Ciertamente no había nadie que se comparara con el joven que se encontraba entre mis brazos; el chico era tan hermoso que parecía casi un ángel, especialmente ahora con un éxtasis absoluto en su bonita cara, aferrandose a las sabanas y repitiendo el nombre por el que me bautizó como un mantra.
Pronto su cuerpo no pudo más y calló rendido, no me importaría seguir con esto hasta satisfacerme, pero por algún motivo no me complacia seguir con su cuerpo inconsiente. Lo recoste en una posición comoda y arrope entre las suaves mantas.
Tal vez mañana por la mañana le de el gusto de levantarse un poco más tarde.
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Algo parecido al cansancio con una mezcla de frustración saboreaba en mi boca, no tiene menos de un mes desde que su majestad envío a mi bocchan a una misión particularmente peligrosa (por la presencia de cierto shinigami) y ahora nos encaminamos a londres en persecución de pistas. Tanto estres no es sano para un niño 'ah, creo que tendre que intensificar mis cuidados para que no se enferme'.
Y para variar toda la mañana me he sentido intranquilo, como un mal presagio y esto no hacia nada más que preocuparme.
Solte un frustado suspiro.
-"de seguro será una misión corta..."- se levantó del asiento de enfrente para sentarse al lado mio -"ah..."-suspiró cerrando su ojo oceanico -"...yo también estoy cansado, este mes ha traido mucho estres y preocupaciones, para empezar construir un salón de entretenimiento para poner en evidencia a Barth y compañía, luego la desagradabe aparición de Undertaker, pero, ¿sabes? Tambien trajo buenas cosas, al fin reuní el coraje para confesar mi amor para contigo y saber que de alguna manera me correspondes es lo mejor que me ha pasado hasta ahora, no pensé en volver a amar desde la muerte de mi familia"- Ambos nos quedamos en silencio, sin comprender su inesperado arrebato de sinceridad. -"oh, y-yo no se que pasó supongo que fueron los nervios"- sus mejillas estaban violentamente sonrojadas, me pregunto hasta que punto es capaz de sonrojarse -" no tiene que avergonzarse cariño, a veces es bueno simplemente dejar salir tus sentimientos"- contesté y le besé la mejilla mientras lo cargaba sobre mi regaso.
-"S-sebastián, esta posición es vergonzosa"- dijo apartando la mirada y con sus manos en mis hombros. -"pues a mi me parece muy cómoda"- mis manos trasaron su figura acariciando la pequeña espalda -"en especial para hacer esto-" mi diestra enguantada sostuvo su nuca y lo acerque para un beso corto. -"¿ve?"-.
-"...aún no comprendo tu punto será mejor que lo repitas"- su respuesta coqueta me tomo por sorpresa, esperaba que se volviera un manojo de nervios sumergido en vergüenza pero no, esta poniendose al frente en el arte de cortejar.
Su repuesta y actitud hacia contraste con sus mejillas rosas y su sonrisa nerviosa, con gusto me acerque a su rostro pero nos interrumpe el sonido de la puerta -"disculpe Lord, pero ya hemos llegado"- dijo el cocheto.
-"acabaremos esta conversación de regreso en la mansión"- me susurro sujerente, aún no podía creer de donde sacó coraje para actuar tan coquetamente.
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Para cualquier otra persona, le daría nauseas ver dicha escenas, pero para un demonio esto era algo completamente trivial a las cosas que he visto y hecho.
Mi joven amo esperaba en el coche, mientras que me ofrecí a investigar la escena del crimen primero, fue algo acertado, se comporta como un adulto sin embargo es un crio de 13 años, no debería de ver estas cosas.
Estaba perdido en mis pensamientos hasta que una voz me saco de ellos -"¿Qué has encontrado, Sebastian?"- antes de que pudiera avanzar más, Aberline lo detiene. -"no tiene que ver eso my Lord"- disimuladamente sus ojos se dirijen a lo que estaba detras de mi espalda y mucho detras de la linea policíaca -"a un lado Aberline"- dijo autoritario, avanzó a mi lado, sin poder evitarlo lo observé su rostro no cambió de expresión al ver el cuerpo de aquel chico que bien podria tener su edad -"Sebastián, levanta su camisa"- el cuerpo se encontraba boca abajo asi que con cuidado me incline a hacer lo pedido, y solo por ese momento mi amo tubo uan reacción, fue sutil, nadie más alrededor se dio cuenta, pero conocia a la perfeccion al niño de ahí. Y como supuse al principio del día, mi mal presentimiento se cumplio.
En la espalda baja de aquel chico, es Estaba la misma marca que tenia mi Bocchan en el mismo lugar de su pequeña espalda, mancillando su pureza; aquella marca del culto se volvia a hacer presente en su vida.
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