Young Lovers

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Al noroeste de Inglaterra se encuentra la cuidad amurallada fundada por los antiguos romanos, York.
Dos grandes ríos pasan por ahí, Ouse y Foss. Conocida por el difunto Enrique III y su arquitectura gótica y castillos antiguos.
El viento agitó los exuberantes pinos y las flores de campo. Las nubes grises pasaban a la deriva con el mismo ritmo lánguido que la gente del pueblo en días tan fríos como este. Todo se movía a un ritmo más lento del lado del río de Foss. Como melaza, trigo y bosques.

El propia York era pequeña, pero acomodada.
Una colección de edificios de ladrillos rojos, altas iglesias goticas, a la sombra de cipreses y musgo colgante que parece fantasma. Las mansiones se alineaban en las afueras de la comarca, con vallas de delicado hierro forjado, extendiéndose por la exuberante meseta. La ciudad, generalmente vibrante los domingos por la mañana, estaba vacía de vida ese día en particular. Ni siquiera sonaron las campanas de la iglesia.

La cuidad amurallada parecía vacía.Mi joven amo, quién descansaba en mi regazo, se inclinó hacía la ventana del carruaje, mientras que mi mano reposaba sobre su cintura. Parecía notar algo extraño en este pueblo. Las personas que se asomaba desde sus ventanas cerraban las cortinas cuando hacían contacto visual con su ojo azul «Para nada sospechoso...»

-"hacía tiempo que no íbamos a un viaje tan lejos...la última vez fue en Alemania, ojalá"- suspiró y se dejó caer hacia mi pecho después recordó lo que pasó en Alemania «Ojala no sea como en Alemania»
-"esperemos que no, Bocchan. Aunque sin duda, fue una experiencia por más interesante, en especial ese gas mostaza, los humanos se las ingenian tanto para matar otros humanos"-
-"No somos la única especie que hace eso, los lobos grises pelean aa muerte por territorio y los leones matan a sus propias crías para mantener su estatus...no somos diferentes a los animales salvajes"- «no entiendo tu fijación por los humanos»
-"tal vez si tuviera una pequeña fracción de mi tiempo en la existencia lo comprendería"-
-"Si tuviera una fracción de tu edad, ya hubiera muerto de vejez hace mil años"-.

no somos diferentes a los animales salvajes"- «no entiendo tu fijación por los humanos»-"tal vez si tuviera una pequeña fracción de mi tiempo en la existencia lo comprendería"--"Si tuviera una fracción de tu edad, ya hubiera muerto de vejez hace m...

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-"siento que no es el lujo que se merece, joven amo, pero es la única posada en todo el pueblo"- se sentó en la cama balanceado sus pies, y se quitó el listón de su cuello.
-"no te preocupes, de todos modos no nos queremos mucho tiempo"- caminó hasta el balcón y se recargo un poco observando la vista, era un pueblo pequeño, recelosos de los extraños.
-"pueblo pequeño, infierno grande, él culpable podría ser un foráneo, la gente lo sobría..."- sus ojos recorrieron hasta la iglesia -"usualmente los párrocos funcionan como la guía moral del pueblo."-

-"todavía el sol está en lo alto, le recomiendo descansar, fue un largo viaje y no sería bueno para su salud entrar en acción desde ahora"-
-"no, iremos ahora..."-
-"Bocchan debe conocer sus propias limitaciones, alguien con un cuerpo tan frágil como el suyo necesita descansar bien, mi deber es velar por su salud"-
me miró a través de sus pestañas y bostezo. Se fijó de que no hubiera gente alrededor y levantó los brazos, su interior gritaba por mi cercanía, yo lo cargué con una sonrisa y lo metí a la habitación, el niño enterró su rostro en cuello y su cálida respiración chocaba contra mi piel.
« descansaré si te quedas cerca»
-"no pienso ir a ningún lado"-.
«pero en la tarde iremos a la iglesia...»
Cuando el pequeño conde tocó el colchón prácticamente se quedó dormido al instante, me aseguré de que esté inconsciente y le di un casto beso en la frente.

Bocchan siempre se levanta de mal humor, está vez no fue la excepción, incluso se enojo más porque lo había dejado dormir un poco más. Ahora me maldecia entre dientes mientras caminaba hacia la iglesia. -"ahora solo tenemos un par de horas hasta que anochesca, creo que ya habíamos discutido sobre dejarme dormir más tiempo que el establecido"- siempre que se enoja conmigo recuerda otras cosas que solo aumentan su enojo.
Llegó al imponente edificio, con la luz del atardecer las vidrieras brillaban y parecían danzar.

Me adelanté a su paso y abrí la gran puerta de roble, incliné la cabeza para que entrará primero, como debe de ser.
Pero en niño se detiene enfrente de mí. Tenía el ceño fruncido y me miraba de arriba a abajo.
-"no te vas a convertir en cenizas cuando entres verdad?"- la extraña combinación de avergonzado y preocupado me hizo reír.
-"no se preocupe, joven amo, usualmente no funciona así"- pasó adentro pero aún seguía dándome miradas de vez en cuando.
«yo quería que te prendieras fuego al entrar»
-"le aseguro que no"-.

-"¿Q-Quién anda ahí?"- una voz desconocida vino de la parte de atrás, era un hombre de relativamente joven.
-"¿Profesor...?"- susurró el menor «No es él»
‹Su parecido es abismal›
-"uhm..."- vio por un momento a mi Bocchan -"¿En qué los pu-"- pero cuando hace contacto visual conmigo se estremece, da unos pasos atrás y palideció.

Entonces el cirio se apagó y en un rápido movimiento tomó a mi Bocchan, alajandolo de mi y poniéndolo atrás de él.
-"¡Quédate atrás, niño! ¡¿Quién eres tú?!"-
«¡Quieto!»
Un gruñido bestial salió desde lo profundo de mi pecho retumbando por los arcos y haciendo vibrar los cristales de la iglesia. El párroco tembló de miedo, pero continúo con su postura firme, tratando de proteger al 'indefenso' niño.

-"Permítame presentarme, soy el mayordomo del conde Phantomhive, Sebastian Michaelis"- hice una cortés inclinación
-"... ustedes no es...No puede...No puede estar aquí, este lugar es sagrado"-
-"oh, bueno ¿Qué en la casa de Dios todos somos bienvenidos?"-
-"No para quienes lo han negado, arrepiéntete y podrás volver a su gracia"-
Este juego ya no me divierte, en realidad me empezaba a molestar bastante.
Mi joven amo debió de haber sentido mi cambio de humor y también el sacerdote.
La iglesia empezó a indundarse de penumbras, incluso el suelo comenzó a temblar, parecía que algo en mi perdió el sentido común y el pequeño conde estaba a punto de gritar una orden.

-"...defiéndenos en la batalla.Sé nuestro amparo contra las perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes"- sentí que algo se retorcía y gritaba en mi pecho, un calor que empezaba a ser insoportable consumía mi carne, mis ojos parpadearon en rojo y mi mano se fue a mi pecho, nunca había conocido a humano capaz de hacer esto. Entonces el gritó de mi niño hizo eco en la iglesia, se calló de rodillas y sujetaba su pecho también.

-"...para"- le dije no por mí, sino por mi Bocchan.
-"... ¡y tu príncipe de la milicia celestial arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los otros espíritus malignos!"-
-"¡Para¡"- los dos gritamos, el niño lo sujeto de sus ropas, para detenerlo. El sacerdote lo miro consternado y confundido, su vista viajo de mí y de nuevo a él. Se inclinó e hizo un ademán para sujetarlo, pero el niño se apartó.
-"¡¿Qué le estás haciendo, demonio?!"- el párroco miro preocupado al menor.
-"¡Sebastian, es una orden! ¡Sal de aquí!"- miré sus ojos azules que poseían ese brillo que tantas veces me fascino antes de obedecer.

Through the agesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora