Había pasado un tiempo desde aquel día, cuando decidí ir todos los días al trabajo del Señor Woo. Al principio se opuso demasiado, hasta cerraba la puerta de su despacho con llave, aun así me quedaba allí sentada, al menos durante la primera semana hasta que se rindió. Mientras él hacía su trabajo yo me ponía a estudiar para los exámenes y a preparar trabajos. A veces el propio Señor Woo me preguntaba sobre mí, y eso me hacía muy feliz.
-Estás en el departamento de música, ¿verdad? -preguntó él.
-Sí, me gustaría tocar alguna pieza para usted en alguna ocasión, si me lo permite.
El Señor Woo no parecía odiarme, simplemente le molestaba el hecho de que saliera con su hijo. El tamaño de mi vientre ya se empezaba a notar, así que todos los días vestía con sudaderas aunque estuvieramos a finales de verano. Tenía que decirselo antes de que lo hiciera otra persona.
-Disculpe la interrupción a su trabajo pero... -tragué saliva para poder hablar. El Señor Woo me miró con una ceja alzada- ¿le gustan los niños?
El Señor Woo, aunque al principio parecía sorprendido por la pregunta, sonrió amablemente y asintió. Su rostro lucía calmado, seguramente recordando cuando sus hijos eran pequeños. Volví a meterme en mis asuntos, luchando por aprender todo lo que me quedaba. Yo siempre salía una hora antes de que el Señor Woo terminara su trabajo y llegaba a casa alrededor de las diez y media, por ello Ji Ho me regañaba, pero él también tenía cosas que hacer y yo no podía depender de él todo el día.
El padre de Ji Ho, desde que comencé con mi rutina de crear una pequeña amistad, se reunía con sus clientes u otros empresarios en una sala aparte. Agradecí la intención, él sabía que aunque estuviera allí dándole compañía, él tenía trabajo y yo tenía que estudiar. Un día la puerta se abrió y como de costumbre esperábamos ver a su secretaria, pero mi corazón se encogió cuando vi a Eun Seung.
-¡Suegro! -dijo con una falsa sonrisa en el rostro. Giró la mirada y se percató de mi presencia, e intentó disimular su desagrado con una mueca- ¿Ha Neul? ¿Cómo estás?
Mierda, con ella aquí no puedo evitar temblar, me encogí en el sofá, y mi cara de pocos amigos lo decía todo. Lo que no iba a hacer era irme de allí, si ella quería algo lo diría delante del Señor Woo, yo no tengo nada que ocultar, a excepción de...
Me puse firme y fingí una sonrisa, pero en ningún momento le hablé. Eun Seung no pareció ofenderse, ella sabía perfectamente cómo me sentía. Aunque ella no imaginaba que yo solo pensaba en arrancarle las extensiones y esa estúpida mirada de niña buena.
-Oh, Eun Seung, ¿qué te trae por aquí? -se levantó de su asiento y ella simplemente se sentó en la silla que había frente a él.
-He venido a hablar sobre mi compromiso con Ji Ho -no voy a negar que puse mis cinco sentidos alerta, incluso casi me levanto para sentarme a su lado y escuchar mejor, pero hice como si continuara estudiando-. Quisiera que fuera lo más pronto posible.
Bufé. Ella no podía hablar en serio y menos sabiendo que yo estaba embarazada. El Señor Woo me miró con compasión, pero a la vez le sonrió.
-Claro, organizaré una reunión con tus padres.
Eun Seung sonrió satisfecha y se fue, no sin antes darme una mirada de victoria. Esta guerra no había acabado y ella no la iba a ganar. El Señor Woo volvió a la suyo y nisiquiera me miró. Este hombre no tenía ni una pizca de vergüenza. Me quedé hasta la hora de costumbre y me despedí del Señor Woo. Me hubiera ido antes, pero tenía miedo de encontrarme con Eun Seung por el edificio.
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Las dos caras del millonario
Hayran Kurgu¿Qué pasa cuando un día encuentras borracho al chico más guapo de toda la universidad y encima te confiesa su mayor deseo?