~ETERNITY~ [JinTae]

~12~

Jeon Jungkook no estaba preparado.

Él nunca se había aferrado a nadie, y tenía perfectamente claro el concepto de soltar; sin embargo, no podía terminar de convencerse de la partida del hombre al que más amaba.

- No es una despedida real, no voy a ir a la guerra a morir – le restó importancia Hoseok, cuando el menor rompió en llanto, mientras hacían el amor – Sólo serán unos meses.

- Es... un año y medio – se esforzó en decir, con un par de piscinas formándose en las cuencas de sus ojos cerrados, por estar recostado sobre su espalda. Jung ni siquiera sabía cómo continuar desde allí, ya que aún estaba profundamente enterrado en su novio, pero este no parecía interesado ya, en terminar lo que iniciaron – Me vas... a hacer mucha... falta – sollozó, tosiendo en el proceso, completamente sumido en su tristeza.

- Conejito... - el mayor soltó un suspiro, retirándose de él, para poder sentarse ambos en la cama y mirarse a los ojos – No voy a dejarte... viajaré y nos veremos tan seguido como nos sea posible – secó el desastre húmedo sobre el rostro de su prometido – Es una promesa... si tú lo quieres, compraré un boleto cada fin de semana – ofreció.

Sin embargo, Jungkook se inclinó para rodear su cuello y perderse en un abrazo, sorbiendo su llanto, aun medio ahogado con este. Hobi no tardó en acariciar su espalda desnuda, regando besos en sus trabajados hombros, en un intento de consolarle. Aunque su relación se había vuelto mucho más seria de lo que jamás imaginó, Hoseok no podía aplazar más su partida. Él sólo había venido por un par de semanas, para relajarse y reencontrarse con su familia. Ahora, regresaría a Japón convertido en una persona completamente diferente, con una pareja, un compromiso de matrimonio y sin sus viejos hábitos. Diablos, su secretaria estaría muy decepcionada ahora.

Considerando la reacción de su prometido ante la noticia de que tendría que volver en menos de un mes, con las vacaciones de invierno a sólo días, debía pensar una manera en que la despedida no terminara por descorazonarlo. Aun restaban varios días, y el chico ya mostraba claros signos de depresión, como en ese momento, que soltó el llanto repentinamente, cuando sólo segundos antes, ardían en llamas. Sabía que sus amigos, principalmente su hermano y esposo, estaban organizando una gran celebración de navidad y año nuevo, para aprovechar de despedirlo por todo lo alto, aunque Hoseok no necesitaba hacer más tortuosa la separación para su pequeño gigante. Parecía un chico forjado en hierro, pero realmente Jeon Jungkook era como un adolescente viviendo su primer amor y no quería lastimarlo aún más. Cómo deseaba poder llevarlo consigo hasta Japón y tenerlo a su lado cada día al despertar, como lo había hecho desde que iniciaron su relación. Más, por mucho que lo quisiera, no podía exigirle que dejara todo a medias, sólo para seguirlo hasta otro país, a pasar los días esperando por él en casa. Se sentía horriblemente egoísta por aquellos deseos, y no quería iniciar una relación a largo plazo, forzándolo a renunciar a lo que lo apasionaba.

- No puedes hacerle eso – se escandalizó Seokjin, cuando Hoseok pasó por el Temptation, a tener una profunda conversación, como aquellas que pocas veces tenían – El chicle se va a lanzar de un puente.

- Cállate, bobo – le lanzó el bolígrafo con el que jugueteaba, atinándole en el pecho – Mientras más alargue la despedida, peor se pondrá... ¿Crees que no me duele dejarlo solo aquí? – añadió, sintiendo un nudo en la garganta.

- Pero... ya está casi todo listo – Jin intentó negociar – Mamá convirtió la casa en el maldito Polo Norte – puntualizó – Hasta el papel de baño tiene unos renos estampados...

- No es como si alguna vez nuestra madre hubiera hecho de una celebración, algo simple – rodó los ojos, queriendo reír – ¿Ya olvidaste nuestros cumpleaños?