la llevó para conversar en un tono de voz demasiado alto, aunque nadie parecía comprender lo que realmente decían. Parecían no poder estar tranquilos ni un segundo y siempre terminaba con Hermione rompiendo en llanto y escapando del otro que la perseguía.
ESTÁS LEYENDO
Al Resguardo
Hayran KurguAmor después de la guerra. Harry Potter se convierte en un aguerrido Auror dispuesto a pelear contra las injusticias y la corrupción dentro del Ministerio de Magia, incluso si eso lleva a tener que dar refugio a quienes fueron algunas de sus pesadil...