CAPÍTULO 18

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Sábado

Las horas se nos pasaron volando.

En aquel lugar no existían las tragedias personales. Solo estábamos él y yo. Y el aquí y el ahora.

Amanecimos entre caricias, besos, charlas y confidencias. Compartimos la comida y las bebidas que llevaba en la mochila mientras hablábamos de todo lo que queríamos, de tonterías, de banalidades y de quiénes éramos.

Fue Adrien quien, mientras se comía un sándwich y bebía de su Rockstar, me habló de lo que haría con el dinero del premio.

Yo estaba sentada entre sus piernas, con la espalda apoyada en su pecho desnudo. Teníamos la ropa húmeda todavía, menos mi chaqueta negra, que había guardado en la mochila y aún permanecía seca. Me la puse por encima para cubrirme, pues no quería enfriarme, a pesar de que el microclima del invernadero era una gozada.

Me encantaba sentir su voz retumbar en mi espalda.

—Quiero crear una aplicación basada en el dibujo y mezclada con conceptos de medicina —dijo, emocionado—. Quiero que sea dinámica. Una guía de primeros auxilios donde el usuario pueda ver al momento y paso a paso, con ilustraciones, cómo debe proceder para ayudar a otro en una urgencia de vida o muerte. Una maniobra de Heimlich perfectamente

ilustrada, una tablilla para un pie roto, un boca a boca, una traqueotomía...

Arqueé las cejas y saboreé el sándwich mixto.

—¿Quieres ilustraciones como las de Jim Lee?

—Sí. Admiro mucho su trabajo. Quiero ese arte adaptado a las ilustraciones anatómicas.

Por eso observaba entusiasmado el proceder del autor en la carpa de cómics.

—Es una buena aplicación —reconocí—. Puede servir a muchos.

—Tal y como yo lo explicaría, sí —afirmó sin tapujos.

Me fascinaba esa seguridad en él. Solo conocía a un chico igual o más seguro que él: Luka.

—¿Y tú, Marinette? —me preguntó—. ¿Para qué querrías el dinero?

Me obligué a ser sincera, pues él se estaba abriendo conmigo.

—¿La verdad?

—Claro.

—En realidad, no he pensado en ello. Participo en este concurso por una decisión de mi amigo Luka.

—El japonés del pelo azul —asumió.

—Sí.

—No me preguntes cómo porque no lo sé ni yo. Pero estamos aquí.

—Jugando las semifinales.

—Sí.

—Piensa que solo quedamos tú, el bello durmiente de fuera y yo. Quien pase la prueba de hoy, competirá en la prueba final.

—Sí —dije, pensativa.

—¿Sabes?, lo del premio para mi aplicación —explicó— ya no me importa después de todo lo que nos ha pasado. Alya está en el hospital debatiéndose entre la vida y la muerte, y nuestro grupo ha mermado muchísimo. Tenemos pocas posibilidades de ganar. Y al final, ganar o no, ya me da igual. Me siento como un perdedor. No he sabido controlar a mi equipo —se lamentó—. Ya he fracasado.

—No seas tan duro contigo mismo, Adrien. No eres responsable de los actos de los demás, solo de los tuyos. Y tú lo has hecho lo mejor que has podido —le dije. Necesitaba calmar su agonía y lo que le dije lo dije porque así lo sentía—. ¿Quién puede culparte de lo que ha pasado? Nadie.

/ 01 / PROFUNDO DESAFÍO -(+18 ADAPTACIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora