Through the ages

Break Them

Nosotros los ángeles caídos, al negar a Dios, nos negamos a nosotros mismos, condenados a bajar en el vacío y la desolación del espíritu. Nos vimos maldecidos a intentar llenar ese vacío con nuestra gula infernal.

Por un tiempo pensé que devorar almas solo te hacía más esclavo de tus instintos. Pero como demonio joven, me encontré retorciendome de dolor como los otros antes de mi lo intentaron. Pensé en que este podría ser parte de su castigo. Éramos ajenos al dolor físico pero cuando tratabamos a voluntad de no comer almas, ÉL nos castigaba. Sentí como un fuego colérico se encendía mi estómago extenderse a todo mi cuerpo. Sentí mi piel derretirse hasta los huesos con una lentitud agonizante pero eso era una mera ilusión, mi cuerpo estaba en perfecto estado, solo estaba rogando por el hambre. Sentí que me desmaye un par de veces al tratar de aguantar ese dolor, solo fueron unos minutos, qué eran unos minutos para un ser inmortal, apenas menos que una mota de polvo, sin embargo nunca sentí tan lento el eterno el tiempo. Y cuando el dolor menguó lo suficiente, masacre a la aldea más cercana. Devoré y tragué cualquier alma que se me pusiera en frente indiscriminadamente, era una forma de vengarme, matando a su querida creación, trayendoles dolor y sufrimiento. No era solo yo, tenía varios contemporáneos que le guardaban resentimiento.

Nos maldijo de muchas maneras. Y estaba a punto de descubrir la más horrible...y descubrí que Dios me odia.

Lo odio y jamás dejaré de odiarlo.

-"Este es nuestra última noche a solas, mañana a medio día regresa el personal"- su pacífico rostro se arruinó en una mueca de fastidio y se llevó la mano a la cabeza.
-"ni me lo recuerdes..."- suspiró -"bueno, supongo que debería aprovechar los últimos momentos de paz...¿Verdad, Sebastian~?"- se levantó y camino con gracia hasta mí, en su mirada había un brillo de travesura exquisito.
-"por supuesto, Bocchan"- de pronto se alejó unos pasos y me dió una sonrisita 'inocente'.

-"Que bien que me comprendas como buen mayordomo, hazme un pastel de chocolate mientras leo un libro en estimado silencio"-
-"¿Pasará sus últimas horas de paz leyendo?"-
-"Si, hace tiempo tengo cierto libro pendiente, no dejo nada sin terminar y es hora de retomar la lectura"- Quería que pasará este tiempo conmigo.
-"eso es muy...cursi"-
-"ahora quién es él que se inmiscuye en la mente del otro"- se quedó sin argumentos y prefirió refunfuñar para sí.

-"tengo una idea"- me incline para respirar el aroma de su cuello, sonreí complaciente al ver cómo su piel se erizaba cuendo mi respiración chocaba y hacia sutiles cosquillas. Él se alejo dos pasos luciendo nervioso. Ah~ ahí está mi tímido niño. -"¿Por qué no me ayuda a hornear el dichoso pastel? Así podrá aprender algo y no ser tan inu- ahm incapaz"-
-"en primer lugar, no soy un niño, y en segundo lugar, los nobles no cocinan..."- «bueno, aquella vez mi padre cocinó, y al parecer se divirtió con el sr. Diedrich.»
-"¿ve? Puede ser divertido esto también"-
-"...está bien"- no muy convencido me acompaño a la cocina.

-"Yo me encargo del fuego y cuchillos y todas esas cosas potencialmente peligrosas"- dije mientras me quitaba el saco, me arremangaba la camisa y me ponía el delantal y el niño no dejaba de verme -"por favor, cierre la boca, se va a tragar un insecto"-
Antes de que pudiera contestar me incline a su altura y rodeé su cintura haciendo un perfecto moño para amarrar su delantal. Mis manos enguantadas subieron por su cuello, acariciando sus mejillas, mientras mis sentidos vribraban al sentir su calor corporal a través de la tela, mis dedos se enredaron en sus mechones azules y sus ojos pestañearon un par de veces en confucion, hasta que finalmente acomodé el gorro de chef en su cabeza. Retrocedí un par de pasos para ver mi creación. En ese momento desee que esa imagen se grabará con fuego en mi cabeza, para nunca olvidarlo. Ojalá todo de él se grabará con fuego en mi corazón, para nunca olvidarme ningún detalle. Mi sonrisa vaciló.