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Jiyeon
Mi habitación estaba hecha un verdadero desastre.
Desde el resto de las cobijas y almohadas en el piso, la ropa regada, condones en el piso y encima de la lámpara y el recipiente con palomitas tirado en el sofá. Pensé que iba a ser una tarde de películas de comedia con mi novio y un beso húmedo nos llevó a querer hacerlo de manera salvaje y desenfrenada.
Cuando mi respiración se normaliza, me acomodo en la cama hasta estar sentada, sostengo con fuerza la sábana que tapaba mi cuerpo desnudo. Aún me dolía la cintura por la sesión de amor que acababa de tener con Jackson, fue muy brusco para mí gusto, pero no me quejó porque valió la pena cada maldito segundo.
Observo de reojo a Jackson que estaba acostado con las manos cruzadas detrás de su cabeza, el rubio miraba el techo en absoluto silencio. Me gustaría preguntarle que mierda le sucede, acabamos de tener cuatro rondas de sexo y me da la impresión de que se encuentra insatisfecho y con la mente en otro lado.
Y eso no me agradaba. No me agradaba no ser su centro de atención. Se supone que estaba enamorado de mí desde hace dos años y ahora que me tiene a su maldita merced pareciera que tiene intereses y preocupaciones más grandes.
El celular de Jackson vibra y cómo si fuera urgente y lo único importante para él, este sale de su burbuja, se reincorpora bruscamente hasta la mesita de noche para tomar su celular, chasquea la lengua y junta las cejas en un gesto de disgusto y preocupación al leer lo que sea que le llegó, apaga el celular y lo avienta al mini sofá de junto.
No pasan tres segundos para que vuelva a tomar el celular. Como para confirmar si no paso algo por desapercibido. Libera un largo y pesado suspiro.
—Carajo. —maldice por lo bajo, vuelve a apagarlo y aventarlo sobre la mesita de noche.
Miro con mucha cautela cada una de sus acciones.
—Diecisiete. —suelto con tranquilidad y con las cejas entornadas. Me giro para analizarlo mejor, descanso mi cabeza en mi mano.
—¿Eh? ¿De qué estás hablando? —pregunta con una mueca y volteando a verme.
—De las veces que has revisado tu celular. Ya van diecisiete veces que maldices entre dientes y te molestas. —mientras le digo mi observación trazo figuras abstractas en su pecho con la yema de mis dedos— ¿Me dirás que sucede? —Jackson me mira fijo y con inexpresividad — Te lo pregunto porque al parecer el mensaje que acabas de recibir te ha puesto de mal humor y porque tengo la impresión de que esperabas un mensaje de alguien.
—Era un mensaje del CEO. —anuncia.
—¿Y qué te dijo? ¿Quiere que vayas a la agencia en este momento?
