Capítulo 04: El nacimiento de algo que no sabemos lo que será.

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     Llegamos a mi apartamento más rápido que la vez anterior. No era muy tarde, eran poco más de las seis. Fuimos directamente a la habitación de los instrumentos y se puso a buscar como un loco. Encontró unas partituras en blanco y comenzó a escribir. Me daba miedo interrumpirle, nadie mejor que yo entendía lo frustrante que era estar pensando en algo bueno y que por cualquier distracción se acabara la inspiración. Me quedé ahí, de pie, mirándole emocionada, pero con una mirada impasible. No sabía con qué me iba a salir hasta que terminó.

     -¡Una canción de amor! -dijo enseñándome la letra que había escrito en el papel. La miré con detenimiento, solamente la leí, era una hermosa historia que narraba cómo dos personas de mundos diferentes se enamoraban, pero al final por oposición familiar ambos se suicidan. Le miré estupefacta.

     -¡Eres incre -carraspeé la lengua antes de terminar la frase. Le entregué el papel con la letra y él lo cogió-. No está mal, ¿puedes cantarla?

     Ji Ho abrió el ordenador y reprodujo la canción base. Antes de empezar me dijo que había tenido en cuenta muchas cosas de la mezcla. Me sorprendió lo bien que se adaptó, aunque había unos silencios que no me gustaron nada y me dio un mal presentimiento.

     -Ji Ho... ¿por qué te has parado en medio de la canción sin decir nada? -le miré extrañada y de mala gana.

     -Oh, ahí vamos a añadir un estribillo cantado por una chica -a ver quién puede decir que no a esa sonrisa de ángel caido del cielo.

     Mi piel se heló. Fui muy ingenua si pensé que hablaba de mi.

     -Podemos busar entre chicas de la universidad que canten bien.

     Este imbécil no ha pensado siquiera en el hecho de que yo esté en el departamento de música. Me aclaré la garganta y volví a cojer la letra. En este caso, era la chica la que no podía alcanzar al chico por el estatus social.

     -¿Y si creamos un estribillo donde la chica diga cómo se siente? -por supuesto yo estaba de acuerdo con su idea, era muy buena, Ji Ho era como un narrador, y la chica podría hacer un acto de presencia en el estribillo y contar como se siente, y así puede que la composición guste a mucha más gente.

     -Es un gran idea, a mi me gustaría mucho pulir la letra, así que mientras buscamos a alguien para el estribillo puedo mejorarla -dijo mirando la letra no muy satisfecho. Yo me preguntaba si era posible mejorar esa maravilla aún más.

     Estuvimos trabajando durante el resto de la semana. En la universidad ni se inmutaba al verme, parecía como si tuviese una máscara puesta, era frío y distante. Sin embargo, cuando las clases terminaban, venía corriendo a mi como un niño que busca a su madre. A veces se me olvidaba que era de empresariales, unos pijos estirados que nos miraban como los que "no saben estudiar y por eso se dedican a la música". Aunque era agradable pensar que la mitad de mi clase era tan, o incluso más, inteligente que ellos.

    Al final de las clases hablamos con Ha Na. Ella estaba enterada de todo lo que pasaba relacionado con la música: quién cantaba mejor, quién tocaba peor, quién era bueno en baile y quién era un pésimo estudiante pero un gran artista, aunque este último título se lo cedemos a Yu Kwon. Nos comentó que sería fantástico hacer unas mini audiciones en el departamento de música y que ella se encargaría de difundirlo en secreto de los profesores. La audición se llevaría acabo dentro de dos semanas, para que nos diese tiempo a terminar bien la canción. Yo creé una "plantilla": la canción base más el rap de Ji Ho, pero este sería interpretado por un instrumento para mantener a Ji Ho en secreto, o si no las audiciones serían desastrosas y tendríamos a gente de todas partes de la universidad allí, y no queríamos eso.

     La tarde del viernes ya teníamos los versos del estribillo hechos. Iba a quedar una canción preciosa y Ji Ho aún no me enseñaba cómo llevaba lo de "pulirla". Mis clases terminaron antes y me dirigí a la parada de autobús, como acostumbraba a hacer hasta hace 5 días. Ji Ho me había llevado a mi casa durante todo este tiempo y lo mejor era que nadie se había dado cuenta. Porque sí, reconozco que sus compañías me dan miedo. Parece como si fueran capaces de contratar a alguien para que te torturase y escupieras tu secreto más oscuro. Nada más de pensarlo me daban escalofríos.

     Cuando llegué a mi apartamento me sentí cómoda, por una vez estaba sola y pensé en relajarme. Dejé la mochila sobre la mesa del comedor y me puse un pijama, que básicamente consistía en pantalones largos azules y una camiseta de tirantes blanca. Fui a la cocina y me serví un vaso de leche. Cuando lo bebí creí estar en el cielo. Solo me faltaba un hombre lo badtante atractivo dándome un masaje en la espalda. Pero el sueño se acabó ahí. Oí cómo llamaban a la puerta.

     -¿Min Young? Soy Ji Ho, ábreme.

     «Es Ha Neul... Cuando aprendas mi nombre te abriré», pensé. Me dirigí despacio hasta el sofá para no hacer ruido y me tumbé. Realmente me gustaba nuestro proyecto, pero en ese momento solo quería relajarme un poco. Lentamente mis párpados fueron cayendo hasta que no pudieron más. Al rato escuché unas llaves y la puerta de mi departamento abriéndose, pero no tenía fuerzas para abrir los ojos. Escuché cómo Ji Ho le contaba una mentira a la casera de que yo no me encontraba muy bien y quería asegurarse, entonces era la casera la que le abrió.

      Aun sin esa mentira o si le hubiese dicho que quería matarme le habría abierto igual. Ji Ho es esa clase de chico que te hace suspirar con solo mirarlo y no necesita escusas para hacer algo porque todo el mundo le consiente. Maldito niño mimado bipolar que me ignora durante las clases. Ahí me acordé de todas las veces que me había ignorado a lo largo de la semana. Primero pensé que me estaba utilizando, pero no me importaba mucho, siempre podría pedirle una compensación económica. Luego quise llorar, acababas cogiéndole cariño por muy cabeza hueca que fuera, porque estaba segura que esa sonrisa cuando hablaba del rap no era fingida.

     Ji Ho se acercó a mi lentamente, y me acarició la cabeza con ternura.

     -Ji Ho... Quítate la máscara -pude pronunciar, aunque parecía estar dormida. Alcé el brazo para alcanzarle a la cara como si quisiera quitársela yo misma. Escuché como reía de forma suave y esbocé una pequeña sonrisa.

     -Me has pillado, pequeña... -noté algo cálido en mis labios, era suave y tierno. Abrí los ojos y me encontré con un Ji Ho que no había visto. Estaba besándome.

Las dos caras del millonarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora