CAPÍTULO 13

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Prueba número dos:

Personaje:

Madre de su propio padre, y, aunque es verdadera madre, no deja de ser doncella.

Lugar:

Aquel custodiado por las panteras.

Santo y seña:

«La piedra no habla».

Abrí el WhatsApp para escribir inmediatamente a Luka y a Chloé. Se suponía que estaban en el hotel, durmiendo lo que no habían podido dormir la noche anterior.

Cuando llegué al hotel, mis dos amigos tenían mejor cara que cuando les recogí en la comisaría. A lo tonto, había pasado dos horas y media con Adrien, hablando de cosas trascendentes y también de menudencias, pero el tiempo en su compañía se me había pasado volando. Señal de que estaba a gusto. Muy nerviosa. Pero a gusto.

En esas horas, mis dos amigos se habían duchado. Chloé tomó dos cafés con hielo y Luka vaciaba el tercer RockStar con sabor a Guaraná que se tomaba en menos de una hora. Con eso tenían que aguantar: la cafeína y la taurina eran las mejores aliadas contra el cansancio.

Tenían las pupilas más dilatadas que Snoopy en un ring de Pressing Catch, pero no importaba.

O nos activábamos o nos echaban de la competición por lentos.

No queríamos perder el ritmo del concurso a pesar de que la noche anterior se había saldado con varios sobresaltos.

Subí a colocarme la gorra y a cambiarme el calzado para ponerme las Cavalli. Miré mi iWatch para asegurarme de que mi padre, que solía llamarme a esa hora, no me había llamado todavía. Y decidí que cuando regresara de hacer la prueba le escribiría y le contaría en qué tipo de aventura estaba embarcada. Con lo amante que era de la intriga y la acción, seguro que alucinaría.

Nos encontramos los tres a la salida del hotel, con las bicicletas rojas entre las piernas. Las indicaciones de la prueba estaban llenas de acertijos, y solo si los adivinábamos antes que los demás podíamos adelantarnos.

—¡Lo tengo! —gritó Chloé encendiendo el GPS de su móvil.

—¿Lo tienes? —preguntó Luka echándose casi encima de ella.

—Sí. —Ella lo miró de reojo y carraspeó—. Luka, ¿no te han dado de comer hoy? Parece que me vas a engullir —musitó introduciendo una dirección en Google Maps.

—No. El gandul y mantenido de tu novio Ken se ha acabado toda la comida —dijo con una sonrisa de oreja a oreja.

Puse los ojos en blanco y gruñí un poco:

—¿Quieren parar, por favor?

—¡Ha sido él! —se defendió la rubia.

—¿Adónde hay que ir, Chloé? —pregunté perdiendo la paciencia.

—A tu puerta, mi Pequeña Hobbit.

—¿Eh? —No la entendí.

Chloé hizo un gesto como si comprendiera que yo no supiera por dónde iban los tiros.

—A ver, cariño. Atiende la adivinanza. —Señaló la pantallita de su busca—. Una madre de su propio padre, aunque no deja de ser doncella. ¿Quién es? ¡Es una virgen! ¡Como tú!

—¡¿Por qué no lo gritas más fuerte?! —protesté.

Chloé se moría de la risa. Le encantaba tomarme el pelo. Estaba tan llena de energía que nos atizaba a todos con su chispa y nos acababa contagiando a causa del estrés. Empezó a darle al timbre de la bici y a aullar.

/ 01 / PROFUNDO DESAFÍO -(+18 ADAPTACIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora