꧁CAPITULO 13꧂

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Cuando tomaron el vuelo y durante el viaje no hablaron más de lo necesario, Camila no sabía que era lo que a su esposo le había molestado se suponía que ese viaje seria su luna miel, momentos felices que pasarían durante... durante mucho tiempo.

Camila despertó cuando el avión aterrizó, así que no hizo falta decir que estaba toda soñolienta y con el cuerpo cansado cuando llegaron era aún de día así que para aliviar un poco el viaje Camila quiso poder arreglarlo al llegar al hotel.

El cuarto era divino, muy sofisticado, al parecer su esposo era conocido como alguien importante aquí.

-Es hermosa la vista.- le había dicho a su marido que hace un rato había agarrado el celular para hacer algunas llamadas.

Camila vio como este no prestaba atención así que fue a él; lo rodeó con sus brazos y lo beso. Fue un beso efusivo lleno de intensidad y necesidad. Sebastián se había casado con la mujer más bella, el mal humor se le empezaba a bajar después de esa sesión de besos en aquella parte de la habitación.

-¿Vamos a divertirnos si?- le había preguntado Camila cuando ella estaba encima del el en aquel sillón.

-Entonces qué tal si cenamos.- Su esposa le contesto que sí, tenían tantas ganas de estar con el que la tentación de hacer otras cosas eran casi visibles pero se contuvo.

Cenaron en el balcón de la misma habitación, empezaba a oscurecer así que aún quedaban rastros de los rayos del sol, Camila se divertía por lo que le contaba Sebastián de Francia, como había sido su vida y como la llevaba aún tenía mucho tiempo para saber más allá de lo superficial en Sebastián; y así poder conocer su mundo.

Los dos estaban agotados del vuelo que tuvieron pero eso no impidió que Camila usara uno de los camisones que ella había elegido para la noche de bodas, ella pensaba que no ocurriría nada, sin embargo Sebastián desde lejos apreciaba el cuerpo de su mujer.

Se preguntaba como aquella niña ahora estando allí con él, podría ser la mujer que ahora enfrente de él estaba.

La mirada lujuriosa de su esposo estaba en ella, Sebastián se acercó sigiloso y decidido, y Camila sólo intuida cuál sería su siguiente movimiento, su piel se erizo cuando el trazo líneas en su espalda descubierta después los labios de Sebastián estaban trazando besos por todo ese espacio hasta llegar a su cuello, Sebastián quería recorrer todo de ella, sentir su piel suave junto a su cuerpo.

Sebastián dejo que se virara ante él, agarrando uno de sus pies mirándola a los ojos para dar paso a besarle esa parte interna, Camila tiro su cabeza hacia atrás sintiendo como el calor de los labios de él la recorrían, gimió bajito.

El deseo era evidente entre ellos justo cuando Camila había enredado sus piernas alrededor de la cintura de Sebastián mientras se besaban, su espalda chocó con la parte suave del colchón. Sebastián tocaba a su mujer con mucho cariño y cuidado, quería que ella se sintiera amada y deseada por él y sólo por él. Incluso cuando estaba despojándola de su ropa en cada nueva parte que dejaba al descubierto la besaba.

Camila tampoco se quedaba atrás, ese cuerpo y la piel tostada de su marido era el perfecto lugar donde podía disfrutar, sería la primera vez que dejaba que un hombre en este caso ya su marido la tocara, la amara totalmente.

Sebastián sabía que lugares correctos besar y acariciar; dio un pequeño salto cuando él estaba por llegar a esa zona, sin embargo Sebastián le hizo sentir que no se preocupara que en todo momento él la cuidaría con la mirada que él le daba, disfruto mucho del placer que los labios de su esposo le dieron, llegando así por primera vez al éxtasis de esa noche.

Cuando llegó suspiró, sus huellas de sus uñas estaban marcadas en el colchón de la cama, Sebastián besaba el lado interno de su pierna para llegar a los labios de su mujer para así ella misma disfrutar de su sabor, el beso se convirtió en uno apasionado y efusivo; Sebastián la había preparado antes dándole placer uno que por primera vez ella había experimento con él; con sus labios.

Las mejillas estaban tintadas de un color rosa ardiente.

La noche entera pasaron disfrutando, el éxtasis en esa habitación se consumió, los sonidos prevalecieron, las marcas se hicieron como prueba de ello, el placer llegó cuando Sebastián hizo su primer encuentro yendo suave y lento al principio para dar paso a uno con más fuerza y rapidez.

A la mañana siguiente Camila abrió los ojos por la molesta luz que provenía del balcón, incluso si no hacía tanto sol ella despertaba, a su lado permanecía el hombre que la había llevado a tocar las estrellas por más de 2 horas sonrió traviesa y tímida al recordar lo porque justo cuando dormían después de una ronda de orgasmos y suspiros placenteros Sebastián había despertado justo en la madrugada para el segundo round.

Justo cuando se paró sintió el leve dolor en sus zona íntima, iba desnuda y sólo tenía alrededor de ella la sábana blanca se habría llevado un susto al ver la mancha roja si no fuera porque ya había escuchado sobre eso.

Dirigió al baño para tomar una ducha y así poder arreglarse vio el juguete que había usado Sebastián tan sólo unas horas antes, su sonrojo se hizo presente más cuando a su mente llegaron imágenes de lo que había sido parte de su segundo round en el baño; en la encimera, en la ducha.

Esos lugares ya no se verían iguales desde ese momento.

Había sido una noche muy entretenida, aún no podía creer cómo es que pudo aguantar tanto, había escuchado que las primeras veces dolían; y si dolió pero eso pasó al olvido cuando uno y después dos, tres y... Unos cuantos orgasmos llegaron.

Cuando salió de la ducha su esposo no estaba en la cama pero si había una nueva cosa; una caja.

-Buenos días esposa.- Sebastián susurró en el cuello de su mujer pasándose una mano por la cintura, haciendo que se erice.- como amaneciste.

-Buenos días esposo, Bien y tu.- dijo Camila.

-Despertar con mi bella esposa no puede ser más que digno de un buen amanecer- Camila sonrió.

-¿Qué es lo que hay en la caja?- preguntó Camila curiosa.

-Es para ti.- Camila lo abrió, dentro de ella había un vestido muy bonito.- Póntelo.

-¿Por qué?- realmente era hermoso, consistía en un color pastel.- Iremos algún lugar.

-A si es.- Camila le sonrío.- Querías conocer a mi familia así que hoy iremos a donde ellos.

El asombro de Camila fue tan grande, ya estaba nerviosa en plena mañana

-¿En serio?- le asustaba un poco la idea y no era por el caso de conocerlo si no que era muy precipitado para procesar.

-Sí, así que allí desayunamos le dije a mi madre que la veríamos.- después de eso Sebastián se acercó dándole así un beso de buenos días sin omitir las palabras de la increíble noche que pasó haciendo sonrojar a Camila.

Hoy conocería a la única familia que quedaba de Sebastián; su madre la señora Leblanc.

O al menos eso piensa Camila.

Eve.P.B.

Conoceremos a la mamá de Sebastián, esperemos de todo para que salga bien.

Sin mas que decir nos vemos en el siguiente capítulo.


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