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Dos meses después

Abby

Estaba corriendo por un laberinto, que eran más como pasillos, en un lugar sin salida, estaba oscuro, llevaba un vestido algo roto y sucio, no parecía que estuviera llegando a ningún lado, había dos pasillos, uno más oscuro que el otro..., de repente la sombra volvió; empecé a correr sin sentido, choque contra una pared, la golpee no había salida. Me deslicé hasta el suelo y recogí las piernas, el ruido cesó, levante la cabeza y me encontré en un jardín, el vestido no estaba roto.

Me senté asustada en mi cama, los vidrios estaban empañados, mi cara tenía pequeñas gotas de sudor, bebí el vaso de agua a lado de mi cama, no había tenido esa pesadilla hace mucho tiempo; salí de la cama hasta el baño me quedé un rato mirando mi retrato en el espejo, no se notaba mucho la cicatriz en mi frente.

Tome el frasco de pastillas y coloque dos en mi mano y las tomé, eran para los dolores ocasionales de cabeza, entre a la ducha esperando que agua borra los pensamientos de mi mente, pero solo hizo que aparecieran más.

Baje a la cocina y prepare dos tazas de café, Kate había llegado tarde a noche, no debe querer levantarse, deje la taza encima de la encimera y escuche pasos provenientes de las escaleras, ella no dijo nada, se sentó frente a mí y se bebió las dos tazas de café como si fueran agua.

—Buenos días —Hablo como si tuviera gripe

—Buenos días —Respondí —No te ves bien

—Si bueno salimos un rato y después —Alzó las manos —No salgas entre semana —Me reí

—Debo ir a clase, te veré en la noche —Ella asintió con pesadez —Estoy por finalizar la presentación de mi proyecto

—Yo dormiré un poco más —asentí —Iré tarde a clases

Levante la mano en forma de saludo y salí de ahí rumbo a la universidad.

Salí de casa en mi bicicleta, notando el auto de mi hermano en el garaje. Al llegar al campus, recibí un mensaje de mi madre, que vive en Londres y nos llama todos los días. Nancy Williams, una destacada odontóloga en Reino Unido, me adoptó junto a su esposo hace tres años, dándome una familia y cinco hermanos.

Gracias a ellos estaba próxima a terminar mi carrera en marketing y administración de empresas, carrera que pago gracias a la beca de música y ballet.

Camino por el campus de la Universidad de Cambridge, hasta llegar a una de mis últimas tutorías grupales. La clase dura dos horas. Cuando acaba salgo por un café que me hace falta, ya que Kate se tomó el mío. Son las diez y el sol apenas quiere dar señales de vida.

 Son las diez y el sol apenas quiere dar señales de vida

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Me siento en una de las mesas vacías. Saco mi computadora y trato de darle los toques finales a mi tesis de grado, tomo las sugerencias de mi tutor para aplicarlo y que esté impecable.

Seducción [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora