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—Siéntate en donde quieras. En un momento estoy contigo. —Many cuelga las llaves y su sudadera y se va a su cuarto, dejando al pelinegro en la sala.

Sube a su habitación y de la parte de hasta arriba su clóset, saca una caja de madera color azul capri con estrellas y lunas de color dorado. Ahí es donde guardaba su dinero, daba las gracias de ser una persona que tenía el hábito de ahorrar de otro modo el haberse quedado sin trabajo desde hace tres semanas hubiera sido jodido. Estaba sobreviviendo de lo que le sobró de la pensión de usa padres y todavía conservaba parte de su último sueldo.

Agarró una liga de cabello y tomo el dinero que le manda su abuela —que más bien era una cantidad algo simbólica— y lo apila con el resto que le ha mandado desde hace unos meses. Ese dinero para ella era totalmente intacto, lo guarda hasta el fondo de la caja y lo cubrió con un pañuelo. Era como si no existiera ese dinero, lo guardaba para alguna emergencia se le llegara a presentar a su abuela podérselo regresar o para usarlo en caso mega extremista.

Un acuerdo que tiene con sus padres es que su madre Jessica le mandaba dinero para el departamento y su padre Eiji le mandaba dinero para las cosas que llegara a necesitar para la escuela, porque, aunque ellos no le habían demostrado afecto y no se veían mucho, jamás se olvidaron de sus responsabilidades y eso era le daba un punto valido a Many para no perderles el respeto. Separa el dinero conforme a sus responsabilidades, le queda dinero al menos para vivir justamente hasta el próximo depósito.

Debo buscar un empleo, pensó.

Acomodó la caja en su lugar y bajo a la sala de estar. Mark estaba sentado enfrente de la mesa de los portarretratos viéndolos como si quisiera ver la historia detrás de cada fotografía.

—Disculpa la tardanza. —musita colocándose detrás de él.

—No hay problema. — dice sin mirarla. Hay muchas fotografías que le llamaron la atención a simple vista.

Toma la de un marco dorado; Era un hombre vestido formalmente, de pelo negro con un peinado en onda, estaba en cuclillas sosteniendo a una pequeña niña con coletas que estaba llorando, a lado de ellos está una mujer hermosa de pelo rubio, abrazando a la pequeña y dándole un beso en la mejilla. Lucían bastante felices como una familia feliz.

—Tenía cinco años, mi padre había ganado un caso complicado en el juzgado. Fuimos al centro comercial para celebrar y comimos de todo; incluso mi mamá comió la hamburguesa más grande, estaba siendo la niña más feliz, ya que eso nunca pasaba debido a las dietas que hacía para mantener la línea. Mi papá saco la cámara y le pidió a una señora que nos tomara una foto. —dice con nostalgia sosteniendo la fotografía por encima de la mano de Mark. Él no perdió detalle de la mirada y sonrisa melancólica que le daba.

𝗘𝗴𝗼𝗶́𝘀𝘁𝗮 || 𝗝𝗮𝗰𝗸𝘀𝗼𝗻 𝗪𝗮𝗻𝗴 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora