CAPÍTULO 16

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—¿Qué haces aquí?

Sí. Era la bienvenida con la que había soñado. Ni más ni menos. Con esa cara no parecía contento de verme.

—Hola, Adrien. He venido a ver a Alya.

Me ponía nerviosa. Me miraba de un modo que me incomodaba.

—Ah. —Él desvió el rostro al cristal y contempló a su amiga, conectada a una máquina—. Supongo que no te ha saludado al verte.

—Esa broma es de muy mal gusto —aduje.

—Todo es de muy mal gusto, Marinette —espetó, rabioso.

Me quedé callada. Comprendía cómo se sentía. Sabía el trance por el que pasaba el familiar o el amigo de una víctima cuando contemplaba el horror de cerca. Era devastador, y demasiado cruel.

Carraspeé y me miré la punta de los pies.

—¿Necesitas... necesitas algo?

—Necesito despertarme de esta maldita pesadilla —dijo sonriendo sin ganas—. ¿Puedes hacer eso?

—No.

—Entonces, no me puedes ayudar.

—Siento mucho lo que le ha sucedido a Alya, Adrien.

—Sí. Y yo más, créeme.

Tragué saliva. Me dolía el pecho de verlo tan cerrado y poco expresivo.

—¿Han avisado a sus padres?

—Sí. Están al llegar. Ellos viven en Inglaterra. El vuelo solo les supone unas horas —comentó con la mirada perdida—. Les esperamos al mediodía.

—Imagino lo duro que ha tenido que ser para ti hablar con ellos.

—No. No te lo imaginas.

Pero sí lo sabía. Porque ya había pasado por algo así.

—Sé que estás enfadado y nervioso. Es muy duro ver a alguien a quien quieres en esas condiciones. Pero, Adrien...

—Todo en Lucca ha sido una mierda. Félix hace lo que hace y deja de participar en el torneo. Alya... Alya se tira de la plataforma por error cuando ya estaban desinflando la colchoneta. Y ahora está en coma. — Apoyó los dedos abiertos en su cintura y se relamió el labio inferior—. Todo ha salido mal. Todo.

—¿Todo? —dije, afectada por sus palabras. Yo estaba preocupada por él. Él me había afectado en todos los sentidos, hasta el punto de que me daba miedo admitir que mi posible kelpie pensaba que yo era un error.

Eso no podía pasar.

—Solo quiero irme de aquí y olvidar esta mierda.

—Ya entiendo. —La voz me tembló. Me sentía triste por él, pero si estaba a punto de llorar era porque me dolía sentir que no era nada— Bueno, solo venía a ver cómo estabas.

—Miera, Marinette. ¿Cómo voy a estar? —dijo, furioso— Mira, no tengo tiempo para esto ahora...

—¿Tiempo? ¿Tiempo para qué?

—Para ti. Para estar pendiente de otra persona. No me apetece hablar.

—No he venido para que me hagas de niñera ni me entretengas. Creí que agradecerías tener compañía. Estaba preocupada por ti —repuse enfadándome con él.

—Ya tengo a Nino y a Kim. Ellos están hechos polvo. Cuando necesite tu compañía te lo diré.

Cogí aire, ofendida.

/ 01 / PROFUNDO DESAFÍO -(+18 ADAPTACIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora