Don't tell me about the rules

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Cuando nos separamos del beso, el menor busco mis ojos, sentí como su confucion explotaba en su interior, confucion y anhelo.
Entonces él sujeto mi frac y me volvió a besar, un beso desesperado que gritaba de necesidad. «Tomamé»

Lo incline sobre la cama sin separarnos del beso y lo volví a despojar de sus ropas. El temblaba bajo el toque de manos desnudas, pero sabía que no era por el frío. Las manos del peliazul tiraron de mi traje torpemente, ambos estábamos necesitados por el contacto. Ambos nos necesitábamos. Mi nariz se hundió en su cuello respirando su aroma, mi lengua saboreo la pálida piel antes de hundir mis dientes en ella. De sus labios rosados salió un gemido que hizo que mi miembro temblará de anticipación. Saboree las gotas rojas que salían de su piel rota. Quería manchar su inmaculada piel en verdes y morados.

El menor enredó sus dedos en mis cabellos, sabía que encontraba cierto placer en jalarlos y a mi me volvía loco cuando lo hacía. Su espalda se arqueó y volvió a soltar un gemido producto de la fascinante mezcla del dolor y el placer producto de otra mordida, está vez elegí la piel de su hombro, mis dedos se clavaron en sus caderas a la vez que un gruñido salvaje salía de lo profundo de mi garganta -"Se- Sebastián..."-  «¿Qué es este sentimiento de deja vu...?»
-"no me hagas esperar"- sonríe ante su actitud mandona, fingiendo que esta a cargo cuando no es así. Cuando nunca fue así.

Mi mano de deslizó hacia su intimidad, apenas tocando su pelvis el menor tembló como hoja -"oh, pero mira que tenemos aquí"- dije con una sonrisa burlona, el joven amos se puso aún más rojo que antes -"todo de usted es lindo, incluso su pene, solo mirarlo temblando de necesidad, tan lindo y pequeño, me dan ganas de morderlo"- sonreí mostrando mis inhumanos caninos. -"pero por ahora no, creo que el joven amo se enojaría bastante conmigo si lo perdiera"-
-"deja de burlar- ah!"- no le dí oportunidad de regalarme cuando mi cálida lengua tomo su pequeño miembro, casi creí que estaba apunto de correrse.

-"Sebas-"- metí dos dedos a su boca, al principio pareció molestarle pero después comprendió.
Cuando saco los dedos de la boca del menor, me acerque a su oído, dándole pequeños besitos detrás de su oreja.
Contrario a miu actitud ruda y dominante de hace segundos. Lo prepare con cuidado, como nunca antes lo había hecho, como debí de haber hecho la primera vez que se entregó a mi. El pequeño se tenso al principio pero con unas caricias a su costado y dulces palabras en su oído sintió relajarse de nuevo, pero seguía aferrándose a mi con fuerza.

Sus ojos se empañaron en lágrimas pero sabía que no era por dolor físico. Trate de comprender sus emociones pero eran demasiado complejas para mí. -"Di-dime...-"- pero se interrumpió a si mismo y agitó su cabeza. Lo tome de la barbilla y lo volví a besar, el se entregó a mi en ese beso, dejo de luchar y se dejó a mi merced. Él hizo del beso más pasional, que ahogar el torbellino de sus emociones en placer.

Cuando entre en él. Se sintió diferente «Sé que esto no es puramente sexual» dejó caer algunas lágrimas y yo lo abrace más a mi. Las embestidas empezaron suaves y lentas, quería que el menos se acostumbrara para evitar que se lastimaras más adelante. Nunca había sido tan considero jamás a la hora del coito. -"más..."-

Entonces me deje llevar, empujé una y otra vez con más fuerza, deje salir un gruñido de lo profundo de mi ser y me acerque a su oído -"mea, mea tantum"- volví a morder sus clavículas al mismo tiempo que lo embestía más duro que antes, él arqueó la espalda y grito en éxtasis. Era el único cielo al que podríamos ir. ‹Joven amo, no sé si aún no lo ha comprendido pero yo peco como el demonio...›
-"S-Sebastian ya casi"-
-"aguante un poco más"- sujete su pene con mi mano tapando su uretra para evitar que se corriera sin permiso, el chilló ante su frustración. -"hagámoslo al mismo tiempo"-
Con un última par de embestidas lo volví a besar mientras lo liberaba y llenaba su interior. El menor calló rendido al filo de la inconsencia, lo tome en brazos suavemente, besando su piel maltratada.  Sonreí al ver cómo luchaba contra el sueño, sabiendo muy bien sus pensamientos le susurré al oído -"no me iré a ninguna parte, duerma tranquilo por favor, Bocchan"- y el niño entonces se rindió al sueño con una casi imperceptible sonrisa ‹...y amo como los angeles›

Through the agesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora