El Plan

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El festejo por el cumpleaños de Ronald se canceló por una aparente misión a la que su nuevo jefe le ordenó asistir sin opción a réplicas, pero para no ser menos, Charlie Weasley anunció que quería hacer su boda allí mismo, en la casa de su infancia como lo hizo su hermano mayor, así que los preparativos tenían a todos atareados, pues al pelirrojo no le había importado que la ceremonia fuese dentro de tres semanas.

Pero lo que tenía a Pansy lejos de poder diferenciar entre servilletas beige y canela, las cuales Molly le había pedido separar a partes iguales, era el anuncio de Harry para que estuviese lista pues todo estaba preparado y solo quedaba esperar hasta dentro de dos semanas, cuando lo creía oportuno para llevarlo a cabo.

El plan era sencillo, fácil y prácticamente ella no tenía que ir mas que de la mano de Harry y avisarle si reconocía a alguien de entre toda la gente, pues al parecer sería en una calle abierta, llena de tiendas muggles, por lo que estaría repleta de gente común y corriente, algo que no insinuaba peligro para ella, pero lo que la asustaba era ella misma.

Llevaba varios días soñando con el rostro del hombre y cada vez se quedaba paralizada frente a él, y Harry había tenido que dormir con ella últimamente desde el inicio de la noche. Pensando que en algo podría aliviarla, Teddy se ofreció a acompañarla cuando escuchó que un hombre malo estaría cerca de ella, tras espiar una conversación entre su padrino y Ginevra. Por mas que se hubiese quejado de la locura que era, Harry accedió a llevar al atorrante en su travesía, tratando de demostrarle que no era peligroso como ella creía, incluso ella llevaría puesta su capa de invisibilidad, además del traslador en su pulsera.

- ¡Hola, chica odiosa! – Exclamó Ginny con entusiasmo, dejando sobre las servilletas ya acomodadas una enorme caja de regalo.

- Pequitas... - Murmura Pansy sin ánimos de regañarla por arruinar su trabajo. – ¿Qué traes aquí? – Preguntó con curiosidad, abrir regalos era lo suyo, pero hace mucho tiempo que solo se dedicaba a ver los que Ginevra recibía, aunque era la primera vez que se lo dejaba a ella.

- Sé que te enojarás, pero con mamá te elegimos este vestido para que uses en la boda de Charlie. – Explicó mientras se servía un vaso de jugo de calabaza al seguir de largo hasta el refrigerador.

Pansy dudó unos segundos, pero la intriga la estaba carcomiendo. Al abrir la caja pudo descubrir un vestido de encaje, con hombros descubiertos, mangas cortas y que se entallaría en su cintura dejando que la base se abriese ligeramente de forma acampanada, llegando hasta las rodillas. Sencillo, sutil y perfecto. Era el mismo vestido que habían estado observando en la vitrina cuando Harry las sorprendió, pero éste era azul oscuro.

- Hermoso, ¿no? – Suspiró Ginny con una sonrisa al ver su estupefacción al contemplarlo a detalle y acariciándolo. – No aceptamos quejas, así que lo usarás. ¡Vamos! ¡Debemos probártelo!

Casi a propósito, la pelirroja la estuvo distrayendo durante horas, probándose toda clase de peinados para elegir por fin llevar el cabello suelto, como lo llevaban día a día. Incluso Teddy presumía el pequeño traje que le habían comprado, más si cada mujer de la casa le decía lo guapo que se veía cuando se negaba a quitárselo.

Por cosas como esas, los días pasaron rápido, el plan se frustró por algo que Harry no quiso contarle, pero le aseguró que encontrarían la manera.

Por eso mismo, se encontraba en Moscú, caminando con Harry y Teddy, ambos tomando sus manos como se lo habían prometido, paseando como si nada, aunque Harry permanecía alerta a ella y a su alrededor.

Cuando Pansy soltó sus manos, supieron que estaba pasando. Quisieron sujetarla de nuevo para seguir con el plan, pero para sorpresa de ambos, ella estaba con mucha seriedad bajo su capucha, pues era un día muy ventoso y fresco. Pansy se puso de cuclillas, se quitó la capa y se la puso a Teddy por sobre la que tenía y atársela firmemente, mostrándole una sonrisa y dejándole un beso en la frente.

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