Al despertar me sentí inmovilizada. No podía moverme libremente, estaba atrapada. Cuando me obligué a abrir los ojos, vi el pecho de Ji Ho desnudo y no hizo falta nada más para terminar de despertarme. Intenté deshacerme, pero me abrazaba con fuerza hacia él y cuando me di cuenta de que yo también tenía mis manos a su alrededor me sonrojé.
Era una situación bastante vergonzosa. No incómoda ni indeseada, ¿quién no quisiera estar así?
-Oye... -Ji Ho gruñó y me abrazó más fuerte, como si fuera un peluche-. Ji Ho, oye... Me ahogas... -comencé a toser levemente, interpretando una asfixia.
Abrió un ojo, y sorpresivamente abrió el otro apartándose de mi con fuerza y como consecuente cayéndose al suelo. Con este chico no hacía falta mover un dedo, se golpeaba él solo. Me reí por lo bajo y cambié a una mirada más seria cuando se levantó y me miró.
-¿Qué haces tú aquí? -me miró confuso.
-¿Quién crees que me trajo, eh? -le dediqué una mirada de enojo.
-¿Quién dices...? -el pobre parecía estar en modo automático hasta que recordó lo que pasó. No supo que decir así que me sonrió y se sentó en la cama-. Bueno... Démonos prisa que henos quedado a las once, y recuerda que vienes conmigo, así que no te retrases mucho.
Le mostré una sonrisa forzada y salí hacia mi casa. El muy imbécil tardaba más que yo en arreglarse, así que no era quién para hablar. Me di una ducha rápida sin mojarme el pelo. La verdad es que lo llevaba como a mi me gustaba, ondulado y con volumen, solo tenía que cepillarlo un poco. Me puse un vestido beige con un poco de vuelo y un cinturón ancho en la cintura de color marrón. Me decidí por unas botas marrones aunque un poco más claras que el cinturón y un bolso del mismo color. Me maquillé muy simple, y a las diez ya estaba en la puerta de Ji Ho esperándole, pero como supuse tardó más en salir. Iba informal, una camiseta negra que se ceñía un poco a su cuerpo y unos vaqueros algo rasgados, aun con pintas de vagabundo seguiría siendo sexy.
-Que lento -bufé cruzándome de brazos.
-Ja ja ja, qué simpática -me sonrió de una forma muy atractiva, hasta que mis mejillas se sonrojaron.
Nos montamos en su coche y condujo un buen rato hasta donde se encontraba el Lotte World, un parque de atracciones en Seúl. Era enorme, con muchísimas atracciones gigantescas y diversos espectáculos, el sueño de toda niña; pero hoy no estábamos allí para divertirnos, debíamos supervisar la cita de Sa Ra y Kyung. Él ya estaba allí, me miró sonriente en cuanto bajé del coche. Kyung también iba informal, pantalones vaqueros un poco más oscuros que los de Ji Ho y una camiseta a cuadros roja. Me sorprendí de que le quedara tan bien como el traje.
-Algo me dice que no estás así por mi -dijo coqueto. Yo rodé los ojos y no me molesté en contestarle-. Pero he de admitir que vas muy mona.
Ji Ho me miró de pies a cabeza como si acabase de verme y asintió con la cabeza varias veces. En seguida llegó Sa Ra, que vestía de manera muy elegante pero informal: llevaba unos pantalones cortos vaqueros y una camisa de manga larga holgada blanca con botines marrones oscuros atados al tobillo. Puede sonar muy sencillo, pero si lo llevaba ella parecía la ropa con la que se vestiría una supermodelo. Me sentía rodeada de cuadros de arte andantes.
Kyung se mostró muy sorprendido y se llevó a Ji Ho a hablar a un sitio más alejado. Yo miré a Sa Ra y le dije lo guapa que estaba. Ella me devolvió el cumplido gustosamente a lo que le agradecí.
-¿Te cuento algo? -preguntó. Yo me acerqué curiosa y me susurró al oido- Ji Ho y yo somos primos. Seguramente le esté haciendo alguna clase de chantaje a Kyung... -dijo un poco apenada.
Yo estaba sorprendida por la noticia. Cuando los miré a ambos sí que les veía el parecido, aunque no dije nada al respecto. Los chicos volvieron y nos adentramos en el parque. Había mucho donde elegir, y antes de decir nada mi estómago gruñó. Pensé que con el alboroto no se darían cuenta, pero Ji Ho me miró.
-No hemos desayunado, es normal tener hambre -me sonrió-. Esperame aquí.
Desapareció entre la multitud y yo me senté en un banco que encontré. Kyung y Sa Ra habían seguido andando, así que si Ji Ho no tardaba mucho los podríamos alcanzar. Para mala suerte si se demoró. Trajo consigo dos helados, uno de chocolate y otro de fresa, y opté por este último.
-¡Oye, ese era para mi! -se quejó, pero ya era tarde, estaba dándole lametones hasta que él se inclinó y lo mordió, quitándome parte del helado y dejándome de piedra-. Eso te pasa por no preguntar primero.
Acababa de quitarme helado, y comer de donde yo estaba comiendo. Me sonrojé al pensar en el beso indirecto, pero tratándose de él seguro que lo hizo sin siquiera pensarlo. Estuvimos caminando durante un buen rato pero no había rastro de Sa Ra o de Kyung.
-Quizá desde ahí los veamos... -propuso Ji Ho señalándo la montaña rusa.
Le miré con sospecha, pero ya que no les encontrábamos pensé que no estaría tan mal divertirse un poco. La cola era larga, pero mereció la pena. Terminamos de comernod lod helado a mitad y estuvimos hablando hasta que montamos. La vista era increíble, pero no me estuve fijando mucho debido a las vueltas y la velocidad de la máquina. Yo sólo rezaba porque mi pelo saliera igual que entró.
No se alborotó mucho, pero no me importó. Ambos nos apoyamos el uno en el otro, ibamos mareados hasta las pestañas y nos dejamos caer en el primer banco que vimos.
-¿Tú los has visto? -le pregunté.
-No estaba pendiente, me llamaba más la atención tu cara asustada -rió.
-Yo no estaba asustada, eras tú el que gritaba como una niña -me burlé y le saqué la lengua.
-¿Perdona? Tenías los ojos cerrados como si se te fueran a salir de la cara.
-Es por el aire, idiota -bufé. Él rió y abrió la boca para hablar pero le interrumpieron.
-¡Aquí estábais, parejita! -dijo una voz familiar. Sa Ra y Kyung iban tomados de la mano. Me alegré mucho por Sa Ra, Kyung también sonreía feliz pero no me acababa de convencer.
Decidimos ir a comer a una hamburguesería que había por el parque. Me recordó a la cita que habíamos tenido Ji Ho y yo hacía poco y sonreí tontamente. Kyung y Sa Ra estaban acaramelados y me relajé un poco más. Esperaba que la viese como su futura mujer y no como una chica más. Montamos en varias atracciones más y se estaba haciendo tarde, pero aún quedaba una atracción más.
-¡Vamos a la rueda de la fortuna! -exclamó Sa Ra con entusiasmo.
-No es mala idea, ¿quieres subir? -me preguntó Ji Ho.
Asentí levemente, siendo tomada de la mano por Ji Ho. Me sonrojé un poco pero sonreí feliz, intentando que no lo viera aquel idiota atractivo que tiraba de mi. Sa Ra y Kyung fueron los primeros en subirse. En la siguiente cabina entramos nosotros
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Las dos caras del millonario
Fanfiction¿Qué pasa cuando un día encuentras borracho al chico más guapo de toda la universidad y encima te confiesa su mayor deseo?