Hace 3 años mi concepción del niño era muy diferente del de ahora. Solo veía un niño roto y desesperado, una inversión vaga pero al menos entretenida, poco después fuí descubriendolo más profundamente, me dí cuenta de sus temores y miedos, de sus pequeños momentos de tranquilidad y en dónde, si miras con atención, puedes ver la más bonita y tímida sonrisa jamás. Él y yo no éramos tan diferentes, nuestra historia no es agradable, no es suave y armoniosa como las historias inventadas; sabe a insensatez y a confusión, a locura y a ensueño, como la vida de todos los hombres (y en este caso, demonio) que no quieren más mentirse a sí mismos.
Talvez poco a poco logré admirarlo en secreto, sentir algo profundo por él a parte del hambre pero, ese sentimiento...lo odiaba.
Por un momento pensé que lo odiaba a él por obligarme a sentir estás inexplicables emociones, pero en realidad me odiaba a mi mismo y a mí vulnerabilidad.
¿Por qué justo cuando pierdes algo es justo cuando empiezas a apreciarlo?
¿Por qué es justo en ese momento dónde te das cuenta que no te imaginas a ti mismo sin ello?
Esto es un comportamiento tan intrínseco a la naturaleza humana ¿Entonces por qué yo lo estoy experimentando?
Nunca, en ningún lado he oído jamás que un demonio pasé por esto. ¿A caso ya no soy un demonio? ¿Este niño de algún modo logró cambiar mi escencia? ¿En qué momento? ¿Cuándo? ¿Por qué él¿ ¿Por qué yo? ¿Por qué ahora que sé esto, te me escapas entre mis dedos por mi negligencia?
El joven amo me miró pero en realidad no me estaba viendo en lo absoluto, sus ojos no se enfocaban en mi, ni sus pensamientos. Undertaker seguía con esa desagradable sonrisa esculpida en sus labios burlones.
Me acerque con el afán de tomarlo del hombro esperando que así reaccione. -"Joven amo"- -"Sebastián qué sucede? Por qué...?"- saliendo de su letargo miro al rededor extrañado -"tú..."- se dió cuenta de la presencia del Shinigami -" qué haces aquí?"- -"oh conde, no sé acuerda? Estaba apunto de marcharse conmigo"- extendió una mano hacia el niño -"... sí, estaba apunto de irme contigo"- sonó casi autómata. Antes de que pudiera dar un paso, me interrpongo en su camino -"¿Qué le hiciste?"-
-"jijiji yo no hice nada que el conde no quiera"- su sonrisa se extendió más -" él estaba tan impotente y sin esperanzas, qué el mismo me rogó por hacerlo olvidar, por llevarlo lejos de tus garras"-
No, no, no me voy a dejarlo ir. Cueste lo que cueste.
Pero por primer vez en mi longeva existencia, no sabía qué hacer. Continuar peleando con Undertaker y perder de cuidado al joven amo sin saber que fue lo que en realidad le hizo el Shinigami o ir con el niño e intentar escapar con la posibilidad de que el peligris nos diera la persecución y la batalla tuviera que continuar en otro lado.
En un parpadeo estaba detrás del enterrador aprovechando su distracción. Al menos intentaré inmobilizarlo. El se giro y levantó la güadaña con la intención de interseptar mi ataque pero en realidad, le apunte a las piernas.
Un gruñido salió de sus labios mientras que la sangre salpicaba el suelo y se vio obligado a arrodillarse -"bien jugado, mayordomo"- los zombies que hasta este momento estaban inmóviles, se arrastraron rápidamente hacia mi joven amo, derribe a unos cuantos al hacerme camino hasta él, quien seguía imperturbable, cómo si no fuera ajeno a todo, mi mirada calló en Undertaker, pero ahora no podía confrontarlo con el pequeño en brazos y estos zombies buscándolo. Solo me quedaba ir a la mansión y una vez a salvo evaluar su salud.
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Al cruzar en umbral de la puerta principal los sirvientes me rodearon llevándome de preguntas y mirando al menor con preocupación gravada en sus rostros, me siguieron de cerca hasta que llegue a su habitación, solo en ese momento me gire a verlos. -"Mey Rin necesito que llames al doctor. Bard consigue el botiquín que está en la cosina y Finny consigue un paño limpio u agua templada"- los tres se compartaron serios y eficientemente.
Una vez en la habitación principal, le cambié de ropas y limpie con cuidado y mimo su cuerpo en una silencioso pero inútil disculpa, cure algunos raspones que consiguió en todo ese desastre. -"Bocchan "- lo llame en el apodo que hace mucho no usaba, él siempre me llamo la atención diciendo que no le agradaba pero podía ver por su mirada relajada en era todo lo contrario, lo disfrutaba -" l-lo siento...por todo"- una necesidad de pedir perdón arrepentido y contrito. Podría decirlo lo arrepentido que estaba no solo por haberle fallado como su escudo y espada, sino por haberlo lastimado profundamente en más de un sentido, podía tratar de explicarle todo el torbellino de emociones que pasan por mi cabeza y aceptar mi sentencia y castigo. ¡Que dulce parecía eso! ¡Cómo deseaba hacerlo! Pero aún si lo hiciera él está inconsciente, si me postrara a sus pies implorando perdón solo significaría penitencia. Era imposible. Sabía que ni en un millón de años haría algo así. Pensé que mis emociones y sentimientos desastrosos los tenía que guardar en secreto y la culpa la tenía que cargar yo solo. Siempre he estado solo y nunca me fue un problema pero recientemente, ya no me parece tan confortable la soledad.
Hace 24 horas tenía a este ser expresándome su amor y benevolencia, ahora tengo a este mismo ser postrado en su cama y con una vaga idea de lo que le podría estar pasando y a un Shinigami que cada vez se estaba volviendo más y más molesto.
Suspire y agache mi mirada tratando de ordenar mis ideas, hasta que sentí un suave apretón en mí mano, inmediatamente levanté mi cabeza hacia él.
Sus ojos estaban semi abierto, parecía más en el estado de vigilia que cien por ciento despierto y consiente. -"...n-no es tu culpa"- Sus palabras tiemblan y la frase toco una cuerda sensible en mi ser, pareciera que fue capaz de escuchar mi tren de pensamiento, pero eso es imposible, y objetivamente yo tengo la culpa de todo, de dejar que Undertaker se lo llevará, de engatusarlo para poder a poseer su cuerpo, de engañarlo y tratar de manipularlo aprovechando sus sinceras emociones. -"Claro que es mi culpa"- pero él ya no pudo escuchar mi respuesta, estaba de nuevo en la inconsciencia. Y me dejó ahí solo, sin realmente estarlo, en la elegante y fría habitación, aunque la chimenea este encendida, solo con estos pensamientos retumbando mi cabeza.
